Federico Guillermo Schelling
Federico Guillermo Schelling (1775-1854)
Schelling fue uno de los representantes del idealismo clásico alemán. Identificado primeramente con Fichte (ver), Schelling, posteriormente, crea su sistema filosófico idealista objetivo. Según Schelling, la base del desarrollo, tanto de la Naturaleza como de la razón, es una sola y misma fuerza espiritual, el “Absoluto”. La Naturaleza, o la materia, es el producto “inconsciente” de esta fuerza espiritual activa, diligente, y fase preparatoria para la razón (para el espíritu). La razón, según Schelling, se halla en un desarrollo dialéctico. La Naturaleza y la conciencia, el objeto y el sujeto, afirmaba Schelling, se confunden en el Absoluto. Por eso llamaba Schelling su filosofía la “filosofía de la identidad”. En la filosofía de la Naturaleza, Schelling se propuso la tarea de conocer el espíritu absoluto o infinito, que es el fundamento de la Naturaleza empírica y visible. La física experimental se contenta con el conocimiento de los aspectos externos de la realidad; se relaciona únicamente con fenómenos limitados e individuales. En cambio, descubrir la causa, el principio espiritual decisivo, absoluto, el productor de todos los fenómenos de la Naturaleza, es, según Schelling, la misión de la ciencia sobre la Naturaleza, basada exclusivamente en la razón. En el primer período de su actividad filosófica, Schelling desempeñó un importante papel en la historia de la filosofía alemana, estando Hegel mismo, durante algún tiempo, bajo su fuerte influencia. Pero Schelling, que en su juventud estaba apasionado por la Revolución Burguesa Francesa, y siendo estudiante hasta recibió una severa amonestación por haber traducido “La Marsellesa”, evolucionó visiblemente hacia la ideología reaccionaría, feudal-religiosa. En 1841, fue invitado por el rey prusiano Federico Guillermo a ocupar una cátedra en la Universidad de Berlín, a fin de llevar la lucha contra el joven hegelianismo (ver: Jóvenes hegelianos), que entonces era la ideología de la burguesía radical alemana. En este segundo período de su vida, Schelling creó la reaccionaria “filosofía de la revelación”, que Engels sometió a una crítica demoledora en su trabajo especial “Schelling y la revelación”. Schelling tuvo muchos partidarios en la Rusia de la década del 30 al 40 del siglo pasado.
Diccionario filosófico marxista · 1946:275
Friedrich-Wilhelm Schelling (1775-1854)
Eminente representante de la filosofía clásica alemana, idealista “objetivo”. Continuador de Fichte (ver), no tardó en pasar al idealismo objetivo, y creó su “filosofía de la identidad” según la cual, la asimilación absoluta del ser y del pensamiento, de la materia y del espíritu, del objeto y del sujeto, sería el principio original y la causa primera del universo. Pero esta identidad original no es, en la filosofía de Schelling, más que un estado inconsciente de un ignorado espíritu universal donde no se hallan todavía las distinciones que establecen las sensaciones y las percepciones en la naturaleza que nos rodea. Este principio que habría engendrado la infinita diversidad cualitativa de la naturaleza y de la sociedad, se opone, por una parte al materialismo, que deduce la conciencia de la materia, y por otra, al idealismo subjetivo de Fichte, según el cual el ser se reduce a la actividad de un “Yo” absoluto que da nacimiento al mundo. Esto no significa que Schelling haya ocupado una posición intermedia entre el materialismo y el idealismo.
La “identidad absoluta”, perfectamente homogénea, igual a sí misma bajo todos los conceptos, no implica una fuente de movimiento, de cambio, y no permite explicar la diversidad cualitativa de la naturaleza. A fin de escapar a las dificultades suscitadas por el principio de la identidad absoluta, Schelling le atribuye una voluntad y una acción inconscientes. Esta actividad ciega engendra la naturaleza, y luego, el intelecto humano. El devenir sería la transición del estado inconsciente del espíritu universal a la conciencia, al pensamiento. El autodinamismo del espíritu universal sería el desarrollo de la naturaleza misma, su ascensión progresiva. La fuente de este movimiento sería la unidad y la interacción de fuerzas opuestas. Hay aquí elementos de dialéctica. Pero esta evolución de la naturaleza es, en Schelling, una adulteración y una desfiguración, puesto que la reduce a las metamorfosis de un espíritu universal. Todas las cualidades de los objetos de la naturaleza serían sensaciones provocadas por el espíritu universal que adquiere conciencia de sí; todos los cuerpos serían pues, el espíritu universal que se contempla a sí mismo, y la naturaleza en su conjunto, “es simplemente la razón que no ha llegado todavía a la madurez”. La historia de la naturaleza es por consiguiente la del espíritu que, en fin de cuentas, no es otra cosa que el “Yo” absoluto de Fichte. Pero para Schelling, ese “Yo” absoluto es el resultado final de la marcha del alma universal y no el punto de partida.
La filosofía de la naturaleza de Schelling llevaba consigo una interpretación idealista de los grandes descubrimientos realizados en su época en los dominios del magnetismo y de la electricidad. Así, el descubrimiento de la electricidad positiva y negativa le sugirió la idea de la “dualidad universal”, de la unidad de los contrarios, constitutivos de la esencia espiritual de todos los procesos naturales. Como los naturalistas más avanzados de su tiempo, Schelling desechaba la flogística, la lumigenia, las “materias imponderables” eléctrica, magnética y demás. Anticipó el descubrimiento de la relación entre la electricidad y el magnetismo, realizado en 1820 por Ørsted. Sin embargo, como era idealista, no consideraba la electricidad, el magnetismo y la luz como formas particulares del movimiento de la materia, sino como fluidos esencialmente espirituales, anteriores a la materia cuyas propiedades y combinaciones constituían. La reducción de la naturaleza a un principio espiritual inconsciente no le permite resolver científicamente la cuestión de la relación entre la materia orgánica, viva, y la materia inorgánica, inanimada. Es cierto que Schelling admitía la continuidad entre esas dos formas de la naturaleza, y que hasta intentó explicar la aparición de seres vivos. Aunque repudiaba el preformismo (ver) así como otras teorías reaccionarias, su doctrina idealista de la prioridad del espíritu y de la vida condenó a la esterilidad sus intuiciones más profundas.
Schelling trató de aplicar la idea del devenir a la historia humana considerada como la preparación, la aparición y el florecimiento de un “régimen de derecho” identificado con la sociedad burguesa idealizada. Condenando al feudalismo, escribía: “El espectáculo más indigno y más escandaloso que se pueda contemplar, es el de un régimen donde domina no la ley, sino la arbitrariedad del legislador y el despotismo...”. Más tarde, Schelling abandonó sus concepciones progresistas y se hizo reaccionario, colocando la fe por encima de la razón, la religión por encima de la ciencia y de la filosofía.
El rey de Prusia Federico Guillermo, lo nombró profesor en la Universidad de Berlín, con el fin de combatir a los jóvenes hegelianos (ver) que expresaban la ideología de la burguesía radical alemana. Durante ese período de su vida, Schelling creó su “filosofía de la revelación”, doctrina reaccionaria y mística, convirtiéndose, según la expresión de Engels, en un “filósofo a lo Cristo”. El joven Engels, aunque todavía idealista, sometió esta filosofía a una crítica demoledora en su obra “Schelling y la revelación”. Chernishevski calificó acertadamente a Schelling en decadencia, de “símbolo del obscurantismo”.
La principal obra de Schelling se titula “Sistema del idealismo transcendental”.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:456-457
Friedrich Wilhelm Joseph Schelling (1775-1854)
Filósofo alemán, tercero por el tiempo en la pléyade de los idealistas alemanes clásicos. Profesor en Jena, en Erlangen y en Berlín; miembro de la Academia de Ciencias de Munich. En la última década del siglo XVIII, publicó varios trabajos sobre problemas relativos a la filosofía de la naturaleza. Aprovechando las ideas de Kant y la teoría de Leibniz acerca de las mónadas vivas, introdujo el concepto de desarrollo en la interpretación de la naturaleza. En su Sistema del idealismo trascendental (1800), intentó combinar el idealismo subjetivo de Fichte con el idealismo objetivo de su propio sistema. Según Schelling, la filosofía ha de responder a dos cuestiones: de qué manera el desarrollo de la naturaleza inconscientemente espiritual llega al nacimiento de la conciencia, y por el contrario, de qué modo ésta, que de por sí únicamente es sujeto, se convierte en objeto. A la primera cuestión, responde la “filosofía de la naturaleza”; a la segunda, la teoría del “idealismo trascendental”. Schelling veía la diferencia de su sistema respecto al sistema de Fichte en el hecho de que a la ascensión fichteana del sujeto contraponía –en la filosofía de la naturaleza– ]a investigación, para la cual lo primario es lo objetivo. Por objeto Schelling no entendía la conciencia de un individuo como tal, sino la contemplación directa del objeto por el entendimiento o “intuición intelectual”. A diferencia de Fichte, Schelling hizo extensiva la “intuición intelectual” a todos los grados de la reflexión de la conciencia acerca de su propia actividad. Desarrollando esta idea, Schelling se unió al ala reaccionaria de la escuela romántica, para la cual la intuición estaba sólo al alcance de un reducido número de elegidos. Una vez que ha comprendido su propia espontaneidad, la conciencia llega a conocerse a sí misma simultáneamente como subordinada a la necesidad y como libre. A través de las acciones libres de los individuos como tales, actúa y se manifiesta con carácter de necesidad un proceso, sujeto a ley, en el cual se combinan en una unidad el espíritu y la naturaleza, el sujeto y el objeto, la libertad y la necesidad. Ahora bien, según Schelling, no es el conocimiento lo que abre dicho proceso, sino tan sólo la fe, y la garantía del proceso histórico y moral radica sólo en Dios. La concepción schellinguiana, pensada como dialéctica de la necesidad y de la libertad en la historia, se desarrolló sobre una base idealista y mística, quedando reducida, en realidad, al fatalismo y a la negación plena de toda previsión en la historia. De la “filosofía de la naturaleza” y del sistema del “idealismo trascendental”, Schelling pasó a la “filosofía de la identidad”. nueva forma de idealismo objetivo. El problema que se convierte en capital en la filosofía de Schelling, trata de la identidad de objeto y sujeto; se declara que la ley suprema es la ley de la identidad de la razón una consigo misma. En lo absoluto ocurre el proceso de autoconocimiento de la identidad –el paso de lo singular a lo múltiple–. La doctrina schellinguiana de la libertad recibió un ulterior desarrollo en la obra Investigación filosófica sobre la esencia de la libertad humana y sobre los objetos correspondientes (1809). Coincidiendo con Fichte, Schelling concebía la libertad como necesidad comprendida, en el fenómeno de la libertad no veía la hazaña del individuo aislado, sino una conquista de la sociedad. Mas, en contradicción con este punto de vista, el problema de la libertad, en Schelling, se adultera; se vincula al problema del mal en el mundo; como raíz última de la libertad, se proclama un principio puramente personal cuya fuente se sitúa en el mundo del más allá, “accesible al entendimiento”. Alrededor del año 1815, pasa Schelling a una nueva –y última– fase de su desarrollo: a la mística “filosofía de la mitología y de la revelación”. La teoría de dicho período se distingue por la extremada acentuación de los elementos místicos. Schelling estigmatiza, entonces, toda filosofía basada en la razón, contraponiéndole la “filosofía de la revelación”, que busca la verdad más allá de los límites del entendimiento –en la “experiencia religiosa”. La propaganda pública que de la “filosofía de la revelación” desarrolló Schelling, resultó un fracaso. En brillantes panfletos, el joven Engels hizo ver a sus contemporáneos el contenido reaccionario de la “filosofía de la mitología y de la revelación” de Schelling.
Diccionario filosófico · 1965:411-412
Friedrich Wilhelm Joseph Schelling (1775-1854)
Filósofo alemán, tercero en el tiempo (después de Kant y Fichte) en la pléyade de los idealistas clásicos alemanes. En los años 90 publicó una serie de obras acerca de los problemas de la filosofía de la naturaleza. Utilizando las ideas de Kant y la doctrina de Leibniz sobre las mónadas vivas y las fuerzas racionales de la naturaleza, introdujo la idea del desarrollo en la comprensión de la naturaleza. En su Sistema del idealismo trascendental (1800) intentó conjugar el idealismo subjetivo de Fichte con el idealismo objetivo de su propio sistema. Según Schelling, la filosofía debe dar respuesta a dos preguntas: ¿de qué modo conduce el desarrollo de la naturaleza espiritual inconsciente al surgimiento de la conciencia? y ¿de qué modo, por el contrario, se convierte en objeto la conciencia que de por sí no es sino sujeto? A la primera pregunta contesta la “filosofía de la naturaleza”, y a la segunda, la doctrina del “idealismo trascendental”. Schelling no entiende por sujeto la conciencia de individuo, sino la contemplación directa por la razón del objeto mismo o la “intuición intelectual”. Desarrollando esta doctrina, Schelling se suma al ala reaccionaria de la escuela romántica, para la cual la intuición es patrimonio tan sólo de unas cuantas personas escogidas. A través de la libre actividad de las distintas personas transcurre y se manifiesta con necesidad el proceso lógico en el que se unen el espíritu y la naturaleza, el sujeto y el objeto, la libertad y la necesidad. Pero, según Schelling, este proceso no se revela al conocimiento, sino sólo a la fe, y las garantías del progreso histórico y moral sólo radican en Dios. Proyectada como dialéctica de la necesidad y la libertad en la historia, pero desarrollada sobre la base del idealismo y la mística, la doctrina de Schelling se redujo de hecho al fatalismo y a la rotunda negación de la previsión en la historia. Schelling evoluciona de la “filosofía de la naturaleza” y el sistema del “idealismo trascendental” a la filosofía de la identidad, nueva forma del idealismo objetivo. El principal problema de la doctrina de Schelling pasa a ser la idea de la identidad entre el objeto y el sujeto, y se proclama como máxima la ley de la identidad de la razón única consigo misma. La doctrina de Schelling sobre la libertad recibe desarrollo sucesivo en las Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana (1809). Lo mismo que Fichte, Schelling entiende la libertad como necesidad conocida y no considera el fenómeno de la libertad como hazaña de un individuo, sino como una realización de la sociedad. Ahora bien, contrariamente a esta idea, Schelling mixtifica el problema de la libertad, vinculándolo con el problema del mal en el mundo; se proclama como última raíz de la libertad el principio puramente personal, cuya fuente está en el mundo del más allá. Desde 1815 más o menos, la doctrina de Schelling entra en una fase nueva –y última– de su desarrollo: la filosofía mística de la “mitología y la revelación”. Su doctrina de aquel período se distingue por la acentuación extrema de los elementos místicos de la concepción del mundo de Schelling. Esta vez Schelling estigmatiza toda filosofía basada en la razón, oponiéndole la “filosofía de la revelación”, que busca la verdad más allá del marco de la razón: en la “experiencia religiosa”. La propaganda pública de la “filosofía de la revelación” hecha por Schelling sufrió un fracaso. En sus brillantes panfletos, el joven Engels explicó a sus contemporáneos el contenido reaccionario de dicha “filosofía”.
Diccionario de filosofía · 1984:383-384