Filosofía en español
La victoria de la Gran Revolución Socialista de 1917, el éxito de la construcción del socialismo en lo que había sido la atrasada Rusia zarista, despertaron el interés por el marxismo-leninismo y su filosofía en muchos países capitalistas. Los partidos comunistas que surgieron y se agruparon en la III Internacional (1919), toman el materialismo dialéctico e histórico en calidad de su bandera filosófica. Ya en la década de 1920, los trabajos filosóficos de Lenin se traducen a las principales lenguas europeas. El ascenso revolucionario que se registra en varios países europeos (1918-23) hizo que en algunos partidos comunistas se intensificara la desviación izquierdista expresada en el subjetivismo, en la subestimación del papel de las masas populares en la historia, en reducir la revolución social a una conjuración política (grupo de Bordiga en el Partido Comunista de Italia). Para desenmascarar las erróneas concepciones izquierdistas, fue de valor decisivo el trabajo de Lenin “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo” (1920). La estabilización parcial del capitalismo (1924-29), la activación de la ideología burguesa y de los socialistas de derecha –provocada por la estabilidad aludida– determinaron que en algunos partidos comunistas (de los Estados Unidos, Alemania, Italia, &c.) penetrara el oportunismo de derecha y su fundamento ideológico, la filosofía mecanicista. La lucha de los marxistas de la III Internacional contra las desviaciones de izquierda y de derecha se sostuvo también en torno a los problemas filosóficos. En los años veinte intervienen en las cuestiones filosóficas Gueorgui Dimitrov, Antonio Gramsci, Palmiro Togliatti, Maurice Thorez, Ernst Thälmann, William Foster y otros. Ponen de relieve la inconsistencia teórica de la ideología subjetivista y de la filosofía mecanicista y descubren el daño que éstas ocasionan en la práctica, defienden la doctrina relativa a la unidad entre la teoría marxista y la práctica revolucionaria del proletariado. La intensificación de la crisis general del capitalismo provocada por los éxitos del socialismo en la U.R.S.S. y por la crisis económica general (1929-33) se tradujo en el establecimiento del fascismo en varios países capitalistas. En la esfera ideológica, estos acontecimientos provocaron un incremento de la propaganda del irracionalismo, del misticismo, &c. La táctica, proclamada por los partidos comunistas, del frente único y del frente popular en la lucha contra el fascismo facilitó la agrupación de la intelectualidad progresiva en torno a los marxistas, aceleró el paso de varios de sus representantes a las posiciones de la filosofía materialista dialéctica. La lucha de los filósofos marxistas contra el intuitivismo (trabajos de Georges Politzer, Francia), el neohegelianismo (trabajos de Gramsci), el neoplatonismo (trabajos de Howard Selsam, Estados Unidos), el pragmatismo (intervenciones de Foster), el rehmkeanismo (trabajos de T. Pávlov, Bulgaria) y otras direcciones de la filosofía burguesa en la década de 1930, elevó el prestigio del materialismo dialéctico, mostró el papel de este último en calidad de fundamento metodológico de todas las ciencias, de arma eficiente en la lucha contra la ideología fascista. En el progreso de la filosofía marxista-leninista se inicia una nueva etapa después de la segunda guerra mundial. Ello se debió a los profundos cambios habidos en todas las esferas de la vida de la sociedad moderna: en la económica, en la social y en la política. Como resultado de la derrota sufrida por el fascismo germano y por el militarismo japonés en Europa y Asia, surgieron varios países socialistas. Los partidos comunistas y obreros de los países de democracia popular elaboraron el problema, importante tanto en el sentido teórico como en el práctico, sobre la dialéctica de las leyes generales de la construcción del socialismo y de las peculiaridades nacionales en que se manifiesta. En el curso de la edificación socialista en los países de democracia popular se lleva a cabo la revolución cultural en la que desempeña un gran papel la filosofía marxista-leninista. Ello ha planteado el problema de la instrucción filosófica de amplias capas de trabajadores con el fin de liberar sus conciencias de los restos de la ideología burguesa, de las supersticiones religiosas, &c. En los países de democracia popular, al lado de los viejos filósofos profesionales actúan otros nuevos, marxistas, quienes no sólo propagan la filosofía científica en las masas, sino que, además, investigan con éxito los problemas concernientes a la dialéctica del desarrollo social y de la edificación socialista (trabajos de Pávlov, Bulgaria; de H. Scheler, República Democrática Alemana; de Adam Schaff, Polonia, &c.), las cuestiones filosóficas de la ciencia natural (trabajos de L. Janossy, Hungría; de Polikarov, Bulgaria, y otros), los problemas de la ética (trábajos de Gulian, Rumania; de Bek, República Democrática Alemana; de Svoboda, Checoslovaquia, y otros), de estética (trabajos de S. Zolkevski, Polonia; Abusch, República Democrática Alemana, &c.), de historia de la filosofía (trabajos de Ley, de Gropp, República Democrática Alemana), de la crítica del idealismo contemporáneo (trabajos de Mende, República Democrática Alemana; de Bodnar, Checoslovaquia; de Iribadzhakov, Bulgaria, y otros), de lógica (trabajos de Bela Fogarasi, Hungría; de Georg Klaus, República Democrática Alemana, &c.). En los países capitalistas, después de la segunda guerra mundial, el pensamiento filosófico marxista se orientó hacia el estudio de las formas de lucha por la democracia y el socialismo en la nueva etapa de la crisis general del capitalismo. En las intervenciones de los dirigentes de los partidos comunistas y obreros, se subrayó que las nuevas condiciones históricas requieren el análisis de los caracteres nacionales específicos de cada país, la búsqueda de las vías concretas de lucha por la paz, por la democracia y el socialismo. Los filósofos marxistas de los países capitalistas defienden activamente las tradiciones filosóficas progresivas, desenmascaran la propaganda anticomunista, los procedimientos más recientes de un idealismo refinado. En sus trabajos, Roger Garaudy, Jean Kanapa (Francia), Auguste Cornu (República Democrática Alemana), E. Sereni, Luigi Longo (Italia), Howard Selsam y otros ponen de manifiesto que el comunismo trae consigo una nueva cultura, un nuevo humanismo, que se basa en las mejores tradiciones de la filosofía. En los trabajos de Maurice Cornforth (Inglaterra), Harry Wells (Estados Unidos), Guy Besse, Garaudy, H. Denis (Francia) y otro se revela la esterilidad teórica y el carácter anticientífico de las corrientes idealistas más recientes (neopositivismo, existencialismo, neotomismo), se muestra su hostilidad hacia la cultura progresiva y el humanismo. La intelectualidad avanzada de los países capitalistas apoya a los marxistas en su lucha y se adscribe a las posiciones del materialismo dialéctico (Bernal, Inglaterra; Langevin, P. Vigier, Francia; J. B. Furst, B. Dunnam, Estados Unidos; Kendziuro Yanaguida, Sakata Sioiti, Japón, y otros). Constituyó un fuerte impulso para la elaboración creadora de los problemas de la filosofía marxista, el XX Congreso del P.C.U.S. (1956), que dio comienzo a una nueva etapa en el desarrollo del movimiento comunista. En dicho Congreso, se sometió a crítica profunda y multilateral el culto a la personalidad de Stalin y con ello se desbrozó el camino para el desarrollo creador del marxismo-leninismo. En el Congreso se infirieron importantísimas conclusiones teóricas acerca de la posibilidad de evitar las guerras en la época actual, sobre la posibilidad de la vía pacífica de la revolución socialista al lado de la vía no pacífica, respecto a la multiplicidad de formas de la dictadura del proletariado. En la Declaración de la Conferencia de Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros (1957) se formularon las leyes generales del paso del capitalismo al socialismo y se subrayó el valor del materialismo dialéctico como ciencia que trata de las leyes más generales concernientes al desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento. En el Comunicado de la Conferencia de Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros (1960) se dio una definición marxista de la época actual, se expuso circunstanciadamente cuáles son los caminos de la lucha por la paz, la democracia y el socialismo en las presentes condiciones. Para el desarrollo creador del marxismo-leninismo es de enorme trascendencia el nuevo programa del P.C.U.S. aprobado en el XXII Congreso del Partido. El desarrollo creador del pensamiento filosófico marxista fuera de la Unión Soviética se produce en medio de una enconadísima lucha ideológica que se sostiene no sólo contra la burguesía y la ideología reformista, sino, además, contra el revisionismo y el dogmatismo. Prominentes marxistas-leninistas de varios países han realizado una honda crítica del revisionismo y del dogmatismo poniendo en evidencia el peligro que estas desviaciones suponen para el movimiento comunista.
Diccionario filosófico · 1965:357-359
(después de Octubre de 1917.) El triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre en 1917 puso comienzo a una nueva época histórica, la época de transición del capitalismo al socialismo. En muchos países capitalistas aumentó el interés por el marxismo-leninismo y su filosofía, particularmente por los trabajos de Lenin. Los partidos comunistas surgidos y agrupados en la III Internacional (1919) veían en el materialismo dialéctico e histórico su bandera filosófica. En los años 20, los trabajos filosóficos de Lenin se traducen ya a las principales lenguas europeas. En aquel tiempo elucidan los problemas filosóficos G. Dimitrov, A. Gramsci, P. Togliatti, M. Thorez, E. Thälmann, W. Foster y otros. Ellos defienden la doctrina de la unidad de la teoría marxista y la práctica revolucionaria del proletariado. En la literatura burguesa se recrudecen los ataques contra la filosofía marxista-leninista. Las publicaciones reformistas continúan su línea de revisión del materialismo dialéctico e histórico desde el punto de vista del socialismo ético. El ascenso revolucionario en varios países europeos (1918-23) iba acompañado del fortalecimiento de las posiciones políticas de las fuerzas de izquierda en el movimiento obrero europeo. Pero algunos de sus representantes se caracterizaban por la inmadurez teórica que se expresaba en el subjetivismo y la subestimación del papel de las masas populares en la historia. Para el desenmascaramiento de la desviación izquierdista tuvo gran importancia la obra de Lenin “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo” (1920). El boom económico temporal en algunos países capitalistas (1924-29) y, debido a ello, la activación de la ideología burguesa y socialista de derecha condicionaron la penetración en los partidos comunistas (de EE.UU., Alemania, Italia y otros países) del oportunismo de derecha y de su base ideológica: la filosofía mecanicista. La lucha de los marxistas de la III Internacional contra las desviaciones “de izquierda” y de derecha se sostenía también en el ámbito de los problemas filosóficos. La agravación de la crisis general del capitalismo, originada por los éxitos de la edificación socialista en la URSS y la crisis económica mundial de 1929-33, se completó con la instauración del fascismo en una serie de países capitalistas. En la esfera ideológica, estos acontecimientos se expresaron en el reforzamiento de la propaganda del irracionalismo, la filosofía idealista subjetiva, el voluntarismo, &c. Los partidos comunistas proclamaron la táctica de los frentes único y popular en la lucha contra el fascismo, lo que contribuyó a cohesionar a los intelectuales progresistas en torno a los marxistas y aceleró el paso de algunos de sus representantes a las posiciones de la filosofía materialista dialéctica. La lucha de los filósofos marxistas contra el intuitivismo (trabajos de G. Politzer), el neohegelianismo (trabajos de A. Gramsci) el pragmatismo (trabajos de W. Foster), la escuela inmanente en filosofía (trabajos de T. Pávlov) y otras corrientes de la filosofía burguesa de los años 30 elevaba el prestigio del materialismo dialéctico y mostraba su papel como base metodológica de las ciencias y arma eficaz en la lucha contra la ideología fascista. Una nueva etapa en el desarrollo de la filosofía marxista-leninista comenzó después de la segunda guerra mundial. A consecuencia de la derrota del fascismo alemán e italiano y del militarismo japonés y de la victoria de las revoluciones populares en Europa y Asia, surgieron varios países socialistas. Los filósofos de estos países, bajo la dirección de los partidos comunistas y obreros, libraron la lucha por afianzar la concepción científica marxista del mundo en la conciencia de las grandes masas trabajadoras. Se realizó un ingente trabajo para superar la ideología reaccionaria burguesa, reformista y revisionista, para la profunda investigación positiva de la vasta problemática del materialismo dialéctico e histórico, de los problemas socio-filosóficos del desarrollo de la sociedad socialista y de las cuestiones filosóficas de las ciencias naturales, la historia de la filosofía, la ética y la estética y para difundir los conocimientos filosóficos. Los filósofos de los países socialistas defienden consecuentemente los principios del internacionalismo proletario, celebran foros científicos comunes y editan trabajos colectivos en el ámbito de los problemas actuales de la filosofía marxista-leninista. Los filósofos marxistas de los países capitalistas defienden activamente las tradiciones filosóficas progresistas y denuncian la propaganda anticomunista y los procedimientos más recientes del idealismo refinado. En los trabajos de M. M. Cornforth, J. Lewis (Inglaterra), H. Wells, H. Selsam, H. Parsons (EE.UU.), G. Besse, L. Sève (Francia), W. Hollitscher (Austria), R. Steigerwald (RFA) y otros se pone de manifiesto el carácter interior contradictorio y la endeblez de las novísimas corrientes idealistas (neopositivismo, pragmatismo, existencialismo, neotomismo). La profundización de la crisis general del capitalismo, la ampliación de la envergadura del proceso revolucionario mundial y el reforzamiento de las posiciones del socialismo real en la palestra mundial vienen acompañados de la agravación de la lucha ideológica en torno a los problemas asociados al análisis de las regularidades de la transición del capitalismo al socialismo en las condiciones presentes. Las fuerzas del anticomunismo tratan de desacreditar la experiencia del socialismo real. Aparecen diversas ilusiones pequeñoburguesas y se intenta justificar el pluralismo ideológico y socavar la base ideológica del movimiento comunista. La resuelta lucha contra el anticomunismo está estrechamente ligada a la superación de las ilusiones pequeñoburguesas y de las tentativas de torpedear los principios del internacionalismo proletario.
Diccionario de filosofía · 1984:331-332