Filosofía en español 
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Carta abierta a Izquierda Unida

Gustavo Bueno, Germán Ojeda, Ramón María Alvargonzález, Ricardo Sánchez Tamés, Carlos Iglesias y José Ignacio Gracia Noriega

Los firmantes, conscientes de nuestra responsabilidad como ciudadanos de Asturias, y extraordinariamente preocupados por el cariz que están tomando los últimos acontecimientos relacionados con el llamado “plan de Llanes”, dirigimos la presente carta abierta a la coalición Izquierda Unida, en la esperanza de que sus representantes en las instituciones sean consecuentes con sus anteriores tomas de posición en este asunto, que es extraordinariamente importante para la democracia y el crédito de las instituciones autonómicas, comprendiendo el enorme desprestigio que caería sobre toda la izquierda asturiana si permite que el Gobierno asturiano saque adelante un plan viciado de raíz en su tramitación y en el que, además, como acaba de demostrar LA NUEVA ESPAÑA, hay implicaciones de tipo político de alto nivel. Por eso, con esta carta, queremos hacer una llamada de atención a la responsabilidad histórica que Izquierda Unida tiene con la democracia asturiana si se sigue poniendo, por activa o por pasiva, de parte de intereses poco claros, abandonando a su suerte a las asociaciones cívicas y a la opinión pública, por razones que se nos escapan, aunque lamentablemente, las consecuencias puede pagarlas toda la ciudadanía.

Entendemos que no se trata aquí de un asunto menor, de puestos o de discusiones de partido, dado que lo que está en juego es mucho más importante. La razón y el corazón llevan a la mayoría de la militancia de la izquierda asturiana, socialistas y comunistas todos juntos, a tomar postura en contra del plan, mientras que los compromisos y equilibrios políticos, servidumbre de los aparatos de partido, parecen llevar a sus dirigentes a ceder ante la sinrazón, evitando la beligerancia ante asuntos que ponen en cuestión la transparencia y el juego limpio de las instituciones. Qué quede claro, esta carta no va contra el PSOE ni contra la coalición, va contra la política que practican algunos de sus representantes en las instituciones.

Espiral inexplicable de contradicciones

Prueba de ese desgarramiento es la postura que adoptó el grupo parlamentario de IU, en su día, en contra de ese plan, presentando una moción para que se paralizase, a la espera de la normativa regional sobre el urbanismo costero. La mayoría de los diputados de la Junta General del Principado respaldaron la moción, legitimándola democráticamente con el apoyo mayoritario de la representación electoral asturiana.

Sin embargo, Vigil parece inmerso en una espiral inexplicable de contradicciones con lo que debiera ser una práctica de gobierno socialista limpia y transparente: por ejemplo, esta misma semana, ante las nuevas informaciones aparecidas, en vez de pedir luz y taquígrafos, se dedicó a lanzar improperios contra una información veraz y contrastada en registros oficiales. Hace tres meses, Vigil, en vez de acatar la voluntad de la cámara, hizo aprobar el plan en la CUOTA, condicionándolo a ciertas modificaciones que ni siquiera se respetan ahora, y el próximo miércoles se espera la ratificación definitiva por parte de ese organismo emanado del Gobierno regional.

Hacer memoria, aunque sea muy somera, delo que significó el proceso de oposición a este plan nos trae al recuerdo los ataques contra las propiedades y las personas de los críticos del plan, en Llanes y en Oviedo, que incluyeron actos de violencia, amenaza y presiones de todo tipo, en una línea de violencia y caciquismo indigna de las ideas de progreso y libertad de opinión, de las que siempre se enorgulleció la izquierda, incluyendo un asalto, por parte de un grupo de alborotadores que penetraron con escándalo sin precedentes en el recinto supremo de la Junta General, invitados por Trevín.

Hemos asistido estos años a todo tipo de presiones para sacar adelante ese plan, agrediendo a los ciudadanos, practicando un trágala injustificable, en el que vale todo, desde la amenaza personal hasta el insulto a las instituciones parlamentarias. Pero el vigor democrático y la dignidad intelectual de muchos ciudadanos de muy distinto signo político han impedido hasta ahora que el trágala fuese aprobado. En realidad, hemos asistido durante estos dos años de polémica, desarrollado con una pasión y una vehemencia sin precedentes, al debate democrático más relevante de nuestra historia contemporánea, desde la caída de la dictadura franquista.

No aceptamos ya la vieja excusa de la autonomía municipal, que no nos vale, pues ése es un argumento que se utiliza cuando conviene. En Llanes ya hubo una suspensión de planeamiento y en Villaviciosa se suspendieron competencias, y la CUOTA es, en última instancia, una institución presidida por una consejera que ostenta la delegación de autoridad del propio Presidente. En consecuencia, Vigil tiene en sus manos todo el poder para resolver este asunto, como él mismo acaba de reconocer, diciendo que hay que llevar el asunto de Llanes al Parlamento.

No cabe invocar aquí, como en el caso de Ensidesa o Hunosa, las dificultades internacionales de alta política, la evolución tecnológica o las opiniones de la Comisión Europea, argumentos que continuamente justifican las dificultades de nuestro Gobierno para solucionar problemas cotidianos, de la economía asturiana, pues nos encontramos, simplemente, ante una disyuntiva en la que hay que elegir entre la democracia y la opinión pública por una parte, y la coacción y el interés particular por otra. Es una decisión que puede tomarse dentro de las instituciones asturianas sin ninguna interferencia: aquí no caben disculpas.

Las cosas no tienen vuelta de hoja

Llegados a este punto, las cosas ya no tienen vuelta de hoja. Si la solución se encuentra en manos de Vigil, que preside un Gobierno socialista, es evidente que, al no disponer de una mayoría suficiente, necesita el voto de IU para sacar adelante todas sus iniciativas, e incluso para mantenerse en el poder. Seamos serios. Si Izquierda Unida adopta una actitud firme y consecuente, en línea con la opinión pública, coherente con lo que piensan las bases comunistas y socialistas y con lo que la misma coalición ha pedido reiteradamente en la Junta, ese plan no puede ser aprobado bajo ningún concepto. Ser consecuente con uno mismo, con la transparencia y la limpieza democrática de las instituciones, implica coherencia con la tradición de un movimiento político arraigado en la memoria colectiva de Asturias, como es la izquierda. Así, si IU se mantiene firme, el Gobierno de Vigil no tendrá más remedio que volver a la sensatez y a la verdad, es decir, a lo que el socialismo siempre tuvo por su norte y guía.

Cierto es que Vigil, Trevín y algunos otros son los responsables de haber puesto en marcha este desgraciado asunto, pero a Izquierda Unida le corresponde decidir, a causa del giro tomado por los acontecimientos. IU tiene que elegir entre una trayectoria consecuente o una inhibición culpable, escogiendo entre dos alternativas que no permiten otra solución. En uso de la legitimidad que le atribuye la voluntad ciudadana, IU puede y debe impedir la consumación de este desafuero, llegando hasta donde sea necesario, para evitar la aprobación definitiva de un plan que consagra la arbitrariedad urbanística, destruye el paisaje de una zona natural única, prostituye la democracia ignorando a la opinión pública y la voluntad mayoritaria de nuestra cámara legislativa, introduciendo un descrédito imparable en la fiabilidad de unas instituciones que, lejos de trabajar al servicio de la mayoría, ya sólo parecerían rendir pleitesía ante la especulación inmobiliaria y ante los manejos de ciertos grupos de capital, dispuestos a todo, para lograr sus objetivos.

En definitiva, de la actitud que adopte la dirección de Izquierda Unida y su grupo parlamentario depende mucho más que el plan de Llanes, de ello depende, sobre todo, el crédito de las instituciones y de la democracia, además de la credibilidad de una izquierda que vería su imagen mancillada para muchos años.

Los socialistas y los comunistas, las bases que conservan íntegra su fe en un proyecto de izquierdas para el Principado, no perdonarán nunca que sus cúpulas manchen una trayectoria inmaculada de lucha por la libertad y la democracia.