Filosofía en español 
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barcelona, 4 de septiembre
La Biblia y el Jefe Político de Valencia

Existen en el día más de 3.000 sociedades bíblicas, comprendiendo las grandes y cortas o auxiliares, repartidas por diversas naciones, y fundadas en lo que corre de este siglo. Dícese que un eclesiástico del principado de Gales, que fue a Londres para procurarse una Biblia, dio ocasión al establecimiento de la primera sociedad bíblica creada en aquella capital el 7 de marzo de 1804, tomando su denominación del objeto que se proponía, cual era la propagación de la Biblia entre las clases pobres de la Gran Bretaña.

Posteriormente, habiendo crecido sus recursos y su círculo de acción, mandó traducir la Escritura Santa en un sin número de idiomas extranjeros, a fin de enviarla a todos los países del mundo. Para generalizar mejor su uso, acordó la sociedad que no fuese acompañada de comentario ni explicación alguna.

En 1815 contábanse ya en las diversas provincias de Inglaterra 584 establecimientos parecidos, todos en correspondencia con la sociedad madre a la cual sostenían con remesas de dinero recibiendo en cambio los libros que necesitaban. Hoy día hay además en Inglaterra muchas otras sociedades bíblicas entre las clases inferiores del pueblo. Cada miembro de estas asociaciones pone un penique o medio cada semana para procurar una biblia a sus hijos o a otros pobres.

Bajo el mismo plan se han establecido también sociedades bíblicas en Alemania, Suiza, Holanda, Prusia, Suecia, Noruega, Dinamarca, &c., todas corresponsales con la sociedad madre de Londres que mantiene en casi todos los puntos habitados del globo agentes que viajan a sus expensas para buscar los medios más oportunos de difundir las luces de la Biblia, y encontrar hábiles traductores o manuscritos de antiguas traducciones. Así es que el libro santo se halla traducido en casi todos los idiomas y aun dialectos de Europa, de Asia, África, &c. Los mismos Esquimales tienen la Biblia vertida en su áspera lengua.

El gasto anual que trae esa inmensa distribución de biblias no baja de ocho millones de reales. Desde 1814 a 1821 la sociedad de Londres distribuyó 3.201.978 biblias, nuevos testamentos y libros bíblicos sueltos, en más de cien idiomas distintos. Las sociedades sucursales no se quedan tampoco atrasadas en repartir biblias con una profusión que admira.

La civilización ha ganado mucho con los trabajos de las sociedades bíblicas, tanto entre los pueblos cristianos como entre los paganos que han abrazado el cristianismo. En orden a la piedad y a la morigeración es incalculable el beneficio rendido por aquellas ilustres y verdaderamente filantrópicas asociaciones. Esa prodigalidad en la difusión de biblias por todos los puntos del globo hará necesariamente época en la historia de la civilización moral y religiosa del género humano. Y si paramos cuenta en que muchas traducciones se han hecho en idiomas que no tenían ninguna especie de literatura, y que ni siquiera conocían el arte de escribir, fuerza será confesar que tamaños resultados son de suma importancia en la historia de la humanidad.

Hace cosa de dos años que vino a España mister James N. Graydon, agente de la sociedad bíblica de Londres, con la misión de propagar la lectura de la biblia. En Barcelona, donde ha residido largas temporadas, ha mandado imprimir de cuenta de la Sociedad 3.000 Nuevos Testamentos en catalán y 2.000 en castellano. Todos sabemos la suma baratura a que se han expendido, pues han llegado a ponerse a 5 rs. el ejemplar encuadernado en pasta. Pocos ejemplares quedan ya, merced a su módico precio y a los muchos ejemplares que se han repartido gratis a las personas poco acomodadas y a varios establecimientos de corrección y beneficencia. Actualmente se están tirando en esta capital, por cuenta de la misma Sociedad, 3.000 ejemplares más de toda la Biblia en castellano, y podemos asegurar que su precio estará al alcance de todas las fortunas.

Dar ocupación a las prensas españolas, propagar la afición a la lectura (prescindiendo aun de la clase importantísima a que pertenece la obra) y morigerar al pueblo, que es otra de las consecuencias de aquella afición, son beneficios que debemos agradecer a la Sociedad bíblica que nos los está haciendo por medio de su agente en España. En Barcelona nadie ha puesto reparos a las filantrópicas operaciones de Mister Graydon, porque según ley creemos que ninguno se le puede oponer; pero en Valencia, que, por lo que luego veremos, parece que no es España, el caballero inglés ha encontrado una negativa que nos sorprende, y que no podemos menos de denunciar a fuer de celosos defensores de todas las libertades que consigna la Constitución del Estado.

Vengamos pues al jefe político de Valencia. Este funcionario se ha negado, según parece, a permitir la introducción de unos 500 ejemplares de una segunda edición de la sagrada Escritura publicada en Barcelona. Prescindiremos de los pormenores del hecho, como también del influjo que puede haber tenido en él el clero, no menos que de la chocante anomalía de que no se permita en Valencia lo que es lícito en Barcelona. La negativa del Sr. Jefe político es, a nuestro juicio, anticonstitucional. En Barcelona se ha publicado un libro, con arreglo a las formalidades de la ley vigente; este libro tiene circulación libre por toda España, y si su publicación es un delito, no lo debe decidir el jefe político. La Constitución, que el Sr. jefe político de Valencia habrá sin duda jurado guardar y hacer guardar, cumplir y ejecutar en todas sus partes, dice en el segundo de sus artículos que, la calificación de los delitos de imprenta corresponde exclusivamente a los jurados: de consiguiente, si no ha precedido declaración del jurado, como creemos, el Sr. Jefe político se ha propasado a una calificación que no le incumbe.

Tenemos entendido que la relación de este hecho con su correspondiente súplica será elevada a las Cortes y al gobierno. Pero mientras la Superioridad determina no podemos menos de insertar el siguiente escrito publicado por el agente de la Sociedad bíblica en los periódicos de Valencia, como justo desahogo de un extranjero filántropo que creía incompatibles las necias trabas con la libertad constitucional. Dice así:

«El encargado de la Sociedad bíblica-británica y extranjera de Londres, tiene el disgusto de anunciar a las varias personas de esta ciudad y de sus cercanías, deseosas de tener un ejemplar de la Biblia, que se le ha negado el permiso que pidió para introducir aun una pequeña porción de una segunda edición de 5.000 ejemplares de la Sagrada Escritura que acaba de publicarse en Barcelona; y que dos impresores de esta ciudad, a quienes el encargado deseaba emplear inmediatamente para hacer una edición de 8.000 ejemplares, tampoco han podido conseguir la licencia necesaria; a pesar de ser una obra, que por su volumen daría constante ocupación por algunos meses, a una grande porción de industriosos habitantes, que en el día quizá no pueden hallar en donde ganar el pan para sí y para sus familias; y una obra, que puesta en manos de personas inteligentes y de buena voluntad, les abriría indudablemente los ojos acerca de la causa ORIGINAL de todas las desgracias de su amada patria, por tanto tiempo afligida y desolada, y les dispondría a recurrir al verdadero y ÚNICO remedio soberano.

Muchas y muy saludables son las reflexiones que pueden hacerse los verdaderos amantes de la patria, al considerar la naturaleza de un SISTEMA que de esta suerte se interpone para impedir que tengan éxito los humildes y modestos esfuerzos de algunos individuos de la nación inglesa, o de cualquiera otra, en auxiliar a la española, ya tan injuriada, de un modo diferente; pero no menos eficaz que el de derramar su sangre por ella, esfuerzos, cuyo fin es también destruir para siempre al enemigo inexorable e incurable de la prosperidad, paz y felicidad de todos los pueblos, ciudades, y aun naciones del mundo. Esperando, pues, que estas reflexiones tendrán en el tiempo combinable su influencia debida en los habitantes despreocupados y liberales de esta ciudad y provincia, el encargado concluye por llamar su atención a los hechos siguientes:

1º En el espacio de UN SIGLO, y tal vez de dos, el sistema (que se arrogó el derecho de conceder o negar el permiso, tanto de leer como de imprimir la Santa Palabra del Criador y Juez de todos los hombres) ha prevalecido hasta tal extremo en España, que hasta el año pasado de 1836, sólo se han impreso 17.000 ejemplares, y estos ADULTERADOS, de la Biblia, y se han vendido a precios exorbitantes, como son 50, y aun 80 duros por ejemplar. De este modo ha logrado conservar a la nación en una completa ignorancia de sus intereses más esenciales, tanto políticos como religiosos; al paso que, en el mismo espacio de tiempo, se le han visto emplear MILLONES Y MILLONES con la mayor prodigalidad; para extenderse y mantenerse, tanto fuera como dentro de España; y esto, a costa de la felicidad, de las riquezas, y de la sangre de un SINNÚMERO de hombres de todas clases y edades del mundo.

Véanse aún hoy día, como prueba de ello, con respecto a España, el crecido número de frailes, curas, canónigos y OBISPOS que en este momento siguen al pretendiente, y riegan su patria con la sangre de sus compañeros y conciudadanos, cometiendo, ya con los jóvenes, ya con los viejos de ambos sexos, atrocidades que son tan numerosas como horrendas y casi increíbles!!

El 2º hecho es, que durante el corto espacio de 33 años, la Sociedad bíblica de Londres, que es una Sociedad particular, sostenida únicamente por suscripciones voluntarias ANUALES, ha hecho imprimir en más de 160 idiomas, y circular por todo el mundo, cerca de ONCE MILLONES de la Sagrada Escritura, y a precio, que no solamente nunca exceden al coste y costas, sino que son aún mucho más bajos que él. Esta misma Sociedad deseaba que se la permitiese gastar cosa de 50.000 duros al año en España, hasta que todas sus familias tuviesen un ejemplar NO ADULTERADO del libro DE LA VERDAD Y DE LA LUZ.

Concluye pues, con asegurar, que un SISTEMA que se opone a que se realice aquí tan filantrópico deseo, debe tener su origen en la ignorancia y en la hipocresía; sus frutos serán SIEMPRE el odio más violento y constante a TODAS las instituciones libres, y la crueldad con TODOS los que no sean sus partidarios y admiradores; es sistema que sólo puede sostenerse por medio del despotismo, de la inquisición y de las «PESETAS»; y tampoco ha deseado o buscado jamás otros soportes.

«La obscuridad» es su lema inmutable, aborrece la LUZ DE LA SANTA PALABRA de Dios, porque es en oposición PATENTE CON ELLA, y porque siempre son males sus hechos. Pero no es extraño que así suceda, pues desde que hay mundo nunca se ha logrado que se cojan uvas de los espinos, o higos de los abrojos.

Con todo,

«Salid, salid, sin más tardar, de ello todos los que no quieren recibir de sus plagas, porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y se ha acordado Dios de sus maldades.» Apocalipsis, XVIII 4, 5.

Los lectores se harán cargo de que el autor del preinserto escrito es inglés, y no dudamos de que le perdonarán una que otra incorrección de lenguaje en gracia de las clarísimas verdades que emite.