Filosofía en español 
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Ética y moral

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Formalismo ético o moral

Apela a la mera forma de la ley moral, una vez evacuada toda materia, como único fundamento transcendental y a priori de la vida moral, de la acción y del juicio ético. Kant cree poder afirmar que cualquier contenido material condicionante de la facultad de desear (él se refiere a los contenidos inmanentes al sujeto) suprime su carácter moral y la convierte en un episodio más de la concatenación causal del orden natural de los fenómenos, en virtud del cual, la voluntad, en cuanto determinada por el principio del placer o del interés, dejará de aparecer como autónoma, es decir, como una facultad que se guía por la propia forma de su ley. Y como la mera forma de la ley no puede ser representada más que por la razón y, por tanto, no es objeto alguno de los sentidos será la representación de esa forma el fundamento de la determinación de la voluntad. Un fundamento que sería distinto de todos los fundamentos propuestos para la determinación de los sucesos de la Naturaleza, según la ley de causalidad, porque en el terreno de estos sucesos, los fundamentos determinantes tienen que ser, ellos mismos, fenómenos (Kant, Crítica de la razón práctica, párrafo 5). La autonomía de la conciencia moral, que sólo se muestra a través de la ley moral formal, es la libertad. Por tanto, la libertad no podrá ser considerada como una propiedad o facultad previa a la ley moral (“soy libre –puedo realizar una acción moral– y por eso me determino a hacerla, quiero hacerla”), sino una consecuencia de la propia acción moral (“puedo, porque debo”). La ley fundamental de la razón práctica, el imperativo categórico, se formulará así: “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal.” La ley moral, puramente formal, resulta ser así una ley de la causalidad por la libertad y ha de entenderse como una causalidad nouménica (es decir, de la razón o Nous) y no fenoménica. Porque el objeto de la ley moral es lo bueno y lo malo (Guten und Bösen); pero lo bueno y lo malo no pueden ser determinados antes de la ley moral, sino sólo después de la misma y por la misma. El respeto hacia la ley moral es el único, y al mismo tiempo inmutable, motor moral. El deber y la obligación a la ley moral es la virtud, la buena voluntad, antes que sus resultados concretos materiales. {SV 47}

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