Heraldo de Madrid
Madrid, lunes 17 de junio de 1935
 
año XLV, número 15.380
página 16

El Congreso Internacional para la Defensa de Cultura

El joven escritor Carranque de Ríos nos habla de la significación y alcance que dicho Congreso tendrá en el mundo intelectual

Carranque de Ríos, visto por Del Arco
Carranque de Ríos,
visto por Del Arco

Carranque de Ríos es uno de los escritores jóvenes que gozan ya de una personalidad destacada. Su primer libro, Uno, le consagró como una esperanza en el campo de la novela, y su reciente publicación, La vida difícil, le dio ya un nombre de notoriedad. La primera de sus novelas fue traducida al ruso, y se han vendido de ella millares de ejemplares.

Sus méritos y su independencia le han valido para que los organizadores del gran Congreso internacional de escritores le citen en París para el próximo día 21, en unión de diversas personalidades literarias.

El Congreso se denomina para la «defensa de cultura», y ha sido organizado por los más prestigiosos valores de la intelectualidad francesa, entre los cuales figuran en primera línea Rolland, Gide, Barbusse, Malraux, Richard Bloch, Cassou, etcétera, y asistirán del Extranjero Gorki, Dos Passos, Wells, &c.

De España han sido invitados y han prometido su asistencia Valle-Inclán, Manuel Azaña, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Araquistain, Álvarez del Vayo, García Lorca, Ramón J. Sender y Carranque de Ríos.

Hemos juzgado interesante cambiar unas breves palabras con el joven escritor Carranque de Ríos, al cual sorprendemos con nuestra solicitud de interviú breve.

Vencemos unos reparos del novelista y éste nos habla así:

—Pues aquí me tiene, amigo, puede decirse que casi preparando las maletas para el viaje a París. En realidad, el Congreso de Defensa de Cultura juzgo que ha de resultar interesantísimo, no sólo por las personalidades que de todo el mundo intelectual acude a él, sino por las tareas y labor del mismo en defensa, como su mismo nombre indica, de la cultura y de la libertad de la pluma.

El Congreso comienza el día 21 y sus tareas creo que durarán unos quince días. En ese tiempo se examinará la labor literaria realizada por los diversos países, las trabas que por parte del nazismo se pone a determinados escritores y las persecuciones de que éstos son objeto por Gobiernos de una y otra tendencia. Los acuerdos han de ser muy importantes, y, sobre todo, adquieren importancia al estar avalados por las firmas de lo más destacado de la intelectualidad mundial.

Yo he de mandar a HERALDO DE MADRID unas impresiones de este Congreso, ya que por su importancia requiere la atención de este periódico.

Continúa hablándonos Carranque de Ríos del máximo interés que este Congreso despierta en todo el mundo literario, y cuando hace punto le abordamos para dedicar unos minutos de la conversación a su labor de escritor. Modestamente intenta escapar; pero al fin nos dice:

—Estoy preparando mi tercer libro, al que provisionalmente le titulo Cinema. Se trata de una novela que recoge toda la lucha de la cinematografía española en la época del cine mudo. Por ella desfilan tipos que juzgo muy interesantes, lo mismo que la época pintoresca y triste a la vez.

—¿Y de teatro?

—De teatro, nada por ahora. Aunque parezca mentira y resulte casi una divertida paradoja, yo soy un hombre ordenado. No se sonría. Me hallo dentro del campo de la novela y no quiero salir del mismo hasta que mi labor quede y la juzgue completa dentro de este género literario. Además, que un escritor como yo, al que le gusta decir cosas propias, aunque sean raras, encuentra más libertad en el libro para ello que en el diálogo teatral, sujeto al freno del espectador del momento, que se juzga crítico al minuto sin poder detenerse a meditar. El teatro, para todo escritor libre, es un freno molesto. Algo así como si tuviéramos que escribir con camisa de fuerza. Además, y esto es lo triste, que yo estimo que el momento actual del teatro es de una gran decadencia y nos encontramos ante una mediocridad de la escena lamentabilísima, en la que caería seguramente sin poderlo evitar todo escritor joven que asaltase la escena. No… Es preferible esperar unos años. El teatro vendrá cuando me canse de hacer novelas, y eso por ahora lo juzgo tardío, pues es el género literario que más me agrada y va más dentro de mi temperamento. Escribir con un freno nunca podré hacerlo… Por esto mismo colaboro poco en los periódicos. Ahora me brinda HERALDO una ocasión magnífica. Eso sí. Además de ser este periódico de mi predilección, las impresiones que desde París mande del Congreso han de ser personalísimas y creo que muy interesantes, por los valores literarios que concurren al mismo y por los acuerdos que se tomen… Y nada más, que preparo mis maletas y salgo para París en breve…

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Andrés Carranque de Ríos
Congreso Defensa Cultura París 1935
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