Teoría de la Sociedad política y del Estado
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Morfología general del sistema político
La morfología de un sistema científico, tal como la dibuja la teoría del cierre categorial, se descompone según tres ejes coordenados: un eje sintáctico (que contiene términos, relaciones, operaciones), un eje semántico (fenómenos, referencias fisicalistas, estructuras) y un eje pragmático (autologismos, dialogismos y normas) [190]. Utilicemos la morfología del sistema formal así expuesto como modelo analítico del sistema político.
(1) Los “sujetos gnoseológicos” (geómetras, científicos en general, “constructores de teorías”) se corresponderán con los “sujetos políticos”, es decir, con los sujetos operatorios, o actantes, o sujetos de la praxis política. La función de sujeto político puede también ser desempeñada por los súbditos no solamente en su calidad de tales, sino también en su calidad de “legisladores” a través de su voto, en las democracias; también por los gobernantes, parlamentarios, etc., y, en general, por los miembros de la “clase política”. No cabe identificar la clase de los sujetos políticos con el conjunto de los ciudadanos o miembros de la sociedad porque ésta contiene también a los menores de edad o a las personas privadas por cualquier causa de “derechos políticos”.
(2) El campo semántico de la praxis política está consituido fundamentalmente no ya por símbolos lingüísticos ni por elementos químicos sino también por sujetos humanos en la medida en que forman parte de la sociedad política. En el campo semántico de la política han de figurar, no sólo contenidos circulares, sino también radiales y angulares [244]. Es inconcebible un programa de gobierno que ignore los problemas económicos, religiosos, los asuntos exteriores y que sólo se ocupe de desarrollar mecanismos de dominio, de presión o de disciplina.
(3) Puesto que el núcleo de la sociedad política lo ponemos en el eje circular, aquí pondremos también el contexto sintáctico de la actividad política. Refiriéndose a las operaciones, habrá que decir que operaciones tales como fundir (metales, aunque sea con destino a la fabricación de cañones), edificar (aunque sea el edificio del parlamento), asesinar (en contextos bélicos), cultivar (la tierra), curar, etc., no son operaciones formalmente políticas. Y sin embargo han de formar parte del campo semántico de la política. Pero postularemos que las operaciones políticas estrictas son “circulares”, es decir, son operaciones de sujetos políticos sobre otros sujetos, que a la vez, son sujetos operatorios en los ejes circular (y a través de éste, parcialmente, se da una “reflexividad” política), radial y angular. “Mandar”, “encarcelar”, son operaciones políticas sobre sujetos que, a su vez, son sujetos operatorios en el plano circular, radial o angular. Por tanto, las operaciones políticas, en cuanto sintácticas, serán políticas en la medida que a su vez repercutan sobre las operaciones de los sujetos operatorios, o de otro modo, que son operaciones de segundo grado. Que no se considere formalmente política la operación de labrar el campo, fundir mentales o investigar en un laboratorio no quiere decir que la praxis política no pueda tener una directa responsabilidad (causalidad) sobre ellas. Sólo que su causalidad es sintáctica, es decir, selección, eliminación, coordinación, prohibición, subordinación, etc., de operaciones materiales alternativas que puedan considerarse virtualmente en la sociedad. No es el político, sino el metalúrgico, quien ejecuta y lleva adelante la operación de producción de laminados según el procedimiento k; como sería también el metalúrgico quien ejecutaría y llevaría a cabo las operaciones según el procedimiento q; pero es el político quien puede llegar a decidir que sea la vía k y no la q la que se escoja, incluso que sea alguna y no ninguna. Es evidente que en una sociedad en que no hubiese divergencias objetivas, la sintaxis política sería innecesaria. {PEP 290-295}