Filosofía en español 
Filosofía en español

Teoría filosófica (gnoseológica) de la ciencia

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Descubrimientos negativos (en realidad neutro negativos)

Son aquellos que partiendo de un precontexto dado Pi [178] nos abren a una situación definible como opuesta (se dice a veces: “de signo contrario”) a la representada por Pi. Se trata, sin duda, de un tipo también límite de descubrimientos correspondientes al módulo –1, que transforma Pi ⋅ Oj en –Pi.

Hay que reconocer muchas maneras materiales de tener lugar esta inversión; pero lo que importa ahora es constatar que muchos de los conceptos utilizados de hecho en el análisis de los descubrimientos (o en la Historia de la Ciencia) se acogen precisamente a esta forma canónica de los descubrimientos negativos. Y esto empezando por el propio concepto de Revolución científica, en el sentido que cobra ya, antes de Kuhn, en la fórmula kantiana de la “revolución copernicana”, cuando el concepto de revolución copernicana no es meramente una permutación de los lugares relativos del Sol y de la Tierra (o, por analogía, del sujeto y del objeto). Porque no nos atenemos sólo al resultado o término ad quem de la transformación, sino que es preciso mantener la referencia a su término a quo, al margen del cual el propio proceso revolucionario se desdibuja. Pero esto equivale a afirmar que el término a quo (el sistema geocéntrico, en el ejemplo) desempeña el papel de precontexto y no de un mero error que puede ser simplemente olvidado; lo que, a su vez, implica una concepción dialéctica del proceso del descubrimiento científico mediante el cual quedan incorporados al mismo las apariencias, los fenómenos (los segmentos de la línea que, en el Libro VII de la República de Platón, se designan como eikasía y pistis). Es cierto que no todos los descubrimientos negativos alcanzan grados tales que, por afectar a la estructura misma del precontexto, puedan ser llamados negativos, aunque esto ocurre muchas más veces de lo que algunos pudieran creer. Tal es el caso de la teoría de la relatividad, que presupone, sin duda, la doctrina “clásica” para que pueda ser configurada (¿cómo podrían escribirse las transformaciones de Lorentz si no es por referencia a los fenómenos clásicos?). Pero también es cierto que en la simple rectificación que el descubrimiento comporta de algún contenido parcial del precontexto, podremos también advertir la presencia de la negatividad. Singular interés reviste la categoría de los descubrimientos negativos cuando se aplica a situaciones en las cuales cabe mantener la estructura misma de la idea originaria (etimológica) del des-cubrimiento, que es negativa (“quitar el velo”). Esto ocurre cuando el descubrimiento incluye la función de una crítica activa a otras configuraciones que se resisten a ser descubiertas, es decir, cuando el descubrimiento supone, no ya tanto “levantar el velo”, sino arrancarlo (incluso apelando a disposiciones de tipo militar) a quienes quieren continuar con el velo, o la venda, puesta ante los ojos. Ahora el descubrimiento negativo es un descubrimiento crítico, polémico, que incluye una lucha activa, no sólo contra la inercia de los prejuicios, sino también contra la ideología viviente en una determinada sociedad. Probablemente, uno de los descubrimientos de mayor alcance contenido en el descubrimiento de América fue el descubrimiento de los pueblos o culturas precolombinas, en tanto él implicaba el descubrimiento negativo, crítico, de la interna debilidad de la ideología religiosa bíblica (“¿habían estado los animales americanos en el arca de Noé?, ¿cómo habían podido llegar los apóstoles a América si es que el cristianismo era una religión católica?”). El motor más potente de la Ilustración, como des-cubrimiento de los prejuicios o idola, fue precisamente el descubrimiento de las culturas americanas.

{TCC 1398-1399 / BS01 16 / → BS01 3-32}

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