Helvecio, Claudio Adriano (1715-1771)
Notable filósofo materialista francés del siglo XVIII. Helvecio partía de la doctrina del filósofo inglés Locke quien sostenía que las ideas y las representaciones del hombre tienen por fuente la experiencia de los sentidos. Desarrollando la teoría materialista del conocimiento, Helvecio se propuso aplicar este principio, sobre todo, a la explicación de la vida social. Afirmaba que el hombre es el producto del medio y que el carácter del hombre no es algo innato, sino determinado por la experiencia y por el medio. Este fue el punto de partida materialista de la teoría de Helvecio sobre la Sociedad. Sin embargo, más adelante afirmaba que el medio social es creado por la legislación existente en la Sociedad. La legislación, a su vez, es determinada por las ideas que imperan en la Sociedad. Tal interpretación de la Sociedad humana, cuya conclusión final fue la tesis: “las opiniones gobiernan el mundo”, no es materialista. En la teoría sobre la Sociedad, Helvecio se colocó, en definitiva, en la posición de un idealista. El punto de vista de Helvecio sobre la influencia decisiva del medio y de las instituciones políticas sobre la formación del carácter del hombre, tuvo un gran valor revolucionario. “Si el carácter del hombre es creado por las circunstancias, hay que hacer, por consiguiente, que las circunstancias sean humanas” (Marx). De aquí se derivaba la necesidad de cambiar las relaciones feudales. Marx señaló, que esos conceptos de Helvecio ejercieron una gran influencia sobre el socialismo utópico de comienzos del siglo XIX. Las obras principales de Helvecio son: Sobre el espíritu (ver), 1758: Sobre el hombre, 1773.
Diccionario filosófico marxista · 1946:131-132
Helvecio (Claude Adrien Helvetius) (1715-1771)
Célebre representante del materialismo y del ateísmo franceses del siglo XVIII, uno de los precursores ideológicos de la revolución burguesa en Francia. Afirma rotundamente que sólo los objetos materiales tienen existencia real; todas las ideas del cerebro humano derivan de la realidad material. Torna en ridículo el dogma religioso de la inmortalidad del alma y declara que la vida psíquica del hombre depende de su estructura corporal. En la teoría del conocimiento profesa el sensualismo (ver) materialista: todo lo que es inaccesible a los sentidos, lo es también al espíritu. Las sensaciones son provocadas por la acción sobre nuestros sentidos, de los objetos y de los fenómenos del mundo exterior, que existe en el espacio y en el tiempo. Helvecio reconoce la veracidad de nuestras percepciones. Como otros materialistas franceses, es enemigo del agnosticismo. Es ateo militante y declara que el origen de la creencia en Dios reside en la ignorancia de los unos y en la impostura de los otros. Considera que hay un vínculo directo entre la religión y la tiranía. Pero el materialismo de Helvecio es mecanicista y metafísico. Las condiciones históricas le impidieron comprender el papel inmenso de la práctica revolucionaria. Helvecio se proponía aplicar el principio materialista al estudio de la vida social, pero, como todos los materialistas anteriores a Marx, tenía una concepción idealista de la historia. Declaraba que el hombre es un producto del ambiente y que su carácter, lejos de ser innato, está condicionado por la experiencia y el medio que lo rodea. Era un punto de partida materialista. La idea de que el ambiente y las instituciones políticas ejercían una influencia decisiva sobre la formación del carácter del hombre, señalaba un progreso. De ahí la necesidad de cambiar el ambiente, la sociedad, las relaciones feudales, lo que constituía una conclusión revolucionaria. “Si el carácter del hombre es creado por las circunstancias, hay que hacer, por consiguiente, que las circunstancias sean humanas” (Marx/Engels, Obras, Ed. alem.). Las concepciones progresistas de los materialistas franceses sobre la sociedad, ejercieron influencia sobre los socialistas utópicos de los comienzos del siglo XIX. Helvecio pretendía que el ambiente social es creado por la legislación existente, lo cual constituía una tendencia idealista. “Las leyes lo hacen todo”, declara. En cuanto a la legislación, está determinada por las ideas que reinan en la sociedad. Helvecio divide las ideas en útiles, perjudiciales e indiferentes. Los hombres actúan conforme a las ideas que les son útiles, ventajosas. El mundo espiritual está sometido a la ley del interés. Los hombres son egoístas por naturaleza. Pero cada individuo está interesado en tener en cuenta las necesidades sociales, en seguir los dictados del egoísmo racional, en actuar de acuerdo con las exigencias del Estado, del pueblo. Los defectos morales provienen de una legislación imperfecta. La explicación idealista de la sociedad humana le conduce a esta conclusión: “La opinión gobierna al mundo”. El cambio de ambiente en Helvecio sólo significa la substitución del orden feudal por el régimen burgués. El burgués prospera guiado por el principio de la ventaja personal dispuesto a contribuir al bien social, pero jamás en detrimento de sus propios intereses: tal es su ideal, Helvecio defiende el principio de la propiedad privada y sólo se opone a la repartición demasiado desigual de riquezas. Sin embargo, su crítica al régimen político y a la legislación de la sociedad feudal adquiere, para su época, un carácter progresista.
La obra principal de Helvecio Del espíritu (1758), se clasifica entre las mejores obras de la filosofía ateísta del siglo XVIII, y fue altamente apreciada por Lenin. Este libro constituye un desafío a la religión y al idealismo. Según Diderot, “es un furioso mazazo asestado contra toda suerte de prejuicios”. La reacción condenó el libro a la pira porque violaba “los fundamentos de la fe cristiana”. En 1773, después de su muerte, se publicó otra obra materialista y ateísta de Helvecio: Del hombre, de sus facultades intelectuales y de su educación. Los filósofos reaccionarios franceses de hoy se alzan contra las ideas progresistas de Helvecio. En su lucha contra el obscurantismo idealista, el Partido Comunista Francés pone de relieve el alcance de las tradiciones materialistas de Helvecio y de los demás materialistas del siglo XVIII.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:228-229
Helvecio (Claude Adrien Helvetius) (1715-1771)
Materialista francés del siglo XVIII. Obras fundamentales: Del espíritu (1758) y Del hombre (1773). La filosofía de Helvecio se basaba en el sensualismo de Locke, del que excluyó los elementos idealistas. Según Helvecio, la materia, que tiene existencia objetiva, llega a ser conocida mediante las sensaciones. Consideraba como otro instrumento de la cognición, la memoria, definida por él como “sensación prolongada, si bien debilitada”. Tratando de manera simplista el pensar, Helvecio entendía por pensamiento tan sólo la combinación de sensaciones. Realzaba la importancia del medio social en la educación del carácter del hombre y en ello se basaba para demostrar la necesidad de cambiar las relaciones feudales por las capitalistas. No obstante, según Helvecio la función determinante en el desarrollo social es desempeñada por la conciencia humana y la pasión. Marx y Engels caracterizaron profundamente las concepciones de Helvecio: “Las cualidades sensibles, el amor propio, el placer y el interés personal bien entendido constituyen la de toda moral. La igualdad natural de las inteligencias humanas, la unidad entre el progreso de la razón y el de la industria, la bondad natural del ser humano, la omnipotencia de la educación, tales son los aspectos fundamentales de su sistema” (t. II, pág. 144). El reconocimiento, por parte de Helvecio, de la decisiva influencia del medio en la formación del individuo, su idea relativa a la combinación armónica entre los intereses personales y los sociales, la idea de la igualdad de las facultades intelectuales, sirvieron en gran medida como preparación del socialismo utópico.
Diccionario filosófico · 1965:212-213
Claude Adrien Helvecio (1715-1771)
Representante del materialismo francés del siglo 18. La base de la filosofía de Helvecio la constituyó el sensualismo de Locke, del cual fueron excluidos los elementos idealistas. Según Helvecio, la materia, que existe objetivamente, se conoce con ayuda de las sensaciones. Otro instrumento del conocimiento, a juicio de Helvecio, es la memoria, la cual define como “sensación prolongada pero debilitada”. Interpretando de modo simplista el pensamiento, Helvecio entendía por el mismo sólo la combinación de las sensaciones. Subrayaba el papel del medio social en la educación del carácter humano, fundamentando con ello la necesidad de sustituir las relaciones feudales por las capitalistas. Ahora bien, el papel determinante en el desarrollo social lo desempeñan, según Helvecio, la conciencia y la pasión humanas. Marx dio una profunda caracterización de las opiniones de Helvecio: “Las cualidades sensibles y el amor propio, el goce y el interés personal bien entendido son el fundamento de toda moral. Esta igualdad natural de las inteligencias humanas, la unidad entre el progreso de la razón y el progreso de la industria, la bondad natural del hombre y la omnipotencia de la educación: tales son los momentos fundamentales de su sistema” (t. 2, p. 144). Las ideas de Helvecio sobre la conjugación armónica de los intereses individuales y sociales y sobre la igualdad de las capacidades mentales desempeñaron un gran papel en la preparación del socialismo utópico. Obras: Del intelecto (1758), Del hombre... (1769, ed. de 1773).
Diccionario de filosofía · 1984:204