Filosofía en español 
Filosofía en español


La cuestión del cinematógrafo y la de la moral de la calle

Luis Falguera

Contestación al cuestionario sobre la moral del Cinematógrafo

I. Las proyecciones cinematográficas, tal como hoy se explotan, deben someterse a reglas higiénicas, desterrando asuntos criminales y escenas pasionales por excitar el sistema nervioso y sembrar semillas de inmoralidad. Debe ir precedida cada película de las explicaciones culturales convenientes, de las que el Cinematógrafo ha de ser un integrante casi experimental.

II. Mientras no se sustituyan la mayoría de las películas actuales, debe alejarse a los niños de estos espectáculos. En los niños, más que de recreo, han de ser las exhibiciones cinematográficas instructivas y no muy frecuentes.

III. Podrían sustituirse por proyecciones y cuadros plásticos o hacer secciones especiales para los niños, con proyecciones de viajes y visitas a monumentos artísticos e históricos, mezclados con asuntos morales e instructivos, dedicados a impresionar su corazón por medio de la ternura y a entretenerles con poemas de alegría ingenua. Los asuntos criminales deben proscribirse casi en absoluto, solo alguna vez deberían utilizarse como argumentos confirmatorios de actos de justicia menoscabada. Si la educación sexual entrara, en el terreno pedagógico, por sus verdaderos carriles, ¿no sería un elemento el cinematógrafo para dulcificar las evoluciones orgánicas?

IV. En mi concepto, debía ser el maestro el presidente de una sociedad de barrio, formada por padres de familia.

V. Serían altamente convenientes estas mancomunidades de padres de familia, asesorados por el párroco, presididas por el maestro y protegidas por los alcaldes de barrio, para que por todos los medios hicieran obra de higiene moral y material, como se practica en algunas ciudades extranjeras, imponiendo y cobrando fuertes multas a los que de cualquier manera exhibieran el vicio o lo anunciaran.

Luis Falguera
De las Escuelas Pías.

Sarriá 27 Noviembre 1911.