La Conquista del Estado Madrid, 14 de marzo de 1931 |
número 1 página 2 |
Keyserling en España |
O el comercio alemán de ideas |
Estará nuevamente en España, en las Baleares, isloteando, el gran conde de Keyserling. El gran vividor y bebedor de la filosofía alemana de posguerra. ¿A qué vuelve a España Keyserling? Los periódicos lo dicen. Pero los periódicos nunca saben lo que dicen. Dicen los periódicos que va a ser el eje de una nueva inteligencia castellano-catalana de «selectos intelectuales». Que se le va a dedicar una especie de feria de ideas. ¡Menuda feria! ¡Es de hace años que el conde anda buscando esta Bugramesse española! Pero en España tenía buenos corredores y comisionistas, y no ha tardado en encontrarla. El conde –como siglos atrás el pío Erasmo, otro castizo flamenco de la filosofía– trata de consolidar dos negocios, que es uno mismo en el fondo: el pangermanismo. Por un lado, busca la amistad española para dar que pensar a la pobrecita Francia. Y por otro, quiere asegurar el mercado hispano-americano cultivando bien los agentes más autorizados de la metrópoli hispana. No es que nos parezca mal del todo el báquico conde del Balta. Y mucho menos el esfuerzo imperialista de Alemania por alumbrar «un nuevo mundo que la nace» frente a la decadencia «des Abendlandes», frente a la mezquindad occidental. Pero conviene advertir que, aunque trate a nuestros selectos como a «colonizados», aún hay en nuestro país quien mira duro y alerta a las caras duras. Y que hay quien no se embarca en todos los tiovivos de las ferias. Por muy de ideas alemanas que sean estas lonjas de contratación. |
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