Filosofía en español
Filósofo español, idealista subjetivo; mantenía una posición intermedia entre la filosofía de la vida y el existencialismo. Centraba su atención en los problemas sociales. En sus trabajos “La deshumanización del arte” (1925) y “La rebelión de las masas” (1929), por primera vez en la filosofía burguesa expuso Ortega los principios fundamentales de la teoría de la “sociedad de masas”. Ortega llama “sociedad de masas” a la atmósfera espiritual que se forma en el Occidente por la degeneración de la democracia burguesa, por la burocratización de las instituciones públicas, por la extensión de las relaciones monetarias y de cambio a todas las formas de relación entre los individuos. Se crea un sistema de nexos sociales dentro del cual cada persona se siente comparsa, representante de un papel que se le impone desde fuera, se siente partícula de un principio impersonal: la muchedumbre. Ortega critica “desde la derecha” esa situación espiritual. La considera resultado inevitable de la amplia actividad democrática de las masas y ve la salida a tal estado de cosas en la creación de una nueva élite aristocrática formada por hombres capaces de realizar una “selección” arbitraria, guiados sólo por un “impulso vital” inmediato (categoría próxima a la “voluntad de poder”, de Nietzsche). Propugna volver a las formas precientíficas de orientación en el mundo, al antiguo “amor a la sabiduría”, todavía no corrompido.
Diccionario filosófico · 1965:348-349
Filósofo español, idealista subjetivo; ocupaba una posición intermedia entre la filosofía de la vida, de índole nietzscheana, y el existencialismo moderno. Ortega centró su atención en los problemas sociales. En sus escritos La deshumanización del arte (1925) y La rebelión de las masas (1929-30), Ortega expuso por primera vez en la filosofía burguesa los principios fundamentales de la doctrina de la “sociedad de masas”, por la cual entendía la atmósfera espiritual formada en Occidente a consecuencia de la degeneración de la democracia burguesa, la burocratización de las instituciones sociales y la extensión de las relaciones monetarias y mercantiles a todas las formas de contactos interpersonales. Se configura un sistema de conexiones sociales, dentro del cual cada hombre se siente ejecutor de un papel impuesto desde fuera, partícula de un principio extrapersonal: la multitud. Ortega critica “desde la derecha” la situación espiritual dada. La considera un resultado inevitable del desarrollo de la actividad democrática de las masas y ve la salida en la creación de una nueva élite aristocrática: personas capaces para la “elección” libre y que sólo se guían por el “ímpetu vital” directo (categoría próxima a la “voluntad de poder” de Nietzsche).
Diccionario de filosofía · 1984:322