Filosofía en español 
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Agnosticismo

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Agnosticismo como concepto oscurantista y confusionario

Teniendo en cuenta las diferentes referencias que al concepto de agnosticismo pueden atriburise (en tanto que negación o abstención respecto del gnosticismo) habrá que concluir que cuando se utiliza el término “agnosticismo” sin precisar sus referencias lo que se está haciendo es mezclarlas todas ellas, confundiéndolas y oscureciéndolas las unas con las otras. En efecto, no es lo mismo ser agnóstico ante cuestiones tales como las de la existencia de los extraterrestres en Andrómeda (o incluso ante la cuestión de la existencia de los dioses en cuanto seres finitos y corpóreos, por ejemplo, los dioses epicúreos) que ser agnóstico ante los dogmas ofrecidos por determinadas sectas o Iglesias, como si a ellas les hubiera sido revelado algún saber arcano y salvador. Desde la perspectiva de una filosofía racionalista es imposible ser agnóstico en relación con la cuestión teológica por antonomasia, es decir, la que dice referencia al “Dios de los filósofos”, porque ante esta cuestión el agnosticismo ha de considerarse simplemente como una posición indocta (que ignora la estructura de la idea teológica), una posición que debe ser sustituida por el ateísmo (de un modo parecido a como tampoco se puede ser agnóstico o escéptico ante la cuestión de la existencia del decaedro regular: quien suspende el juicio ante esta cuestión geométrica, no es porque tenga un juicio “más maduro”; simplemente tiene un juicio indocto, que desconoce las leyes de Euler).

Pero también es imposible ser agnóstico en relación con las doctrinas o dogmas revelados ofrecidos por las “sectas gnósticas” manteniendo, acaso por motivos de cortesía, que no queremos negar, por respeto a quienes las mantienen, tales dogmas o doctrinas ofrecidas como salvadoras, pero que tampoco las reconocemos como las verdaderas y que únicamente nos abstenemos de juzgar (alegando, por ejemplo, la “ciencia” –una ciencia positiva, como pueda ser la zoología o la astronomía– no puede refutar a esas doctrinas, aunque tampoco pueda confirmarlas). Un agnosticismo semejante es incompatible con el racionalismo filosófico, porque éste no puede admitir la posibilidad siquiera de que otras personas racionales estén en posesión de conocimientos praeterracionales, por decirlo así, que “tengan hilo directo con la divinidad”. El agnosticismo debe aquí ser reemplazado por el antignosticismo más enérgico o, para decirlo con los términos clásicos, por la asebeia. En cambio, el agnosticismo será compatible con el racionalismo, al menos en lo que éste pueda tener de escepticismo, ante determinadas pretensiones “gnósticas” de quienes pretenden haber llegado por vía racional a demostrar la evidencia definitiva de determinadas doctrinas (como pueda serlo la teoría del big-bang, o la existencia de extraterrestres) o, principalmente, las pretensiones gnósticas (en el sentido scheleriano) de ciertos fundamentos que se suponen vinculados a un determinado saber filosófico o científico (el cogito cartesiano o el cogito husserliano). {E}

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