“Yo fui nazi”
Dos históricos del Círculo Español de Amigos de Europa relatan los últimos años de la asociación neonazi y su intento por renovar un proyecto acabado
[foto] Abandono. Christian Ruiz Reguant, ex líder de CEDADE en Madrid y ahora alejado de las tesis neonazis, en la sede de la asociación en una imagen tomada en noviembre de 1991.
Madrid / Alberto Gayo.– Todos los chavales que entraban en la sede de CEDADE en Madrid salían con el brazo en alto. Eran pocos los visitantes del bastión neonazi, pero la capacidad de sus dirigentes para cambiar la mente era efectiva. Entre esos ideólogos estaba Christian Ruiz Reguant.
Hoy, cuatro años después de la disolución del Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE) –organización que llegó a tener delegaciones en muchos países europeos y de Latinoamérica–, este periódico repasa la última etapa del grupo y clarifica, con datos aún no conocidos, los últimos días de estos neonazis. Para ello es esencial el testimonio de dos históricos, Christian Ruiz y Laureano Luna, hoy en día alejados de la órbita nazi y dedicados uno a la industria y otro al terreno académico.
En 1983, CEDADE tiene uno de sus primeros debates internos. Luna, entonces delegado en Jaén, remite a la dirección un informe en el que advertía que mantener la ortodoxia nazi y la defensa del totalitarismo nazi y el revisionismo –negación del holocausto– “no tenía sentido porque se había perdido el contacto con la realidad, y propuse algo en esos momentos muy radical: dejemos de ser nazis y orientemos CEDADE hacia ideales democráticos”. Le costó su cargo.
El partido neonazi estaba en su mejor momento, política y económicamente. Con alrededor de 1.500 afiliados, una librería y varias imprentas en funcionamiento, el negocio editorial crecía como la espuma. “Las ventas por catálogo daban bastante dinero para mantener la infraestructura, eran tiradas muy cortas y se vendían completamente en Europa y América”, reconoce Ruiz. “Pero entonces se empieza a descuidar la acción política y los negocios absorben a CEDADE”.
Eran un buen momento para sus aspiraciones. Los seguidores más radicales y violentos, los ‘cabezas rapadas’, son los que llenan sus conferencias y congresos. “No sólo comenzamos a tener problemas con la Justicia, sino que estábamos haciendo una defensa del nacional-socialismo, estás convencido y decides mantener viva una acción política, y te das cuenta de que a nuestras conferencias van muchos ‘cabezas rapadas’, que terminan abusando de nuestra ideología”. No los supieron parar o no quisieron. “Ellos pensaban que éramos unos neonazis burguesitos y traidores porque no hablábamos de matar negros y judíos”, explica Ruiz.
El verano del 92 es otra fecha clave. CEDADE monta un campamento internacional, al más puro estilo hitleriano, en la localidad catalana de Olván. Junto a figuras del revisionismo y recuperadores de la ‘obra’ de Hitler, son invitados, curiosamente, personas más ligadas a la ‘Nueva Derecha’ y el autor del ‘Proyecto de Futuro’, Laureano Luna. “Era una carta-bomba, el mismo documento del 83 pero pensado como transición para hacer no nazis a los que lo eran”, explica Luna.
Los más de 100 participantes escuchan sorprendidos, rodeados de tiendas de campaña, mástiles con emblemas nazis, himnos y música wagneriana. “El entonces presidente de CEDADE, Pedro Varela, empezó a pasarlo mal. Algo ocurría y él seguía liado con sus conferencias en Europa”, asegura Christian Ruiz, quien admite que Varela “estaba descolgado”, porque dirigentes de Madrid como José María Ruiz o Eduardo Arroyo habían madurado, era gente que sabía lo que era el Estado de Derecho y ya no comulgaban con ruedas de molino”. La casualidad une a Christian de viaje de novios, y a Varela en Alemania, y por otra parte a Luna y Arroyo en otra ciudad germana. Allí se desvelan mutuamente la necesidad de un giro, “porque mi conferencia había sido bien acogida en sectores de CEDADE”, según Luna.
De repente, en septiembre, se produce la puntilla. Varela es encarcelado en Austria por hablar laudatoriamente de Hitler. En Madrid, piensan que la campaña por su libertad no debe reivindicar el nazismo, sólo la libertad de expresión. En Barcelona creen que se debe aprovechar el contexto para sacar a relucir el nacional-socialismo. “Era el momento, materialmente, para dar el giro a CEDADE, pero no sentimentalmente”, comenta Christian.
Con Varela absuelto y ya en España, se encuentra con el denominado Instituto de Estudios Sociales (IES), un proyecto montado por los ‘renovadores’ del neonazismo, con vídeos y ciclo de conferencias, en una jugada estratégica para “desnazificar definitivamente CEDADE”.
El Círculo se rompe. Ruiz, Luna y otros organizan una comisión ejecutiva, desterrando el revisionismo y la simbología. En mayo, Varela se da de baja y José María Ruiz, vicepresidente y ‘renovador’, disuelve CEDADE.
Christian Ruiz recuerda así su paso por el Círculo: “No podíamos expresarnos porque los medios de comunicación te machacaban. Entonces pedíamos la libertad de expresión, y te das cuenta de que las personas necesitan esa libertad, y que si tú llegas al poder vas a tener que reconocerla. Fue el momento en el que piensas que tus ideales no pueden estar ligados a ningún tipo de totalitarismo”. Luna, quien asume haber dejado de ser nazi hace ya 15 años, concluye que la “única forma de organización política no puede basarse en un caudillo, en un dictador, sino en una democracia, aunque sea necesario mejorarla”.
Esoterismo y Nueva Derecha
Siempre ha habido sospechas de que los nuevos fascismos han mantenido puntos de unión con corrientes de pensamiento esotérico y que otros muchos han mantenido sendas de opinión cercanas a la denominada “Nueva Derecha” europea. Por ejemplo, bajo las consignas de “ganar la cultura antes que la política”, ex dirigentes de CEDADE, como José María Ruiz o Eduardo Arroyo, se incorporaron al “Proyecto Aurora”, que en la actualidad edita desde Madrid la revista “Hespérides”, dirigida por el periodista valenciano Javier Esparza, en la que colabora, entre otros, el fundador de CEDADE Antonio Medrano. El denominado Centro Unitario, entramado neonazi con sede en Barcelona, califica esta revista de “maravillosa, que lees con pasión, aprecias su calidad y te metes en su texto, analizas, discutes y aprendes lo mismo que disientes”.
Dentro de esta “Nueva Derecha”, un referente imprescindible para los antiguos ideólogos neonazis es el escritor francés Alain de Benoist, que dirige “Nouvelle Ecole y Krisis".
Con De Benoist mantienen contactos tanto Esparza como Isidro Juan Palacios, expulsado del PP en la época de Hernández Mancha y actual colaborador del mensual “Próximo Milenio” (de carácter esotérico), publicación en la que también colaboran los neofascistas Fernando Márquez (que a su vez difunde “El corazón del bosque”) y Ernesto Milá, y dos escritores situados en la órbita del PP, Luis Racionero y Fernando Sánchez Dragó. Este último, que está al margen de teorías neonazis, se siente muy atraído por temas esotéricos en los que sí participan antiguos fascistas como Miguel Serrano, ex cónsul chileno en Austria y al que antiguos neonazis sitúan como “maestro de Sánchez Dragó, al que realmente admira”. Una editorial colombiana (Ed. Solar) está publicando ahora textos de León Degrelle, Adolfo Hitler y del propio Serrano.
Curiosamente, el fanzine neonazi “Tribuna de Europa”, editado en Barcelona, publica en su número 9 textos de Alberto Buela y Javier Esparza. El primero, colaborador de “Hespérides”, dirige en Argentina Disenso, nombre también utilizado por asociaciones ultras en nuestro país.