Filosofía en español 
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Raciocinio - Razonamiento - Razón

Raciocinio

El raciocinio es el producto supremo de la materia organizada de modo especial, el proceso del reflejo de la realidad objetiva en representaciones, conceptos, juicios, &c. El raciocinio está siempre relacionado con una determinada forma del movimiento material: con la actividad del cerebro (ver: Encéfalo), cuyo producto es. “El raciocinio, por más sobrenatural que parezca, es el producto de un órgano material, corpóreo, el cerebro” (Engels). El idealismo concibe al raciocinio como producto de un principio sobrenatural, independiente y autónomo respecto de la materia: dios, la idea absoluta, &c. La ciencia contemporánea nos ofrece cada vez pruebas más concluyentes de que el raciocinio es producto de la materia. Una gran importancia en este aspecto tiene el rico material que sobre la actividad nerviosa de los animales ofrece el sabio ruso Pávlov (ver) y su escuela. Pavlov demostró que a los animales superiores, particularmente a los perros, les son propias facultades analíticas y sintéticas, o sea, la capacidad de distinguir y relacionar las diversas excitsciones. Las investigaciones del académico Pavlov confirmaron plenamente las conocidas tesis de Engels: “Tenemos de común con los animales toda clase de actividades del entendimiento: la inducción, la deducción, por consiguiente, también la abstracción… el análisis de los objetos desconocidos... la síntesis... y en calidad de unificación de ambas, el experimento... Por su tipo, todos estos métodos... son completamente iguales en el hombre y en los animales superiores. Sólo por su grado..., divergen”. Subrayando una cierta similitud entre la actividad mental de los animales y la del hombre, el materialismo dialéctico, sin embargo, señala la diferencia de principio que existe entre el raciocinio del hombre y el de los animales. Si la actividad pensante del entendimiento es inherente también a los animales, el “pensamiento dialéctico –precisamente porque supone la investigación de la naturaleza de los propios conceptos– sólo es propio del hombre, y de este último, en la fase relativamente alta de desarrollo (budistas y griegos), alcanzando su pleno desenvolvimiento considerablemente más tarde, en la filosofía moderna” (Engels). La diferencia entre el raciocinio del hombre y el de los animales se explica no ya por la orqanización biológica mas perfeccionada del hombre, sino, principalmente, por las condiciones materiales y sociales de su vida. En su trabajo “Humanización del mono por el trabajo” (ver), Engels demostró, que la premisa fundamental para el desarrollo del raciocinio y del lenguaje humanos es el trabajo. El trabajo creó al hombre mismo, y, específicamente, la actividad humana consciente, psíquica. El desarrollo del raciocinio teórico y de la ciencia, está relacionado con las condiciones materiales de la vida de la sociedad, con la práctica social de los hombres. Reconociendo el condicionamiento del raciocinio por las condiciones materiales de la vida social, el materialismo dialéctico habla al mismo tiempo de la relativa autonomía del raciocinio y de la conciencia. Las condiciones materiales son únicamente las que en última instancia determinan el desarrollo del pensamiento, existiendo a la vez otras condiciones que influyen sobre él: el régimen político de la sociedad, el nivel de las ciencias, &c. El materialismo dialéctico combate las ideas vulgares, según las cuales, el raciocinio puede ser reducido a un proceso puramente fisiológico. En realidad, el raciocinio humano es un fenómeno social que no puede ser comprendido al margen de la historia de la sociedad. Sólo el materialismo dialéctico señala el enorme papel que desempeñan el raciocinio, las ideas teóricas y las concepciones en la vida social, en la historia de la sociedad. En su trabajo “Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico” (ver), Stalin da una fundamentación profunda del papel del raciocinio teórico y de las ideas y concepciones avanzadas.

Diccionario filosófico marxista · 1946:256-257

Razonamiento

Forma del pensamiento que consiste en extraer un juicio nuevo (conclusión) que deriva necesariamente de juicios dados (premisas). El conocimiento puede ser inmediato o mediato. Ciertos juicios reflejan la realidad fundándose en una observación inmediata. Es el caso de los juicios provenientes de los datos de los sentidos. Pero la ciencia no se contenta jamás con el conocimiento de hechos aislados. Un conocimiento generalizado como el de las leyes de la naturaleza, se obtiene por medio de un conocimiento mediato, por medio de la confrontación de varios juicios que desembocan en juicios nuevos (conclusiones).

Todo razonamiento comprende por lo menos, una premisa y una conclusión. Se requieren dos condiciones para que el razonamiento conduzca a un conocimiento exacto: 1) la justeza de las premisas, verificadas en la práctica y 2) la destreza en asociar los pensamientos, los juicios. Si las primeras son justas, y las leyes del pensamiento son aplicadas acertadamente, el resultado obtenido debe corresponder a la realidad. Las leyes del pensamiento son leyes lógicas que tienen un valor objetivo. Y no pueden ser destruidas o abolidas puesto que reflejan procesos objetivos, independientes de la conciencia y de la voluntad humanas. Las leyes del pensamiento implican ciertas reglas que si son infringidas conducen al error. Pero no se puede abolir esas leyes, pues ellas reflejan una relación objetiva entre las cosas.

La lógica distingue los razonamientos inmediatos y los mediatos. El razonamiento inmediato deriva de una sola premisa. Por ejemplo: todos los metales son conductores de la electricidad; por lo tanto, ciertos conductores eléctricos son metales. Todo razonamiento mediato necesita por lo menos dos premisas. Por ejemplo: todos los organismos unicelulares se multiplican por división simple; la amiba es un organismo unicelular; por lo tanto, la amiba se multiplica por división simple. Tal es el modelo clásico de silogismo. A partir de Aristóteles (ver), se entiende por silogismo categórico un razonamiento en el que, planteadas dos proposiciones llamadas premisas (de las cuales, una es universal afirmativa o universal negativa), deriva necesariamente de ellas una tercera llamada conclusión. El silogismo es así la forma esencial de la deducción. Para que dos juicios puedan formar un silogismo, es necesario que se encadenen por intermedio de un término común llamado “término medio” (que no forma parte de la conclusión). En el ejemplo citado, el término medio está constituido por el concepto de organismo unicelular. La lógica distingue cuatro figuras del silogismo categórico según el lugar que ocupe el término medio en las premisas –de sujeto o de predicado. La figura más usual es la primera, consistente en extender un principio a ciertos hechos aislados dependientes de aquél. Es ampliamente aplicado en las ciencias, una de cuyas tareas esenciales es la de agrupar hechos alrededor de leyes generales. Así, cuando las elecciones a la II Duma de Estado, Lenin decía: “...la táctica electoral de un partido obrero no debe ser sino la aplicación a un caso particular de los principios generales de la táctica socialista del proletariado” (Obras, Ed. rusa).

Los agnósticos y los lógicos inductivistas niegan el valor del silogismo, considerándolo incapaz de suministrar un conocimiento nuevo, y afirmando que la premisa mayor implica ya todos los casos particulares a los que se puede aplicar por intermedio de la menor. Este razonamiento está viciado, pues la mayor se reduce así a una simple totalización de los casos particulares. En realidad, en las formas silogísticas bien comprendidas, la mayor, lejos de limitarse a adicionar hechos aislados, expresa una ley general. Extender un principio a hechos nuevos, es contribuir al progreso del pensamiento, a enriquecer el conocimiento. Las comprobaciones contenidas en las premisas reflejan las relaciones de las cosas en la realidad material que nos rodea. Además de los silogismos categóricos, la lógica estudia los razonamientos hipotéticos y disyuntivos. El silogismo es la forma deductiva del razonamiento que va de lo general a lo particular. Otra forma de razonamiento es la que pasa de lo particular a lo general. (Ver Inducción y deducción).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:435-436

Razonamiento

Operación discursiva en cuyo transcurso, de uno o varios juicios, denominados premisas del razonamiento, se infiere un nuevo juicio (denominado conclusión o consecuencia) que se desprende lógicamente de las premisas. El paso de las premisas a la conclusión siempre se efectúa observando alguna regla de la lógica (regla de inferencia). El separar en el razonamiento sus premisas y la conclusión, y el establecer su estructura, constituyen su análisis lógico. Los razonamientos que se efectúan en virtud de unas mismas reglas de inferencia y de unas mismas leyes de la lógica son razonamientos de una misma forma lógica. Resulta, pues, que el análisis de los razonamientos sirve para poner de manifiesto la forma lógica de los mismos. El razonamiento es una forma del pensar en la cual (junto con el concepto, el juicio y otras formas del pensamiento y otros modos de razonar) transcurre la cognición del mundo exterior en el grado del pensamiento abstracto. Todo razonamiento verdadero ha de satisfacer un requisito: si sus premisas son verdaderas, ha de ser también verdadera la conclusión. Tal requisito se observa si en el curso del razonamiento no se infringen las leyes de la lógica ni las normas de la inferencia. En el procreo real del pensar, a menudo se omiten algunas de las premisas del razonamiento y no se formulan de manera patente las reglas y normas aludidas que se encuentran en la base del propio razonamiento. Ello abre la puerta a posibles errores. La lógica establece los medios para diferenciar los razonamientos acertados de los que no lo son y con ello, en particular, facilita el que los errores lógicos se eviten o se corrijan. Por lo común, los razonamientos y las demostraciones forman una cadena en la cual la conclusión del razonamiento anterior se convierte en premisa de uno de los razonamientos que le siguen. Para que una demostración sea correcta no sólo es necesario que sean verdaderos sus juicios iniciales, bases de la demostración, sino que, además, ha de ser necio cada uno de los razonamientos que entran en su composición. Por su forma, los razonamientos se dividen en varios tipos. La división más general es la que los clasifica en deductivos e inductivos (Deducción, Inducción).

Diccionario filosófico · 1965:390-391

Razón y raciocinio

Conceptos que expresan dos aspectos mutuamente necesarios del desarrollo del conocimiento científico, así como del pensamiento moral y artístico; dos capacidades que se ayudan mutuamente. La capacidad de raciocinio se distingue por el hecho de que en su marco los conceptos no se hallan en proceso de transformación y conservan su forma estable, constituyendo “raseros” teóricos preparados para el material empírico, para construir los resultados. De ahí el carácter abstracto de las operaciones y resultados del proceso de raciocinio que abona el terreno para el culto a las abstracciones, para atribuirles un papel creador independiente. Pertrechado tan sólo con el raciocinio, el hombre hace cada vez más racional su vida misma, convirtiéndola en esfera de la racionalidad. La capacidad de razonamiento se distingue, por el contrario, porque los conceptos se introducen en el proceso de transformación. Los fines y los valores se toman en su cambio, y el proceso teórico está orientado al ideal concreto que lleva al desarrollo del sujeto mismo del conocimiento, de los valores, &c. Si la investigación científica basada sólo en la capacidad de raciocinio diverge radicalmente de la moralidad y el arte, la razón crea un clima necesario para su comunidad. El problema de la razón y raciocinio penetra toda la historia de la filosofía europea, pasando de su distinción en las teorías de Platón y de Aristóteles a su intelección como peldaños del conocimiento (Nicolás de Cusa, Bruno y Spinoza). Gracias a Leibniz, dicho problema se convierte en objeto de estudio de la filosofía clásica alemana. Hegel criticó a fondo las deficiencias del raciocinio, pero sólo en aras de deificar la razón. Crítica nihilista del raciocinio es el tema predilecto del irracionalismo. Marx utilizaba en la investigación teórica un procedimiento dialécticamente racional: el método de ascenso de lo abstracto a lo concreto (El Capital). El marxismo resuelve el problema de la razón y raciocinio sobre la base de la comprensión del hombre en su integridad y de la unidad de las diversas manifestaciones de su actividad.

Diccionario de filosofía · 1984:362