Filosofía en español 
Filosofía en español


[ José Francos Rodríguez ]

Esfuerzo necesario

La lengua española y el iberoamericanismo

portada ABC

Hace poco tiempo que un orador cultísimo y autorizado, D. Augusto Barcia, afirmó, coincidiendo con pareceres generales, la conveniencia de mantener en España comunidad mundial con los pueblos americanos, a los cuales nos ligan identidades de lengua, sentimientos y costumbres. Se persigue, en efecto, con afán vivo tal propósito, y de él dan señales continuas y expresivas pormenores que merecen reflexión, estudio, análisis independientes y, sobre todo, acciones enérgicas; por eso nos parecen muy bien los propósitos encaminados a celebrar Congresos, Juntas o sencillas reuniones, donde se concierten con los españoles representantes de las 20 naciones que entraron en la cultura universal por la puerta que nosotros les franqueamos. En 1900, antes de empezar el siglo XX, reunióse en Madrid una Asamblea de tal índole, aurora del espléndido día contemplado en los actuales. De ella guardamos gratísima y ejemplar memoria.

Figuraron en el Congreso de entonces: por la Argentina, Pelegrini, ex presidente de la República, y Emilio Mitre, director de La Nación, de Buenos Aires; por Chile, Alberto Blest; por Méjico, Justo Sierra, Manuel Iturbe y Francisco Icaza; por Perú, Alejandro Deustua y Eduardo Lemoke; por Guatemala, José María Carrera; por Colombia, Julio Bethancour; por Ecuador, Leónidas Pallarés; por El Salvador, Pérez Triana; por el Paraguay, Eusebio Machain, tomando además parte en las tareas de tan destacada reunión Rubén Darío, Héctor Varela, Julio Calcaño y Alonso Criado. La muerte se llevó, en gran parte, a quienes hace treinta y un años nos honraron con su visita, iniciando el período actual, donde continúan siendo esperanzas algunos propósitos merecedores de positiva efectividad.

Por lo mismo, me ilusionan cuantas Asambleas se conciertan sólidamente, y supe con alegría que, entre otras disposiciones acertadísimas, se propuso en el II Congreso Nacional del Comercio Español, reunido en Sevilla, convocar a un Certamen hispanoamericano de cinematografía, aduciendo algunas razones para demostrar su necesidad. Una amplia política –se decía– ha de practicarse entre los países de abolengo hispánico y su antigua metrópoli, y no será completa, a pesar de los esfuerzos que se realicen en su apoyo, si no se incluye un estudio que suprima casi en absoluto el impuesto de entrada a las películas hispanoamericanas en España, y a las de ésta en las diferentes Repúblicas filiales. Si entre todos no se forman Empresas potentes capaces de desarrollar en los países mencionados entidades comerciales de producción, distribución e intercambio de películas, que puedan ser un poderoso tope, tan poderoso como la competencia norteamericana, a la que tiene que contrarrestar por completo si ha de lograrse un éxito feliz, quedaremos en trance difícil y de consecuencias endiosas.

Creí muy interesante el tema, y, convencido de su trascendente utilidad, me atrevo a formular mi voto en pro de tal idea, mirando sólo a cuanto se refiere al idioma, contra el que constantemente se dirigen muchos ataques. Aunque se mirase tan sólo a los intereses materiales, urgiría vigilar, atender cuanto atañe al cinematógrafo, de poder difundido por todo el mundo y cuya significación se acrecienta día por día en cuantos pasan. Además basta sólo tener en cuenta lo concerniente a la lengua castellana para apoyar lo que requiere su defensa, empleando procedimientos puestos en nuestras manos y cuya oportunidad y urgencia son indiscutibles.

“Donde decae el idioma decae el espíritu nacional”, afirmó Valera. “La lengua –dijo Olózaga– es la historia de la Patria, el testimonio vivo de las naciones que le han poblado, la preponderancia de ciertas razas, las modificaciones hechas por otras, el depósito de las tradiciones de todas ellas, el tesoro de las ideas acumuladas por ellas.” Pueden multiplicarse testimonios excelsos como los apuntados para convenir en la precisión de precaver al idioma español de cuantos peligros le acosan. Ese fue el punto culminante que nos empujó a los que vimos con simpatía la propuesta del Sr. Viola, pero se pueden añadir otras varias consideraciones, aplaudiendo la iniciativa de reunir un Congreso cinematográfico, al cual concurran quienes tienen por lengua la española, y además los que se sientan ligados a ella por devoción inquebrantable, robustecida por afanes manifiestos con el fin de borrarla.

Además, la Asamblea proyectada atendería a cuantas inquietudes provoca el cinematógrafo, examinando también el aspecto económico de la cuestión, pidiendo el contacto íntimo de España con naciones de origen hispánico, para conseguir, según advertimos reiteradamente desde estas columnas, estrechamiento inaplazable entre pueblos llamados a formar un círculo de naciones unidas. En la agitación presente, dominadora en absoluto de todos los ánimos, interesa mucho lo relacionado con el cinematógrafo. Con rapidez va ganando el cine la atención pública; somos infinitos los que antes mirábamos indiferentemente sus avances; pero en la actualidad reconocemos su absorbente influjo, el desmedido y avasallador poder de su fuerza, por lo cual creemos muy puesto en razón que se concierten elementos afines para disfrutar de las ventajas obtenidas por su desarrollo.

Se trata de encauzar elementos espirituales de gran alcance, y con especialidad de lo relativo al idioma, y notamos por los primeros síntomas la existencia del propósito para lograr con blandura y sencillez el destronamiento del idioma español, que conserva y crea la fraternidad entre quienes por su fortuna lo usan.

Bastan los motivos indicados con el fin de apoyar la propuesta de D. Fernando Viola, y dirigida a los comerciantes hispanoamericanos reunidos en Sevilla. Se necesita vivir de prisa en los actuales tiempos, y es condición indispensable prever contingencias de lo por venir. Por eso, cuantos por capacidad, gusto y aficiones intervengan en la cinematografía piensen en lo que pueden significar sus cambios progresivos, teniendo a la vista, eso sí, como necesaria, la compenetración e inteligencia de cuantos países hablan español. Sus primeros movimientos advertirán a cuantos no los esperan que nos opondremos al despojo, del cual hay señales en renglones escritos y en voces transmitidas; que no han de encontrarnos insensibles o mal dispuestos cuando se exterioricen. Aunque sólo hubiese la razón de amparar la lengua castellana, ésta sólo justificaría el esfuerzo demandado para organizar un Congreso hispanoamericano de cinematografía.

J. Francos Rodríguez

ABC diario ilustrado
Madrid, 29 de enero de 1930
año 26, número 8.453
página 10

Páginas cinematográficas

Temas del momento

Los diálogos en inglés

Recientemente, y en estas mismas páginas, recogimos un acuerdo del Gobierno cubano a propósito de las películas habladas en inglés. Cuba, dando con ello una prueba de acendrado patriotismo y de amor al idioma, iniciaba una ofensiva contra la invasión de films hablados en otra lengua que no fuese la española.

Ahora es Méjico el que secunda aquella actitud, imponiendo un recargo considerable en los derechos de Aduanas a las películas cuyos diálogos se desarrollan en inglés, y prometiendo, en cambio, proteger decididamente todos aquellos films cuyos actores se expresen en castellano.

En España, cada vez va familiarizándose más el público con el cine parlante, pero no oculta en ningún momento su disgusto cuando, con harta frecuencia, se ve obligado a soportar escenas habladas en un idioma para él incomprensible.

Creemos que España debiera imitar el ejemplo de sus hijas Cuba y Méjico, tomando medidas encaminadas a evitar que la lengua inglesa continúe imperando en nuestras salas de exhibición. Estimamos que la adopción de un acuerdo en ese sentido no ofrece grandes dificultades ni lesionaría intereses, siempre respetables, puesto que el acuerdo no habría de ir contra las Empresas extranjeras, sino contra el procedimiento actual.

Además, creemos firmemente que el hecho de incorporar nuestro idioma a sus producciones, no sólo no perjudicaría a las Casas editoras, sino que sería beneficioso para ellas, ya que existen en todo el mundo cien millones de habitantes que hablan el idioma español.

Desde Hollywood

Resucitando películas silenciosas

La escasez de buenos temas para el cine parlante es indudable hoy día en Hollywood: los productores han observado lo que en esta misma página dijimos hace algún tiempo: que un argumento para una cinta dialogada tiene que ser más perfecto y de mayor valor artístico que una historia para una cinta “silenciosa”. El cine hablado se parece al teatro, y requiere tesis, ideas sólidas, conflicto pasional lógico y posible. La aventura absurda y descabellada no tiene ya cabida –¡felizmente!– en las películas sonoras, y, por lo tanto, se ha presentado el problema grave de obtener buenos argumentos para adaptarlos al cine.

Y como para siete vicios hay siete virtudes, los productores se disponen a la tarea de “resucitar” en forma hablada algunas viejas y famosas películas que dieron fama y dinero a sus autores años atrás. Serán filmadas nuevamente en forma sonora, pensándose que así resultarán mejor, no solamente por los eficaces medios técnicos fotográficos, sino porque la adición de diálogos y sonidos aumentará su realidad.

El fantasma de la Opera ha sido ya “re-hecho” en esta forma, si bien Lon Chaney se negó a actuar en la nueva versión, dejándose la mayoría de las escenas “mudas” en que él aparece. Es, pues, un “fantasma” silencioso rodeado de seres que hablan... Sus productores tienen, sin embargo, mucha fe. Otra Empresa anuncia reeditar nuevamente La paloma (llamada en España El mejor caballero), que fue una de las peores cintas de Norma Talmadge hace un par de años. Esta vez Lupe Vélez será la protagonista, y ojalá que, siquiera por respeto a los mercados hispanos que esa Empresa explota, no tenga esta nueva versión los errores y las gratuitas ofensas que para nuestra raza se advertían en aquella desdichada película.

La misma organización ha decidido rehacer Resurrección, de Tolstoi, con sus mismos intérpretes anteriores: Dolores del Río y Rod la Rocque, dándole ahora un carácter “musical” que no nos acertamos a explicar en qué consiste. Pudiese ser que los diálogos agregasen belleza y realidad a la nueva versión, pero la música tiene, en el poema de Tolstoi, muy pequeña justificación. Y ojalá que no ocurra –como ya lo han hecho otras Casas– que se destruya la belleza de un tema tan grande como ese, por agregarle innecesarios trozos musicales.

Otras organizaciones siguen el mismo camino. Lilas del campo, que hizo David Wark Griffith hace algunos años, será filmada y dirigida por Alexander Korda, utilizando nuevamente a Corinne Griffith como protagonista. Paraíso prohibido, que fue uno de los buenos triunfos de Pola Negri, y La duquesa y el camarero, otra buena película que dio prestigio a Menjou, serán también filmadas en forma sonora. Entre tanto se prepara nada menos que Madame Sans Gene, para Clara Bow...

Todo esto significa que hay crisis de buenos, argumentos, a pesar de que los estudios están repletos de nombres de escritores famosos, cuyo prestigio se debe a los miles de cuentos semanales con que han llenado durante años los magazines de los Estados Unidos. Pero, si hemos de ser francos, todas esas historias producidas en un par de horas para satisfacer propósitos editoriales para una masa anónima de muy alta cultura agregan muy poco o nada a la buena literatura de este país, y, por lo tanto, sus autores forman una pléyade, aparte de los buenos nombres de la literatura norteamericana. Son, por el contrario, simples “fabricantes” de cuentos generalmente absurdos o fantásticos, apropiados a niños con deseos de aventuras o para flappers sentimentales. El cine hablado les ha exigido mejores temas, cosas más humanas, más lógicas, y no han podido hacerlas. De ahí que los productores, en esta verdadera crisis de ideas para escribir buenos argumentos cinematográficos, hayan recurrido a los viejos temas que fueron base de las más famosas películas “silenciosas” durante la última década.

Carlos F. Borcosque

ABC diario ilustrado
Madrid, 29 de enero de 1930
año 26, número 8.453
página 13

Páginas cinematográficas

Las películas en idioma español

La Metro-Goldwyn-Mayer, deseosa de prestar a su nueva producción hablada en idioma español, la perfección que se requiere para una modalidad artística llamada a difundirse en todo el mundo de habla hispana, está realizando importantes gestiones cerca de los grandes maestros de la comedia española, encaminadas a asegurarse la exclusividad de obras inéditas para el cinema.

A este efecto ha invitado a algunos de nuestros más ilustres comediógrafos a trasladarse por una temporada a California, para orientarse en la técnica cinematográfica, y poder crear con todas las garantías de éxito este nuevo tipo de comedia hablada para el cinema.

Es altamente interesante para España el empeño puesto en esta cuestión por la conocida organización americana, teniendo en cuenta que el idioma y la mentalidad españoles han de hallar en el cinema parlante su más noble difusión en todos los países de lengua. castellana.