Filosofía en español 
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Cuestiones preambulares

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Ideas y Conceptos: Claros y distintos / Oscuros y confusos / Paraideas y Paraconceptos

Los conceptos, como también Ideas [783], pueden ser claros y distintos, oscuros y confusos. En el materialismo filosófico se utiliza el término concepto para designar aquellas configuraciones de fenómenos que alcanzan una claridad y distinción precisa. Claridad (a la que se opone la oscuridad), en cuanto que permiten distinguir a ese grupo de fenómenos de otros que están fuera del concepto. Distinción (a la que se opone la confusión), en cuanto permiten diferenciar las partes internas de ese conjunto).

Un concepto es claro cuando aparece bien diferenciado de otros conceptos de su entorno: la Luna percibida a simple vista, en un cielo sin nubes, es un concepto (o percepción conceptualizada) claro, sin perjuicio de que su contorno aparezca borroso. Cuando la claridad disminuye el concepto se va haciendo oscuro: el concepto de “cuerpo viviente” es oscuro, si no se poseen criterios suficientes para diferencia una célula de un virus o de un cristal inorgánico. Un concepto es distinto cuando mediante él podemos distinguir las partes de su dintorno [90], es decir, cuando permite diferenciar sus partes internas; cuando esto no ocurre el concepto es confuso.

Los conceptos rigurosos van referidos a los campos técnicos, científicos y tecnológicos. Hay conceptos que son a la vez claros y distintos, por ejemplo, el concepto de cuadrado en el campo de la geometría; el concepto de “espada de bronce” es un concepto claro y más o menos distinto; el concepto de “cigüeñal” es un concepto más claro que distinto para los que no son expertos en mecánica. Hay conceptos claros pero confusos, como la Luna, cuyos accidentes no son perceptibles a simple vista. Hay conceptos distintos pero oscuros, como es el caso de los conceptos borrosos “hombre”, “calvo” o “montón”.

A partir de un grado determinado de oscuridad y confusión el concepto deja de serlo. El concepto de “corrupción” tiene, en el lenguaje ordinario, diversas acepciones, cada una de las cuales podría considerarse, en general, como conceptos dotados de una mínima claridad y distinción. Mínima claridad en cuanto nos permite, disipando la oscuridad de sus contornos, separar al concepto de corrupción de otros conceptos ordinarios (destrucción, aniquilación, transformación, mutación, degeneración…); y de una mínima distinción, por cuanto nos permite, evitando la total confusión, establecer partes o fases constitutivas suyas, tales como el sujeto o sustrato de la corrupción, las causas de la corrupción de ese sustrato, el alcance de su corrupción para los sustratos implicados, etc. Los conceptos de izquierda y derecha política, tal como se usan ordinariamente, incluso por políticos profesionales, son confusos y oscuros.

Los paraconceptos (o pseudoconceptos) son en realidad términos que representan conceptos oscuros y confusos, o grupos confusos y oscuros de conceptos, algunos de los cuales puede ser claro o distinto, por ejemplo: el término “decaedro regular” es un paraconcepto, porque pretende vincular el concepto claro y distinto de decaedro y el concepto claro y distinto de poliedro con caras iguales o regulares, siendo así que tal vinculación es imposible.

Las paraideas (o pseudoideas) son también términos que nos remiten a Ideas confusas y oscuras, o a composiciones confusas y oscuras de Ideas, algunas de las cuales puede ser clara o distinta (por ejemplo, la Idea de Dios monoteísta es una paraidea por cuanto resulta de la composición de Ideas tales como la omnipotencia o la omnisciencia, que se consideran incompatibles en relación con ciertas realidades históricas).

{MI 301 / LFA 368-369 / → MC / → TbyD / → LVC / → MI /
ZPA / → LFA / → MD / → FD / → MF / → EC106}

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