Filosofía en español 
Filosofía en español

Personalidad y sociedad

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Diccionario filosófico marxista · 1946

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Diccionario filosófico abreviado · 1959

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Diccionario filosófico · 1965

Personalidad y sociedad

Problema socio-filosófico, cuya esencia consiste en aclarar qué condiciones proporciona cada sociedad históricamente concreta para el proceso de formación y desarrollo de la personalidad, en qué medida se deja sentir la actividad de la personalidad sobre la sociedad y cómo se conjugan los intereses de la personalidad y la personalidad. Las teorías sociales premarxistas se basaban en la idea de la insuperabilidad y la eternidad de la contradicción entre la sociedad y la personalidad y en la valoración de éstas como ciertas integridades independientes. Así, en la sociedad esclavista, además de las teorías de Platón y Aristóteles, que fundamentaban la necesidad de someter la persona a la integridad política –el Estado–, existían las teorías de los estoicos, escépticos y epicúreos, en las que el poder del Estado se consideraba como fuerza represiva y hostil a la personalidad. En la formación feudal, una consolidación rígida de la posición, los derechos y las obligaciones de la persona por la estructura estamental y de casta de la sociedad encontraba su reflejo en la ideología religiosa ilimitadamente dominante, con su apología de la jerarquía, la prédica de la obediencia a Dios, &c. El surgimiento del capitalismo suprime la unión del hombre con la comunidad, estamento, casta, gremio y forma el punto de vista del individuo aislado. La sociedad aparece frente a él como un conjunto de propietarios privados formalmente iguales, a los que debe asegurar las mejores posibilidades para la manifestación de sus capacidades y energía personales. En los siglos 17-18 se elaboran intensamente las teorías del contrato social, según las cuales la estructura social y estatal es producto del acuerdo de los individuos y puede ser transformada si deja de servir al bien de los hombres, es decir, si infringe el acuerdo. Ahora bien, el afianzamiento y desarrollo del capitalismo, particularmente en la época del imperialismo, mostraron que la liberación de la personalidad proclamada por sus ideólogos, devino de hecho esclavización de la personalidad con las relaciones materiales y monetarias. La deshumanización y la despersonalización del hombre abarcan no sólo la esfera del trabajo, sino también la esfera de la actividad mental, la esfera burocratizada de la administración e incluso la esfera del ocio y las distracciones. Este proceso se refleja en la filosofía burguesa, incapaz de establecer que el conflicto entre la sociedad y la personalidad depende de las relaciones de propiedad privada, filosofía que convierte este conflicto en una contradicción eterna e insuperable. Al mostrar que el desarrollo y la alternación de las formaciones es al mismo tiempo el proceso histórico de devenir y desarrollo de la persona humana, el marxismo vinculó el surgimiento de la contradicción entre la sociedad y la personalidad a la existencia de las relaciones sociales antagónicas y esclareció el carácter concreto de manifestación de dicha contradicción y las vías de su superación inevitable. La supresión de las clases antagónicas y de las formas históricamente heredadas de la división del trabajo en el contexto del socialismo crea las condiciones necesarias para la formación de las personas desarrolladas en todos los aspectos y activas en el sentido creador. En la fase del socialismo desarrollado aumentan las posibilidades de la conjugación armónica de los intereses sociales y personales, cuando, por una parte, la sociedad hace todo lo posible en aras del bien del hombre y, por la otra, los miembros de la sociedad sirven conscientemente a los intereses sociales, elevando para ello su nivel profesional y cultural general, la responsabilidad social, la organización y disciplina, es decir, desarrollándose como personalidades socialmente ricas.

Diccionario de filosofía · 1984:334