Filosofía en español 
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Dialéctica

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Concepciones filosóficas de la dialéctica

Con los planteamientos relativos a la presencia de la contradicción en la lógica formal [97] podemos reexponer la mismas cuestiones filosóficas que tradicionalmente se han venido suscitando en los debates relativos al alcance “ontológico” de la dialéctica. La cuestión no estriba tanto en defender la “validez de la contradicción” en Ontología (“al modo de Heráclito o de Hegel”) sino en reconocer su “existencia”, aunque sea agregando que esta “existencia”, por inconsistente, pide su cancelación. Se admitiría, a lo sumo, la contradicción en el terreno subjetivo (autologismos), incluso en el inter-subjetivo (dialogismos) [190]; pero, ¿no equivaldría a reconocer una conciencia a la realidad de la Naturaleza el atribuirle contradicción? La visión dialéctica de la realidad, ¿no está ligada a un panlogismo de cuño hegeliano? Esta es la gran cuestión en torno a la cual se han ido formando las célebres oposiciones: dialéctica subjetiva / dialéctica objetiva, dialéctica del espíritu (o de la historia) / dialéctica de la Naturaleza, dialéctica de la conciencia (o de la mente) / dialéctica de la realidad, incluso dialéctica formal (lógico formal) / dialéctica material. Estas oposiciones giran en torno a las dos oposiciones que hemos enunciado en primer lugar (dialéctica subjetiva / dialéctica objetiva) y en el último (dialéctica formal / dialéctica material), puesto que “Espíritu”, “Historia”, etc. pueden reducirse a “subjetividad”.

Se diría que –al menos por parte de algunos analíticos– la oposición dialéctica formal / dialéctica material está interpretada desde la oposición dialéctica subjetiva / dialéctica objetiva, puesto que el reconocimiento de la contradicción se lleva a cabo en el supuesto de que las fórmulas de la lógica de proposiciones hay que interpretarlas en el horizonte (subjetivo) de las aserciones (⊢) de sujetos autológicos o dialógicos. Sin embargo, esto no es nada evidente; pues las proposicones de la lógica formal no tienen por qué reducirse a “juicios” de la mente: son construcciones objetivas, formales, según reglas, coordinables con otra materia (pues ellas son también materialidades tipográficas) [86]. Una buena demostración de la disociabilidad entre las oposiciones subjetivo / objetivo y forma / materia es la posibilidad de cruzar ambas distinciones, comprobando cómo los resultados se corresponden con diferentes concepciones filosóficas de la dialéctica:

  1. Como dialéctica objetivo-material (la “dialéctica de la Naturaleza” de Engels).
  2. Como dialéctica objetivo-formal (la llamada, por J. Görren, “teoría analítica de la dialéctica”).
  3. Como dialéctica subjetivo-material (la “dialéctica de la Historia” de Hegel o Marx).
  4. Como dialéctica subjetivo-formal (es decir, apoyándose en la formalidad misma de la subjetividad individual: Gonzeth, Piaget).

Estas cuatro combinaciones no constituyen sólo una taxonomía más o menos útil (como decía Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía, 6ª ed., Alianza, Madrid 1979, s.v. “Dialéctica”, págs. 803-804); sobre todo, constituyen una demostración de que la dicotomía dialéctica subjetiva / dialéctica objetiva no es la única de referencia. Este es el supuesto de los dualismos, de origen espiritualista, entre Espíritu (o la Mente) y la Materia; desde este dualismo se aceptará, a lo sumo, un cierto sentido a la dialéctica subjetiva (se reconocerá que un sujeto puede caer en contradicción, o que, con frecuencia, rectificamos nuestros juicios y aun es necesario rectificarlos para alcanzar alguna conclusión válida), pero se considerará metafísica grosera y burda referirse a la contradicción del “grano de cebada cuando se transforma en espiga”.

{BS19 44-45}

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