Filosofía en español
Imagen sensorial concreta de los fenómenos del mundo exterior. Con las sensaciones y las percepciones, las representaciones constituyen el conocimiento sensorial, o, de acuerdo a la terminología de Pavlov (ver), el primer sistema de señalización de la realidad. Las representaciones se distinguen de las percepciones en dos puntos. La percepción refleja un objeto aislado que actúa sobre nuestros órganos de los sentidos en circunstancias concretas determinadas. La representación es un reflejo más generalizado y más abstracto. Así, el hombre percibe un abedul dado en circunstancias determinadas, pero su representación del abedul reúne los indicios de numerosos abedules que ha visto, sin retener ciertos indicios que distinguen cada abedul dado de otro y que caracterizan las circunstancias de la percepción de cada uno de esos abedules. Además, la representación contiene elementos de apreciación práctica del objeto considerado. En cierto sentido, un carpintero se representa el abedul de manera diferente a un pintor, dada la diferencia de sus respectivas actitudes prácticas hacia ese árbol. Sechenov (ver) llama a la representación, la mediana de los conocimientos sensibles del objeto. Pavlov muestra que, en relación a las percepciones, las representaciones se forman a un nivel más elevado de la actividad nerviosa superior. Ellas implican un esfuerzo cerebral más complejo y más diferenciado, es decir, el análisis de las excitaciones exteriores, su descomposición en sus elementos, y la síntesis, la reunión de los elementos similares.
El materialismo filosófico marxista denuncia la concepción idealista que hace de las representaciones un dato primario y de la materia, un dato secundario, dependiente de las sensaciones humanas. En realidad, la materia existe independientemente de nuestras representaciones que son un producto del cerebro y reflejan los objetos y los fenómenos del mundo exterior.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:442-443
Imagen generalizada, sensorialmente evidente de los objetos y fenómenos de la realidad; se conservan y reproducen en la conciencia sin que los propios objetos y fenómenos actúen directamente sobre los órganos de los sentidos. En la representación del ser humano, se fija y se conserva lo que objetivamente se convierte en patrimonio de los individuos gracias a la actividad práctica. Aunque es una forma del reflejo sensorial del individuo, la representación, en el hombre se halla indisolublemente vinculada a significaciones socialmente elaboradas, es mediada por el lenguaje, está llena de contenido social y es siempre captada por el pensamiento, por la conciencia. La representación constituye un elemento necesario de la conciencia, pues vincula sin cesar la significación y el sentido (significación y sentido) de los conceptos con las imágenes de las cosas, a la vez que permite a la conciencia operar libremente con las imágenes sensoriales de los objetos.
Diccionario filosófico · 1965:401
Imagen visualizable sensorial sintetizada de los objetos y fenómenos de la realidad, que se conserva y se reproduce en la conciencia sin que los objetos y fenómenos mismos influyan directamente sobre los órganos de los sentidos. En la representación, el hombre consolida y conserva lo que pasa a ser objetivamente su patrimonio gracias a la práctica. Aun siendo forma de reflejo sensorial individual, la representación del hombre está enlazada indisolublemente con las significaciones socialmente elaboradas mediatizada por el lenguaje, plena de contenido social y siempre es concientizada. La representación es un elemento necesario de la conciencia, pues vincula constantemente la significación y el sentido de los conceptos con la imagen de las cosas y, a la vez, permite a la conciencia operar libremente con las imágenes sensoriales de los objetos.
Diccionario de filosofía · 1984:372