Editorial
Con el título de CRISTIANDAD como nombre y como bandera, se dispone esta revista a presentarse en el campo de las publicaciones católicas con características bien definidas. Ellas se indican ya al exponer la razón de su título. Se irán definiendo más todavía al salir a la luz sus primeros números.
Casi sin excepción, cuando una revista aparece, viene a llenar algo tan fríamente geométrico como debe ser lo que se ha dado en llamar un vacío. CRISTIANDAD, más que a llenar un vacío, viene a crearlo y hacerlo sentir.
Viene, en primer lugar, a despertar de nuevo el interés de los católicos por todas aquellas cuestiones fundamentales que, poco a poco, se han ido apartando de la zona de sus preocupaciones, y especialmente por los problemas que afectan directa o indirectamente al perfeccionamiento y a la existencia misma de la sociedad.
Pero, sobre todo, frente a la inconsciencia o el pesimismo provocados por la magnitud de los males presentes, CRISTIANDAD, sin disimular el peligro ni cerrar los ojos ante él, viene a fomentar la esperanza y a levantar los corazones, proyectando la historia, y por tanto el momento que vivimos, en la esfera superior del plan de Dios.
Como anticipo y muestra de lo que será, Dios mediante, CRISTIANDAD, presentamos hoy este ejemplar. Por él se verá que no pretende descubrir una doctrina nueva, ni sentar cátedra alguna, sino simplemente proponer y divulgar las enseñanzas de la Iglesia, de sus Romanos Pontífices, y de sus Doctores, manantial inagotable de eterna salud.
Una en su doctrina, múltiple en sus aplicaciones, todas las manifestaciones del espíritu humano tendrán cabida en sus páginas, ordenadas siempre a aquel ideal superior.
Como el lector podrá ver en este número, CRISTIANDAD no viene a ser una revista de carácter piadoso o eclesiástico propiamente dicho, ni menos una revista política. Será, en cambio, una revista «social» en su sentido más amplio, porque se interesará por todos los problemas de la sociedad civil, aunque desde el punto de vista cristiano; y también una revista «religiosa», porque se interesará por los temas religiosos, aunque desde el punto de vista social. Y todo ello encaminado a llevar a la mente y al corazón de sus lectores esta consoladora verdad: que sólo en el Reinado social de Jesucristo, eficaz promesa de su divino Corazón, encontrará la sociedad el remedio de los gravísimos males que actualmente la afligen y amenazan.
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