Filosofía en español 
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Materialismo ontológico

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Totatio / Partitio (desde el punto de vista del Postulado de recursividad holótica)

Tanto la totatio como la partitio, pueden considerarse, en muchos casos, como momentos del desarrollo del todo: la totatio como desarrollo por integración o agregación de partes; la partitio como desarrollo por diferenciación de un todo indiviso en partes que se mantienen en los límites de su unidad. Desde esta perspectiva, la totatio, en cuanto operación o familia de operaciones, estará sometida al postulado de repetición [47], y se nos dará como una operación recursiva; lo mismo diremos de la partitio (las operaciones, en tanto son procesos del mundo real, no tendrían por qué quedar al margen de esa supuesta “ley de repetición universal”). Dada una totalización material, postularemos la actuación de un proceso de reiteración de las operaciones de totalización y de partición, tanto en un sentido isológico como sinalógico [36]. No pretendemos con ello sugerir que, en la génesis de la repetición, estén las operaciones de totatio y partitio. Tan sólo queremos vincular la totatio y la partitio al “hecho” de la repetición universal. Pero la recurrencia de una partición (la división en dos que se reitera dando lugar a cuatro miembros, etc.) o la de una totalización (la agregación de dos átomos en una molécula, de dos moléculas en un cuerpo simple, etc.) son procesos que pueden ser llevados a efecto bien sea en una línea material (con estructuras que den lugar a partes o todos efectivos [46]) o bien en una línea formal (es decir, “girando sobre el vacío”, o ejerciéndose sobre un material distinto del originario, como cuando la pantalla del ordenador sigue construyendo figuras que simulan formas cristalinas más allá de los límites que la cristalografía impone a los cristales). La “repetición distributiva” (la repetición de las monedas de un mismo cuño, o la repetición de células de una determinada morfología por división sucesiva) es, en general, internamente indefinida y sus limitaciones proceden del material y de la estabilidad (o regenerabilidad) del patrón (y esta es la razón por la cual la “cantidad” lógica –todos, algunos, ninguno– no puede confundirse con la cantidad aritmética). El interés principal hay que ponerlo en los procesos de repetición sinalógica, ya tenga ésta la forma de una partitio (la división del zigoto en partes repetitivas –mórula, gástrula, etc.– pero que mantiene la unidad del todo) ya tenga la forma de una totatio (la composición o incorporación de moléculas que se agregan al núcleo de cristalización). Ante todo, hay que tener en cuenta que la totatio o la partitio no tienen por qué hacerse consistir en procesos dados en una “línea pura”, salvo en la apariencia. En realidad, cabrá suponer que siempre se da la confluencia de dos o más líneas puras de repetición que determinan resultantes variables, no repetitivas. En todo caso, los procesos recursivos tienen límites internos: los todos que van apareciendo alcanzan pronto sus límites internos de crecimiento: la masa viviente que se organiza, según la forma “totalizadora” de una esfera protoplásmica, en una célula va aumentando de tamaño hasta alcanzar un límite máximo en torno a las 30μ de radio; este límite no es un límite caprichoso o aleatorio, misterioso, estético o teleológico (por ejemplo, en función de organismos multicelulares ulteriores). Pero si no lo es, la razón habrá que ir a buscarla a sus partes, a sus componentes, a la relación entre su volumen, que crece sinalógicamente más deprisa que la superficie a través de la cual habrán de ser eliminados los desechos del metabolismo (sólo por la escisión “distributiva” de la masa protoplásmica en otras totalidades será posible su desarrollo en la forma de una totalidad distributiva). Asimismo, la partición tiene sus límites, y así como el límite infinito de un todo real es utópico, así lo es el límite de la división en partes (a pesar del pasaje de los Upanishad en el que se nos relata la conversación de Svataketu con su hijo: “–Tráeme un higo. –¡Pártelo! –¿Qué ves ahí? –Gran número de granos pequeños. –Pártelos. –¿Qué ves ahí?… –Nada, señor).

Conviene advertir que las operaciones de totatio y partitio [38] (aun entendidas como procesos dados en el fondo de la “repetición universal”) no tienen por qué conducir siempre a formaciones repetitivas (“nomotéticas”); pueden conducir a formaciones no repetitivas (“idiotéticas”, singularidades), puesto que los resultantes de diversas líneas repetitivas no tienen por qué ser repetitivos, en función del criterio considerado.

{TCC 541-544}

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