Principio antropológico en filosofía
Título de la obra filosófica de N. G. Chernichevski (ver), en la que formula los principios fundamentales de su concepción filosófica y procede a la defensa del materialismo, del ateísmo y del socialismo. Chernichevski, hace en esta obra una profunda crítica del idealismo, al que considera como una “concepción fantástica del mundo”, refutada por todo el curso del desarrollo de los acontecimientos científico-naturales. Los autores de los sistemas filosóficos idealistas y eclécticos en boga están muy lejos de la ciencia, trabajan “según el antiguo modo fantástico de la división antinatural del hombre en varias partes, que proceden de diversas naturalezas”. La única “tendencia científica en filosofía” es el materialismo. Su principio, “la idea, elaborada por las ciencias naturales sobre la unidad del organismo humano”, refuta el dualismo, o sea, la creencia en dos principios independientes, opuestos –el espíritu y el cuerpo. Cada lado del proceso vital humano es la actividad, tanto del organismo humano en general como el de uno de sus órganos. El pensamiento es la actividad específica del cerebro. Chernichevski es el continuador del filósofo materialista alemán Feuerbach, y siguiéndolo para caracterizar sus puntos de vista, aplica el término “principio antropológico” (del griego “antropos” - hombre), que es “estrecho” y sólo da “descripciones débiles, inexactas del materialismo” (Lenin). Pero en ciertos problemas, Chernichevski va más lejos que Feuerbach. En El Principio Antropológico en Filosofía hay, no sólo una defensa del materialismo filosófico, sino también una profunda exposición de algunos aspectos del método dialéctico. Así, sobre la base de una serie de ejemplos, Chernichevski muestra cómo “la diferencia cuantitativa pasa a una diferencia cualitativa”; subraya también la necesidad de abordar concretamente los fenómenos. La verdad, dice siguiendo a Hegel, es siempre concreta. “Ya hace mucho que se había observado, que diversos hombres en la misma sociedad llaman buenas a cosas completamente distintas e incluso opuestas”. Chernichevski ve claramente la relación existente entre la filosofía y la lucha política. Ridiculiza a la gente que estima que los filósofos deben estar “por encima” de la lucha política: “¿Acaso los pensadores deben ser más estúpidos y más ciegos que cualquier hombre que sepa leer?” Los filósofos han sido siempre los representantes de los partidos políticos, y “sus sistemas filosóficos están totalmente impregnados del espíritu de los partidos políticos a que pertenecen los autores de dichos sistemas”. Chernichevski plantea el problema de la relación entre la filosofía y la actividad revolucionaria práctica. La solución correcta de los problemas filosóficos, escribe, tiene la mayor importancia para la “transformación de la vida” y, por el contrario, “la mentira teórica conduce irremediablemente, al daño práctico”. Criticando la concepción filosófica de Proudhon, Chernichevski señala que Proudhon expresa “el modelo del pensamiento del plebeyo de la Europa Occidental”, que aun no se había desembarazado de los “prejuicios fantásticos”. Pero “no cabe ninguna duda de que también los plebeyos de la Europa Occidental llegarán a conocer las concepciones filosóficas que corresponden a sus necesidades”, entonces aparecerán también entre ellos pensadores más vigorosos que Proudhon y llegará el triunfo “de los nuevos principios también en la vida social de la Europa Occidental”. Chernichevski trata de fundamentar la necesidad del socialismo. Pero, como todos los socialistas utópicos, parte del criterio de las necesidades del “hombre en general” abstracto y, al no saber extender el materialismo a los fenómenos de la vida social, no da una respuesta científica al problema del tránsito al socialismo. Este problema sólo fue resuelto por el materialismo dialéctico, al que Chernichevski “no supo, mejor dicho, no pudo elevarse por el atraso de la vida rusa” (Lenin). El artículo “El Principio Antropológico en Filosofía” fue escrito en 1860 e impreso por primera vez en la revista El Contemporáneo (abril-mayo de 1860), provocando la inquina más furiosa de todo el campo reaccionario, desde los insolentes monárquicos y clericales hasta los liberales. Contra “El Principio Antropológico en Filosofía” se manifestaron el Mensajero Ruso monárquico, los Anales de la Patria liberales, el órgano de la Academia eclesiástica de Kiev, &c. A todos sus adversarios, “hombres de la rutina”, como los llamaba Chernichevski, les contestó con el brillante artículo “Bellezas polémicas” (El Contemporáneo, junio-julio de 1861), poniendo al desnudo la ignorancia y el carácter reaccionario de los enemigos del materialismo.
Diccionario filosófico marxista · 1946:246-247