Filosofía en español
Célebre socialista utópico del siglo XIX. De 1800 a 1829, dirigió una gran fábrica en New Lanark (Escocia). Owen redujo la jornada de trabajo a diez horas y media, mientras que en las demás empresas era de trece y de catorce horas; mejoró las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, fundó una escuela modelo para los hijos de los obreros, organizó una casa-cuna y un jardín infantil. En su primera obra “Nuevos juicios sobre la sociedad o ensayos sobre la formación del carácter humano” (1813-1814), Owen da cuenta de su experiencia de New-Lanark y de los principios de su actividad. Sus ideas filantrópicas lo condujeron al comunismo. Fue un viraje en su vida. Convencido de que sus ideas eran justas y realizables, Owen partió a Norteamérica para organizar allí la colonia comunista “Nueva Armonía”. Pero sufrió un fracaso y volvió a Gran Bretaña donde tomó una parte activa en el movimiento obrero sindical y cooperativo, del que se apartaría más tarde. Su doctrina terminó por tomar un carácter sectario. Owen murió a la edad de 87 años, y sus ideas desempeñaron un papel positivo durante las décadas del treinta y el cuarenta del siglo pasado. Owen contribuyó mucho a la instrucción de los obreros, y Engels apreció su prolongada actividad del modo siguiente: “Todos los movimientos sociales, todos los programas reales registrados en Inglaterra en interés de la clase trabajadora, van asociados al nombre de Owen” (Engels, “Del socialismo utópico...”, en Marx/Engels, Obras escogidas, t. II, p. 117, Ed. esp., Moscú, 1952).
Su concepción social acerca a Owen a los materialistas franceses del siglo XVIII. Afirmaba que el hombre es un producto de las circunstancias y que su carácter se forma al margen de su voluntad. No son los hombres los culpables por sus defectos y sus vicios, sino el régimen social en que viven. Los crímenes de los hombres son los crímenes de la propia sociedad; castigar a los individuos, víctimas de la ignorancia y de los errores de la sociedad, es una injusticia clamorosa. No hay más que modificar las condiciones de la vida social, mejorar el orden social, y las costumbres de los hombres cambiarán, concluye Owen, en todo de acuerdo con los filósofos del siglo XVIII. Pero los materialistas franceses preconizaban la sociedad fundada sobre la propiedad privada y las libertades burguesas, mientras que para Owen, esta sociedad era tan imperfecta como el régimen feudal. Sólo la sociedad socialista es perfecta. Owen se elevaba contra los economistas burgueses, que se esforzaban en demostrar que el régimen capitalista es natural y razonable. Según Owen, la sociedad burguesa sólo es temporal. A diferencia de los filósofos franceses que se limitaban a reivindicar la abolición de los privilegios de casta, Owen aspiraba a la supresión de las contradicciones de clase, al establecimiento de la igualdad social entre los hombres. Criticaba severamente el régimen capitalista: la propiedad privada, la estructura de clase, la división del trabajo, el reino de la competencia, la depauperación creciente de los obreros, &c. “¡Qué locura!”, exclamaba Owen con indignación, “que el sistema social irrazonable de hoy haya apartado de su camino a esta fuerza enorme; que en lugar de riquezas y virtudes, no engendre sino miserias y crímenes!”. En esta contradicción, Owen veía uno de los flagelos de la sociedad. Sin embargo, como todos los socialistas utópicos, Owen estima que la raíz del mal social no está en el modo de producción capitalista, sino en la ignorancia de los hombres, que son inconscientes de su propia naturaleza. Creía que las contradicciones sociales serían eliminadas por medio de la difusión de conocimientos y de la verdad. Owen consideraba la historia como idealista, viendo en ella sólo un progreso gradual de los conocimientos humanos. Soñando con un orden social nuevo, socialista, en el que la comuna sería la célula elemental, Owen se alzaba contra la lucha revolucionaria del proletariado. En su opinión, la refundición socialista de las relaciones sociales no puede ser realizada por medio de la violencia, por medio de la revolución. Al igual que los otros socialistas utópicos, Owen no comprendía el papel histórico de la clase obrera. Fundaba sus esperanzas en la iniciativa de las clases dirigentes y en los gobiernos, pero en vano solicitó su concurso para la instauración de un orden social razonable. Owen dirigió sus proyectos a Nicolás I, a la reina Victoria, &c.
Los defectos esenciales del socialismo de Owen, subrayaba Engels, residen en su tolerancia hacia la burguesía, en el carácter abstracto de sus principios, en la incomprensión de las leyes del desarrollo histórico. Los socialistas ingleses, escribe Engels, son “perfectamente suaves y apacibles”, y consideran el “furor” de los obreros contra los burgueses como estéril. Ellos predican la filantropía y el amor universal. Pero los méritos históricos de Owen son grandes. Como las doctrinas de Saint-Simon (ver), y de Fourier (ver), la de Owen constituye una de las fuentes del comunismo científico. (Ver igualmente Socialismo utópico).
Diccionario filosófico abreviado · 1959:395-396
Socialista utópico, representante de la corriente socialista inglesa. Procedente de una familia de artesanos, se ganó el sustento desde los diez años. De 1791 a 1828, participó en actividades capitalistas y dirigió grandes fábricas. Conocía mejor que otros utopistas los aspectos negativos del sistema capitalista, y en el período de la revolución industrial criticó duramente tales aspectos. Desplegó una labor filantrópica, fue el iniciador de la legislación fabril. Posteriormente, orientó sus aceradas críticas contra la propiedad privada, contra la religión que la santificaba y contra el matrimonio burgués. Owen era partidario del racionalismo (que en el siglo XIX ya había envejecido) y ateo, si bien con algunas tendencias hacia el deísmo. Señaló la influencia decisiva del régimen social sobre el hombre. Interpretaba con un criterio idealista la historia como progreso gradual de la autoconciencia humana; veía la raíz de las calamidades sociales en la ignorancia de la gente. Entre las medidas para preparar un nuevo mundo moral (es decir, socialista), Owen confería una importancia extraordinaria a la educación. Aportó muchas ideas valiosas a la pedagogía teórica y práctica. Hacia 1820, Owen había formado ya sus concepciones capitales, constituyendo un sistema al que más tarde empezó a denominar socialista. Sus principios eran: comunidad de posesión y de trabajo, combinación del trabajo intelectual y físico, desarrollo multilateral de la personalidad, igualdad de derechos. En su teoría socialista, el trabajo industrial y el agrícola se unen, con la particularidad de que se da la preferencia a este último. La futura sociedad sin clases, según Owen, ha de ser una federación libre de comunidades que se gobiernan a sí mismas; cada una de ellas agrupará de 300 a 2.000 personas. Owen hacía especial hincapié en la distribución. No comprendía la necesidad de la revolución social y cifraba en los gobiernos burgueses la principal esperanza para la obra de transformar la sociedad. Organizó comunas de trabajo (las principales fueron la “Nueva Armonía”, en los Estados Unidos, desde 1825 hasta 1829, y la “Harmony-Hall”, en Inglaterra, desde 1839 hasta 1845), así como mercados de trueque; todas estas empresas fracasaron. Owen fue el único de los grandes utopistas que vinculó su actividad al destino de la clase obrera; a principios de la década de 1830, participó activamente en el movimiento sindical y cooperativista inglés; en cierta medida, sus ideas –en aquella época– se anticipaban al sindicalismo. Pese a que no comprendió el papel histórico de la clase obrera, Owen, hasta su muerte, permaneció al lado de ella.
Diccionario filosófico · 1965:340
Socialista utópico inglés. En 1791-1829 participó en la actividad empresarial, administró grandes fábricas, por lo cual conocía mejor que otros utopistas los aspectos negativos del sistema capitalista. Owen se dedicó a la filantropía, fue fundador de la legislación fabril. Más tarde enfiló su crítica contra la propiedad privada, contra la religión que la santifica y contra el matrimonio burgués. Owen es seguidor del racionalismo, ateo, con ciertas inclinaciones hacia el deísmo. Hacía constar la influencia decisiva que en el hombre ejerce el régimen social. Interpretaba de modo idealista la historia como progreso gradual en el autoconocimiento y veía la raíz del mal social en la ignorancia de los hombres. Entre las medidas que preparan un “mundo moral nuevo” (es decir, socialista), Owen atribuía extraordinaria importancia a la educación y formuló muchas ideas valiosas para la teoría y la práctica de la pedagogía. Hacia 1820 se configuraron las ideas fundamentales de Owen, cuyo sistema él empezó a llamar más tarde socialista. Sus principios son: la comunidad de posesión y de trabajo, la conjugación del trabajo intelectual y el manual, el desarrollo integral del individuo y la igualdad de derechos. La futura sociedad sin clases es una federación libre de comunidades autogestionadas, cada una de las cuales agrupa de 300 a 2.000 personas. Owen hacía hincapié principalmente en la distribución. Sin comprender la necesidad de la revolución social vinculaba la esperanza en la transformación de la sociedad con los gobiernos burgueses. Organizó comunas de trabajo (las principales de ellas fueron “Nueva Armonía” en EE.UU., 1825-1829, y “Harmony-Hall” en Inglaterra, 1839-1845), así como mercados de cambio, pero todos ellos fracasaron. Owen fue el único de los grandes utopistas que ligó su actividad al destino de la clase obrera, aunque, lo mismo que ellos, no comprendió su papel histórico; a comienzos de los años 30 del siglo 19 participó activamente en el movimiento sindical y cooperativo inglés; sus ideas en cierta medida anticiparon el sindicalismo.
Diccionario de filosofía · 1984:323