Filosofía en español 
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Dudas de la eficacia de la belladona contra la escarlatina

Hahnemann publicó más de veinte años hace una memoria sobre las propiedades preservativas de la belladona dada en pequeñas dosis cada seis o siete días contra la especie de escarlatina descrita por Sydenham y Plancis. Más tarde sostuvo que si algunas veces no se habían conseguido los resultados que había anunciado, solo debía atribuirse al error de los médicos que habían tomado por la escarlatina la miliar purpurea que fue llevada de Holanda en enero de 1801. El Doctor Koreff, cuya memoria insertamos en el primer tomo de este periódico pág. 97 y siguientes, y muchos otros médicos alemanes confirmaron el interesante descubrimiento de Hahnemann; pero el amor de la verdad nos obliga a manifestar que el Doctor Barth ha publicado en Leipsik una disertación, en la que intenta demostrar la inutilidad del método de Hahnemann con los siguientes argumentos. 1.° Si la propiedad preservativa de la belladona contra la escarlatina no dura toda la vida, será preciso recurrir a su administración cada vez que aparecerá esta enfermedad epidémica. 2.° Se puede decir con Wildberg que siendo la niñez indisputablemente la edad en que se soportan mejor las enfermedades eruptivas, es inútil, si la belladona no ha de preservar para siempre de la escarlatina, libertar la niñez para exponer a ella una edad que no soportará el mal impunemente. 3.° La belladona es un medicamento demasiado activo. 4.° Sydenham no conocería la verdadera escarlatina, pues duda el darle el nombre de enfermedad, diciendo que no ofrece peligro alguno y se cura fácilmente. La descripción que da Plancis es mucho más conforme a la naturaleza de este mal y es del todo diferente de la que da Sydenham. Hahnemann pues no había leído los dos casos citados por él, o bien él mismo no conocía la escarlatina. 5.° Hahnemann no ha usado de la belladona sino en la especie de escarlatina simple y semejante a la erisipela de que habla Sydenham; y para las otras formas de este afecto ha empleado ya el acónito, ya la tintura de café verde. Sin embargo en una epidemia se tiene ocasión de observar todas las diversas formas de la escarlatina: quedaría pues entonces que determinar cuál género de auxilio ha de ser apropiado a tal o tal especie. 6.° Las propiedades de la belladona en la escarlatina han sido pregonadas, es verdad, por Berndt, Raubeleubusch, Spiritus, Berhr, Sckent, Benedict, Wesener y Zuech; pero de otra parte Lehmann y muchos otros médicos no han obtenido un buen éxito de su uso en la epidemia de Torgau. En Stralsund, cuando reino allí en 1827 una terrible epidemia de escarlatina, se usó la belladona sin ventajas. El Doctor Mierendorf observó que los niños, a quienes se había administrado la belladona, habían enfermado más y habían muerto en mayor número que aquellos, a quienes no se había prescrito esta substancia. El Doctor Schmidt perdió dos niños, a quienes había hecho tomar la belladona. De cien niños sometidos al uso de este auxilio quince fueron invadidos de la escarlatina y uno de ellos murió. El Doctor Kaminski, que perdió su hijo de la escarlatina, tuvo demasiadas pruebas del aumento de la enfermedad durante el uso de la belladona para no dudar de la eficacia de este medicamento. Los experimentos del Doctor Teuffel concuerdan con los resultados indicados arriba. El autor de la disertación examina especialmente los efectos obtenidos con el uso de la belladona. Ora dice, este preservativo parece obrar y pocos individuos son afectados de escarlatina; ora al contrario esta no perdona a nadie. Si pues se ha usado la belladona como auxilio profiláctico, su propiedad preservativa no ha podido ser probada, pues que en ciertos casos la enfermedad ha parecido detenerse de repente sin que pudiese atribuirse la causa de su detención al uso de ningún remedio.