Filosofía en español 
Filosofía en español

Trueque de cantidad en calidad

Trueque de cantidad en calidad · comentarios críticos

Trueque de cantidad en calidad

La dialéctica marxista examina el desarrollo como un proceso en el que los cambios cuantitativos insignificantes y ocultos se truecan en cambios manifiestos y radicales, en cambios cualitativos, que se producen súbitamente en forma de saltos, como por ejemplo en el caso de la transformación del agua en vapor por calentamiento. Cualquier transformación revolucionaria ofrece un claro ejemplo del salto de un estado cualitativo de la sociedad a otro. El viraje del Poder Soviético en 1929, de la política de restricción y desplazamiento, a la política de la liquidación de los kulaks como clase, significaba “una profundísima transformación revolucionaría, un salto del viejo estado cualitativo de la sociedad a un nuevo estado cualitativo, equivalente por sus consecuencias a la transformación revolucionaria operada en Octubre de 1917” (Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S., Compendio). La metafísica examina el desarrollo como un simple proceso de crecimiento cuantitativo, en el que los cambios cuantitativos no se traducen en otros cualitativos, donde lo viejo no cede el sitio a lo nuevo. Por el contrario, la dialéctica no concibe el desarrollo como un movimiento circular, como una simple repetición del camino ya recorrido, sino como un movimiento en línea ascendente. De la ley dialéctica de la transición de la cantidad en calidad se derivan las conclusiones más importantes para la actividad práctica del Partido del proletariado. Si el desarrollo tiene el carácter de cambios cualitativos de los fenómenos, en forma de saltos, quiere decir que el paso del capitalismo al socialismo y la liberación de la clase obrera del yugo capitalista no puede realizarse por medio de cambios lentos (las reformas), sino sólo mediante la transformación cualitativa del régimen capitalista (la revolución). “…en política, para no equivocarse, hay que ser revolucionario y no reformista” (Stalin). La nueva calidad crea una nueva cantidad. No sólo la cantidad se transforma en calidad, sino también la calidad se transforma en cantidad. Así, por ejemplo, los koljoses, siendo una nueva calidad en comparación con la economía individual, crean una productividad mucho más alta del trabajo. “…gracias a la asociación de los koljoses, el campesino tiene ahora la posibilidad de producir mucho más que antes con el mismo desgaste de trabajo” (Stalin). (Ver también: Cualidad, Cantidad, Medida, Salto).

Diccionario filosófico marxista · 1946:305-306

Transición de la cantidad a la calidad

La dialéctica marxista considera el desarrollo como la transición de los cambios cuantitativos, insignificantes y ocultos, a los cambios radicales y manifiestos: los cambios cualitativos. Los cambios cualitativos sobrevienen de súbito, a saltos, como en la transformación del agua en vapor. Cada acontecimiento revolucionario da un claro ejemplo del salto de un estado de la sociedad a otro. El viraje del poder soviético, en 1929, de la política de limitación y alejamiento, a la política de liquidación de los kulaks como clase, importaba “un profundo acontecimiento revolucionario, un salto del antiguo estado cualitativo de la sociedad, a un nuevo estado cualitativo equivalente, por sus efectos, a la Revolución de Octubre de 1917”. (Curso de Historia del Partido Comunista [b]).

La metafísica considera el desarrollo como un simple proceso de crecimiento cuantitativo, en el que los cambios cuantitativos no conducen a los cambios cualitativos y donde lo viejo no deja lugar a lo nuevo. La dialéctica, en cambio, considera el desarrollo no como un movimiento en círculo, una simple repetición de lo pasado, sino un movimiento en línea ascendente.

De la ley dialéctica de la transición de la cantidad a la calidad, se desprenden muy importantes conclusiones para la actividad práctica del partido del proletariado. Si el desarrollo tiene el carácter de un cambio cualitativo de los fenómenos, a saltos, entonces, la transición del capitalismo al socialismo y la liberación de la clase obrera de la opresión capitalista, pueden realizarse, también, no por vía de los cambios lentos (reformas), sino solamente por vía de un cambio cualitativo del régimen capitalista (revolución). “…Para no equivocarse en política hay que ser revolucionario y no reformista” (Curso de Historia, &c.).

La nueva calidad crea una nueva cantidad. Pero, no sólo la cantidad se transforma en calidad, sino que, también, la calidad se transforma en cantidad. Así, por ejemplo, el koljos, siendo una nueva calidad de comparación con la economía individualista, genera una productividad del trabajo mucho más alta. “El campesino tiene ahora, gracias a su agrupación en koljoses, la posibilidad de producir mucho más que antes, con la misma inversión de trabajo” (Stalin).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:104-105

Transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos

Una de las leyes más importantes y más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento. La dialéctica marxista considera el desarrollo como el pasaje de cambios cuantitativos graduales, insignificantes y latentes, a transformaciones radicales, manifiestas, a cambios cualitativos. En su obra Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, Stalin ha dado una descripción profunda y característica de esta ley de la dialéctica: “Por oposición a la metafísica, la dialéctica no examina el proceso de desarrollo de los fenómenos como un simple proceso de crecimiento, en que los cambios cuantitativos no se traducen en cambios cualitativos, sino como un proceso en que se pasa de los cambios cuantitativos insignificantes y ocultos a los cambios manifiestos, a los cambios radicales, a los cambios cualitativos; en que éstos se producen, no de modo gradual, sino repentina y súbitamente, en forma de saltos de un estado de cosas a otro, y no de un modo casual, sino con arreglo a leyes, como resultado de la acumulación de una serie de cambios cuantitativos inadvertidos y graduales” (Op. cit., en Cuestiones del leninismo, pp. 637 y 638, Ed. esp., Moscú, 1941).

Por su manera de comprender el desarrollo como la transformación cualitativa de los objetos y de los fenómenos, consecutiva a cambios cuantitativos, el método dialéctico marxista se distingue fundamentalmente de todas las concepciones filosóficas burguesas de la evolución. Para las teorías metafísicas, el desarrollo no es más que simple disminución o aumento de lo que existe, es decir, un proceso puramente cuantitativo, sin cambio cualitativo radical, sin saltos revolucionarios. Todo salto sería así una violación “ilegítima” del proceso de la evolución. Los reformistas y otros traidores a la clase obrera sostienen a los filósofos burgueses que quieren avasallar al proletariado en beneficio de los capitalistas. Estos tienen horror a la dialéctica marxista, que justifica la necesidad de las revoluciones de las clases oprimidas. La concepción únicamente evolutiva según la cual, el desarrollo no conoce más que cambios cuantitativos e ignora los cambios cualitativos, hace que las ciencias naturales y sociales sean incapaces de explicar acertadamente los fenómenos, y alimenta toda suerte de opiniones religiosas e idealistas. No permite explicar cómo la naturaleza ha engendrado, en el curso de su desarrollo, la infinita diversidad del universo, cómo la materia orgánica, la vida, ha nacido de la materia inorgánica, cómo las especies cada vez más complejas han nacido de las especies más simples; desde ese punto de vista, es imposible explicar la conciencia como propiedad de la materia altamente organizada, &c. Las ciencias han refutado las concepciones metafísicas de la evolución de la naturaleza, al acumular una multitud de hechos demostrativos de que los cambios cualitativos radicales terminan por coronar cambios cuantitativos graduales. La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos fue formulada por los fundadores del marxismo, quienes generalizaron los datos irrefutables de la ciencia y de toda la experiencia histórica de la sociedad. La química, la física, la biología y las demás ciencias de la naturaleza han suministrado numerosos hechos demostrativos del carácter universal de esta ley así como de las otras leyes de la dialéctica. “En física…,” escribe Engels, “toda modificación es una transformación de la cantidad en calidad, una consecuencia de un cambio cuantitativo de la cantidad de movimiento, cualquiera que sea su forma, que es inherente al cuerpo o que le es comunicado” (Engels, Dialéctica de la naturaleza, Ed. rusa). Engels cita numerosos ejemplos en apoyo de esta tesis: un mínimo de intensidad de corriente determinada es necesaria para llevar a la incandescencia a un hilo de platino de una bombilla eléctrica; todo metal tiene una temperatura de fusión, todo líquido tiene, bajo una presión conocida, un punto constante de congelación y de ebullición, &c. El descubrimiento de la ley de la conservación y de la transformación de la energía asestó un golpe fulminante a las concepciones metafísicas del desarrollo considerado como un proceso puramente cuantitativo. Esa ley ha mostrado que el movimiento, el desarrollo de la materia es un proceso de transformación de formas determinadas en formas cualitativamente diferentes: el movimiento mecánico puede transformarse en movimiento de forma física, éste en movimiento de forma química, &c. El descubrimiento del sistema periódico de los elementos por Mendeleiev (ver) confirmó brillantemente la tesis dialéctica de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos. Engels consideraba que ese descubrimiento constituye una prueba notable del carácter dialéctico del desarrollo de la naturaleza, como pasaje de los cambios cuantitativos a los cualitativos.

Las ciencias modernas confirman y enriquecen cada vez más la tesis de la dialéctica materialista, que considera el devenir como una transformación de la cualidad vieja en cualidad nueva a consecuencia de la acumulación de cambios cuantitativos. Señalemos a este propósito, la lucha entre la teoría metafísica de los weismanistas-morganistas (Ver Weismanismo-morganismo) en biología, y la doctrina michurinista (ver) que ha logrado una victoria completa. Para los morganistas, la evolución de las plantas y de los animales consiste en un reagrupamiento y en innumerables combinaciones puramente cuantitativas de los genes inmutables. Inspirándose en el método dialéctico, la doctrina michurinista ha reducido a la nada estas concepciones anticientíficas. Ella parte del hecho de que la evolución de la naturaleza viva es una serie de cambios cualitativos provocados por cambios cuantitativos, y ha demostrado que no existe ninguna substancia hereditaria inmutable, y que a medida que los organismos se adaptan a sus condiciones de existencia, se modifica el tipo de metabolismo organismo-medio exterior y que sobre esta base la herencia cambia a su vez.

Toda la historia de la sociedad confirma igualmente la ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos. El desarrollo de la sociedad es no sólo una serie de cambios cuantitativos, sino un proceso en que, en determinado momento, los cambios cuantitativos se interrumpen para ceder el lugar a un salto, a la transformación del viejo estado cualitativo en un nuevo estado cualitativo. Por ejemplo, el crecimiento de las fuerzas productivas, de la productividad del trabajo en el seno de la comuna primitiva condujo necesariamente al nacimiento de la sociedad de clases. Y ésta ha engendrado sucesivamente formas cualitativamente diferentes: los regímenes esclavista, feudal y capitalista.

La dialéctica marxista enseña que los cambios cualitativos se operan por saltos. La transición de una vieja cualidad a una cualidad nueva, es un salto que se produce repentinamente, rápidamente, en comparación con la fase anterior de la evolución cuantitativa. Por ejemplo, el agua se calienta lentamente, pero, a cierta temperatura, se transforma rápidamente, de un salto, en vapor. En la vida social, los períodos revolucionarios son sensiblemente más cortos que los períodos de desarrollo evolutivo. La revolución social suprime de un solo golpe el antiguo orden de cosas y crea las condiciones propicias al desarrollo de formas nuevas de la vida social. Surge de lo que antecede, que el devenir tiene un doble aspecto: cuantitativo y cualitativo. Los cambios cuantitativos preparan los cambios cualitativos. Las dos formas del movimiento existen en la unidad dialéctica. Sólo teniéndolo en cuenta, se puede obtener un conocimiento científico de los fenómenos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento.

Puesto que el desarrollo se opera por transformación de cambios cuantitativos en cambios cualitativos, el desarrollo no es un movimiento circular, no es una simple repetición, sino una progresión que sigue una línea ascendente que va de lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo superior. Así se desarrolla la sociedad: de la comuna primitiva a la esclavitud, de la esclavitud al feudalismo, del feudalismo al capitalismo. Hoy la humanidad atraviesa una época en que el socialismo, forma de la vida social incomparablemente superior a todas las antiguas formaciones económico-sociales, viene a reemplazar al régimen capitalista, que ha caducado y frena el progreso. El socialismo ha vencido en la U.R.S.S., y los países de democracia popular (ver) se han encaminado igualmente por la senda del socialismo.

La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos implica conclusiones muy importantes para la actividad práctica del Partido Comunista. La principal es que la transición al socialismo es imposible por medio de reformas que aportan pequeñas modificaciones cuantitativas al capitalismo. Sólo una revolución, un salto revolucionario, es capaz de abolir al capitalismo y permitir la construcción de un mundo nuevo. Sin embargo, la revolución no puede intervenir sin ser precedida por una etapa de desarrollo evolutivo, es decir, sin que se hayan creado las condiciones materiales objetivas para la transición a un régimen superior, sin el progreso cuantitativo de la conciencia, de la organización de la clase obrera, sin la preparación de la clase obrera para el derrocamiento del antiguo régimen. El desarrollo es la unidad de las formas evolutiva y revolucionaria del movimiento. La evolución prepara la revolución, y ésta, a su vez, termina, corona la evolución creando las condiciones de un nuevo desarrollo evolutivo. La ley de la transformación de la calidad antigua en calidad nueva por medio de explosión, es de rigor en una sociedad dividida en clases hostiles, pero no es obligatoria para una sociedad donde las clases hostiles hayan sido liquidadas. La transición del capitalismo al socialismo no puede cumplirse sino por medio de la revolución, es decir, por el derrocamiento del poder político existente y su reemplazo por otro poder, el del proletariado, pues la clase burguesa no abandonará las escena por su buena voluntad. La Gran Revolución Socialista de Octubre constituye un ejemplo demostrativo de ello. En la sociedad soviética, donde las clases antagónicas no existen ya y donde el desarrollo tiene por fundamento la cooperación de los obreros, campesinos e intelectuales, todo cambio importante, toda transición de una cualidad antigua a una cualidad nueva, es preparada y realizada desde lo alto, por el Estado y el Partido Comunista, con el sostén de las masas desde abajo. Por eso, en la U.R.S.S. no hay terreno para cambios cualitativos bajo forma de revoluciones políticas. Así se efectuó en el campo el paso de la economía individual burguesa, al régimen socialista. Esta transición fue cumplida por el Estado con el sostén de las grandes masas campesinas desde abajo: y no lo fue tampoco por medio de una explosión, sino metódicamente, gradualmente. Del mismo modo metódico, gradual y sin explosiones se hará en la sociedad soviética la transición de la fase inferior del comunismo a su fase superior, pues en las condiciones del socialismo, el desarrollo se realiza no por medio de vuelcos radicales, sino por modificaciones graduales.

La tesis de la transformación de la calidad antigua en la nueva por desarrollo gradual, no tiene nada que ver con la concepción evolucionista del desarrollo, es decir con la concepción del desarrollo como proceso exclusivamente cuantitativo. Por el hecho de ser gradual, la transición de la vieja en la nueva calidad, no deja de significar, en fin de cuentas, un salto, un viraje de lo viejo a lo nuevo. Así, la transición del socialismo al comunismo, será una transición radical del régimen económico socialista a otro régimen económico superior, al comunismo.

El método dialéctico marxista parte del principio de que no sólo los cambios cuantitativos se transforman en cambios cualitativos, sino también de que estos últimos provocan nuevos cambios cuantitativos. Por ejemplo, el régimen socialista, cualitativamente nuevo y superior al régimen capitalista, engendra cadencias sin precedentes en el florecimiento de la producción y la cultura. Ningún régimen ha mostrado hasta ahora un progreso en la economía y en el nivel cultural del pueblo, semejante al del régimen socialista. Aceleración del desarrollo, tal es la ley de la sociedad socialista soviética, ley que deriva de la naturaleza, cualitativamente nueva, del régimen social y político de la U.R.S.S. (Ver igualmente Salto; Evolución y revolución; Calidad y cantidad).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:507-510

Tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos

Es una de las leyes fundamentales de la dialéctica; explica de qué modo ocurren el movimiento y el desarrollo. Esta ley objetiva universal del desarrollo establece que la acumulación de cambios cuantitativos graduales, imperceptibles, en un momento, determinado para cada proceso en particular, conduce de manera necesaria a cambios esenciales, radicales, cualitativos, al paso en forma de salto de la vieja calidad a una calidad nueva (Cantidad y calidad, Medida, Salto). Esta ley se da en todos los procesos de desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento. Los cambios cuantitativos y los cualitativos están relacionados entre sí y se condicionan unos a otros: no sólo se produce el tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos, sino también el proceso inverso, es decir, la transformación de las características cuantitativas como resultado del cambio de la calidad en los objetos y fenómenos. Así, el paso del capitalismo al socialismo ha dado origen, también, a una importante transformación de los índices cuantitativos: aceleración de los ritmos del desarrollo económico y cultural, crecimiento de la renta nacional y del salario de los trabajadores, &c. Los cambios cuantitativos y cualitativos son relativos. Unos mismos cambios son cualitativos respecto a determinadas propiedades (menos generales), y son únicamente cuantitativos respecto a otras propiedades (más generales). Así, el paso del estadio premonopolista del capitalismo al estadio monopolista no constituye un cambio absoluto de la calidad: la calidad de capitalismo, en este caso, se modifica únicamente en el sentido de que aparecen algunos nuevos rasgos y propiedades esenciales, pero en el fondo el capitalismo no cambia. Todo proceso de desarrollo es al mismo tiempo discontinuo y continuo. La discontinuidad se presenta en forma de salto cualitativo, y la continuidad, en forma de cambio cuantitativo (Evolución y revolución). Esta manera de concebir el desarrollo es radicalmente contraria a la concepción metafísica, la cual opone unilateralmente a la evolución unos cambios arbitrariamente escogidos. El marxismo demuestra el carácter anticientífico de las concepciones de los ideólogos burgueses y de los revisionistas, quienes reducen el desarrollo de la sociedad a una evolución lenta, a reformas pequeñas, niegan los saltos, los cambios revolucionarios; demuestra asimismo que son anticientíficas las concepciones de los anarquistas y aventureros izquierdistas, que adoptan una actitud despectiva hacia la larga y paciente labor de acumular fuerzas, de organizar y preparar a las masas para las acciones revolucionarias decisivas. La concepción materialista dialéctica acerca de la ley del paso de las transformaciones cuantitativas a las cualitativas es directamente opuesta a la concepción idealista. Hegel, que formuló dicha ley por primera vez, la mistificó como hizo también con otras leyes de la dialéctica. En él, las categorías de cantidad, calidad y sus tránsitos recíprocos, aparecen al principio en forma abstracta, en el seno de la idea absoluta, y únicamente después surgen en la naturaleza. La filosofía marxista no ve esta ley como premisa para la construcción del mundo, sino como resultado del estudio del mundo, como imagen de lo que ocurre en la realidad. Esta ley, que es una ley importantísima del mundo objetivo, constituye asimismo un principio importantísimo del conocimiento del mundo y de la transformación práctica y consciente del mismo. Con el cambio de las condiciones del desarrollo social, las leyes de la dialéctica se manifiestan en forma especifica. Así, bajo el socialismo, la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos (saltos) pierde la forma de revoluciones políticas, los cambios sociales se efectúan –en dicha sociedad– gradualmente, por medio de la extinción de lo viejo a la vez que se acrecientan los elementos de lo nuevo. Esta es la ley fundamental de la transformación del socialismo en comunismo.

Diccionario filosófico · 1965:468-469

Transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos

Una de las leyes fundamentales de la dialéctica, que explica cómo, de qué manera transcurre el movimiento y el desarrollo. Esta ley universal del desarrollo constata que la acumulación de los cambios cuantitativos graduales e imperceptibles en un momento determinado para cada uno de los procesos conduce necesariamente a cambios esenciales, cardinales, cualitativos, a la transición, en forma de salto, de la vieja calidad a la nueva (Calidad y cantidad, Medida, Salto). Esta ley actúa en todos los procesos de desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Es importante para comprender la concepción dialéctica del desarrollo y para diferenciarla de las concepciones metafísicas de todo género, que reducen el movimiento y el desarrollo sólo a los cambios cuantitativos de lo existente, sin la supresión de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo. El desarrollo de la ciencia en cualquier dominio del saber –física, química, biología, &c.–, así como la experiencia histórica mundial de las transformaciones sociales de los últimos decenios, confirman y enriquecen la teoría dialéctica del desarrollo como proceso de cambios cualitativos que se producen en virtud de los cambios cuantitativos. Los cambios cuantitativos y los cualitativos están interconectados y se condicionan mutuamente: no tiene lugar sólo la transición de los cambios cuantitativos a los cualitativos, sino también el proceso inverso: el cambio de las características cuantitativas debido al cambio de la calidad de los objetos y fenómenos. Por ejemplo, la transición del capitalismo al socialismo se acompañó también de un cambio considerable de los indicadores cuantitativos: aceleración del ritmo de desarrollo económico y cultural, crecimiento de la renta nacional, &c. Los mismos cambios son cualitativos respecto a unas propiedades (menos generales) y cuantitativos respecto a otras (más generales). Así, el paso de la fase premonopolista del capitalismo a la monopolista no es un cambio absoluto de la calidad, pues en este caso la calidad del capitalismo se transforma sólo en el sentido de que aparecen rasgos y propiedades sustanciales nuevas, pero sin modificarse su esencia. Todo proceso de desarrollo es al mismo tiempo discontinuo y continuo. Cabe decir que la discontinuidad toma forma de salto cualitativo, y la continuidad, forma de cambio cuantitativo (Evolución y revolución). El marxismo demuestra el carácter anticientífico de las concepciones de los ideólogos burgueses y los revisionistas de derecha, que reducen el desarrollo de la sociedad tan sólo a una evolución lenta, a las pequeñas reformas, y que niegan los saltos y las revoluciones, así como de los anarquistas y los revisionistas “de izquierda”, que desprecian el trabajo prolongado y meticuloso de reunión de fuerzas, de organización y preparación de las masas para las acciones revolucionarias decisivas. Hegel, quien fue el primero en formular esta ley, la mixtificó, lo mismo que otras leyes de la dialéctica. En su doctrina, las categorías de cantidad y calidad y sus transiciones mutuas intervienen inicialmente en forma abstracta en el seno de la idea absoluta y sólo después en la naturaleza. La filosofía marxista no considera esta ley como premisa para la construcción del mundo, sino como resultado de su estudio, como reflejo de lo que acontece en la realidad. Siendo una importantísima ley del mundo objetivo, al mismo tiempo constituye un trascendental principio fundamental para su conocimiento y transformación práctica consciente. A medida que cambian las condiciones del desarrollo social van cambiando también las formas de manifestación de las leyes de la dialéctica. Así, en las condiciones del socialismo, la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos (saltos) pierde la forma de revoluciones políticas, y las modificaciones sociales se realizan gradualmente, mediante la extinción de lo viejo y el acrecentamiento de los elementos nuevos. Esto constituye la regularidad fundamental en el proceso de transformación del socialismo en comunismo.

Diccionario de filosofía · 1984:430-431