Filosofía en español 
Filosofía en español


El S. E. U.

Sobre España, rápidamente se extendía una negra nube de artificios democráticos, de plagios inactuales, de bastardías. En las Universidades del suelo hispano se respiraba un ambiente saturado de odios, un ambiente frío y cosmopolita; hasta ellos había llegado la ponzoña del anarquismo y bolchevismo. Las fuerzas de salvación, las fuerzas que sacarían a España de su postración vivían en una juventud impulsiva llena de idealismo, que añoraba desde la encrucijada de la cárcel sombría en un amanecer de banderas victoriosas. Esta juventud que se había conservado sana, sin mancha en medio de un torrente de pasiones, de una tétrica obra marxista, era el S. E. U., eran las juventudes universitarias, que conservándose libres del fétido aliento de la revolución internacional y comprendiendo nuestro caudal espiritual y cultural corrieron presurosas a salvaguardar la esencia misma de nuestra hispanidad, de nuestra catolicidad.

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El S. E. U. avanza decidido sobre la indiferencia. El marxismo cejado por su audacia le esperaba en las encrucijadas de la esquina; le perseguía sañudamente.

Las juventudes universitarias avanzaban sobre un ambiente viciado de odios, de ignominioso bochorno…, avanzaba con epopeyidad, con majestuosidad y prestancia hacia la primavera anhelada por tierra, aire y mar.

Yugo y flechas, brazo en alto, azul de camisa vieja. Impetuosidad y clarines a la muerte, sacrificio y austeridad. Fusil en alto y salto de tigre por España, en las largas y duras jornadas de la guerra. Estudio y acción, en la paz ganada tras la victoria. Este es el gran estilo épico imperial, atlético, que rigen a las falanges del S. E. U.

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El S. E. U. ha lanzado su consigna de delirante españolismo: “Hemos de volver a ver a España como la veía el Rey Sabio, como sujeto de todo lo mejor, como una construcción militar y religiosa”.

Es el Don Quijote, el esforzado caballero al servició del concepto vertical y misional de la cultura, de una batalla e imposición continua.

El S. E. U. propugna una Universidad que realice, como finalidad suprema, la “conversión de todo valor intelectual en potencia, en un valor intelectual efectivo, ‘debiendo’ ingresar por consiguiente en ella todos los aptos, sea cual sea su posición social y económica”, proclama el retorno a un proceso de Catolización, de hispanidad para llegar a la raíz de nuestro ser.

El S. E. U., que sabe de Universidades de moda, dispersivas y decadente, lanza intransigente su grito de guerra: se impone un deber, devolver, a la Universidad su verdadero concepto, su verdadero sentir, pensar y querer. Volver a la Universidad que habíamos perdido durante dos siglos, volver a la piedra angular de nuestro Imperio espiritual, a la “comunitas magistrorum et scholarium”, a la Universidad salmantina, cifra de las demás Universidades hispanas.

El S. E. U. con gallardía helénica lanzará la flecha, suma de todos los esfuerzos y sacrificios hacia la inmortal España, Imperio de los Reyes Católicos, hacia la España grande, una y libre que anhelamos.

Y ahora en nuestra ardiente actualidad, en estos solemnes instantes de batallas y triunfos de la Historia renaciente de España, en este amanecer de días imperiales, reiteramos nuestra consigna: “Juventudes de Cristo en España, veinte pueblos nos contemplan y esperan de nosotros que marquemos la ruta de la conquista y del imperio espiritual, por el cual dimos vida vida a un continente”.

Juventudes portadoras de la “única verdad”. Por el Cristo Redentor de toda la humanidad, por el Cristo crucificado. ¡Viva Cristo Rey!

Juventudes del Imperio, que lleváis la verdad inmutable que no cambia. Por la España: Una, Grande y Libre, por la España “novia de Cristo” ¡Arriba España!

José Perdomo García