Filosofía en español
1. Método artístico que en las décadas de 1820 y 1830 sustituyó al clasicismo en Europa. Su origen arrancaba de dos fuentes: a) el movimiento liberador de las masas populares, despertadas por la Revolución Francesa de 1789, la lucha del pueblo contra el feudalismo y la opresión nacional; b) la desilusión de amplios círculos sociales ante los resultados de la revolución del siglo XVIII. Ello determinó que en el romanticismo artístico se formaran dos tendencias. Una constituía una reacción frente a la victoria del régimen burgués y expresaba, al mismo tiempo, miedo ante los movimientos revolucionarios y populares. En esta tendencia, la crítica del capitalismo solía presentar un carácter reaccionario, unilateral, se fijaba sólo en las facetas sombrías del nuevo régimen sin ver lo que su victoria había aportado de progresivo. El romanticismo reaccionario buscaba la solución a las contradicciones sociales históricas en ideales ilusorios que representaban una apología del pasado medieval. De ahí la inclinación de los románticos (Tieck, Schlegel, Novalis, Zhukovski, Kaulbach y otros) hacia las situaciones insólitas y las imágenes de carácter fantástico. La otra corriente fundamental del romanticismo tenía una orientación progresiva, revolucionaria, expresaba la protesta de los amplios círculos de la sociedad tanto contra el sistema social burgués como contra el feudalismo, contra la reacción política. Aunque los ideales estéticos de esta corriente a menudo presentaban también un carácter utópico, y las imágenes de los románticos se distinguían con frecuencia por su ambigüedad, por un sentido interior trágico, reflejaban, a pesar de todo, cierta comprensión de las contradicciones del régimen burgués, cierto interés por la vida de las amplias masas populares y se orientaban hacia el futuro. Entre los artistas del romanticismo progresivo figuran Byron y Shelley, Hugo y Sand, Mickiewicz y Petöfi, Rileiev y Küshelbecker, Géricault y Delacroix, Briulov y Rude, Schubert, Chopin, Schumann, Berlioz y Liszt.
2. Tendencia psicológico-social y estética, estado de ánimo específico que late tanto en la actividad de las personas como en la obra creadora de determinados artistas, en sus obras de arte. Gorki veía la necesidad de incluir orgánicamente el romanticismo revolucionario en el método artístico del realismo socialista, por el hecho de que la fuente del romanticismo se encuentra en la realidad objetiva reflejada por el arte, en la vida heroica del proletariado, de los valientes luchadores por la libertad y la felicidad del hombre, en el trabajo creador de quienes construyen una sociedad sin clases. Nuestra realidad es heroica y, por tanto, romántica. El romanticismo revolucionario constituye una forma estética especial que pone de manifiesto la lucha entre lo nuevo y lo viejo en el desarrollo de la sociedad mediante el sentido de lo nuevo, mediante una clara comprensión de las perspectivas y de los fines del desarrollo social. El romanticismo revolucionario es la forma artística de la previsión histórica, es la encarnación de los sueños del artista engendrados por la propia vida y dirigidos hacia la transformación de la misma.
Diccionario filosófico · 1965:406-407
(francés romantisme; latín romanus.) Movimiento ideológico y artístico, que a comienzos del siglo 19 abarcó las esferas más diversas de la cultura europea, sustituyendo al clasicismo. El romanticismo, como método artístico, expresa nítidamente la actitud del artista hacia los fenómenos que representa, lo cual imprime al arte cierta animación y orientación emocional específica. Una corriente del romanticismo representaba la reacción conservadora hacia el triunfo del régimen burgués, expresando, al mismo tiempo, el temor ante los movimientos populares y revolucionarios. Esta tendencia se manifestó en la creación de ideales ilusorios que constituían la apología del pasado medieval. Otra corriente fundamental del romanticismo tenía una orientación progresista, expresando la protesta de los amplios sectores de la sociedad contra la reacción política (G. Byron, V. Hugo, A. Mitskevič, K. Riléev, F. Chopin, H. Berlioz, F. Liszt y otros). Los ideales estéticos de esta corriente del romanticismo a menudo eran utópicos y las imágenes de sus personajes se distinguían por su carácter ambiguo y trágico interno, pero, no obstante, expresaban cierta comprensión de las contradicciones de la sociedad burguesa, manifestaban interés por la vida de las amplias masas populares y estaban proyectados hacia el futuro. Una parte integrante del realismo socialista es el romanticismo revolucionario, forma artística de previsión histórica y plasmación de los sueños del artista.
Diccionario de filosofía · 1984:379-380