Filosofía en español
Término filosófico para designar la realidad subjetiva, la materia (ver).
(del latín “existentia”, existencia). 1. Es toda la diversidad de las cosas variables en su conexión e interacción. No es posible reducir la existencia de las cosas ni a su esencia interna ni exclusivamente a su manera de existir. Son erróneas las teorías filosóficas que han situado la esencia de las cosas, su fundamento, por encima de su existencia concibiendo esta última como algo bajo, casual y de corta duración. Pero también es errónea la teoría que estima la existencia de las cosas como superior a su esencia, considerando que esta última no existe en absoluto o como algo inaccesible, fuera del alcance de la cognición y de la práctica del hombre. El criterio acertado, en esta cuestión, estriba en que ni la esencia es posible sin la existencia (en este caso se obtiene la idea del imperio de la inmovilidad absoluta, que nada tiene de común con la vida real de la naturaleza y de la sociedad) ni la existencia es posible sin la esencia (en este caso, se fija sólo lo externo, lo inquieto, lo casual). Únicamente la unidad de existencia y esencia, de ser y de devenir, permite comprender todo lo existente.
2. Categoría fundamental del existencialismo, introducida en “la terminología filosófica por Kierkegaard. Se entiende por existencia el “ser” interno aprehendido por la conciencia, del hombre; “ser” distinto de la existencia empírica, que no es la real. La existencia como posibilidad del ser está determinada por el hombre mismo, por su deseo, pero tiene sus raíces (por ejemplo, según Jaspers) en cierta “trascendencia” misteriosa, es decir en Dios. La existencia no llega a conocerse, sino que se “ilumina” o se “revela” en “momentos críticos” (ataraxía, acto heroico, muerte, &c). En los existencialistas, esta categoría sirve para fundamentar el irracionalismo y el relativismo moral.
Diccionario filosófico · 1965:163
1. Toda la diversidad de las cosas mutables en su conexión e interacción. La existencia de las cosas no puede ser reducida a su esencia interna ni sólo a su ser. Son erróneas las teorías filosóficas que ponían la esencia, la base de las cosas por encima de su existencia, afirmando que esta última es algo vil, casual y efímero. Pero también es errónea la teoría que pone la existencia de las cosas por encima de su esencia, considerando esta última como inexistente en general o como algo inconcebible, inaccesible para el conocimiento y la práctica humanos. La concepción justa se reduce a que ni la esencia es posible sin la existencia (en caso contrario surge la idea de un reino de la total inmovilidad, que no tiene nada que ver con la vida real de la naturaleza y la sociedad), ni la existencia es posible sin la esencia (en caso contrario sólo se fija lo externo, lo inquieto y casual). Tan sólo la unidad de la existencia y la esencia, del ser y el devenir permite comprender todo lo existente.
2. Uno de los conceptos fundamentales del existencialismo, que significa el modo del ser de la personalidad humana. Por primera vez, el término “existencia” lo usó en este sentido Kierkegaard. Según los existencialistas, la existencia es el núcleo central del “Yo” humano, gracias al cual este último no aparece simplemente como individuo por separado ni como algo universal (humano general), sino precisamente como una personalidad concreta incomparable. Un rasgo realzado de la existencia consiste en que no puede ser objetivada. El hombre puede objetivar en la práctica sus capacidades, conocimientos y aptitudes en forma de objetos exteriores; puede, además, convertir en objeto de su propio estudio sus actos psíquicos, su pensamiento, &c., plasmándolos en teoría. Lo único que se escapa a la objetivación práctica y teórica por él y, por eso, del conocimiento, y que no se le somete es su propia existencia. La doctrina de la existencia está enfilada tanto contra la comprensión racionalista del hombre, que advierte su esencia en la razón, como contra la concepción marxista de esta esencia como conjunto de relaciones sociales.
Diccionario de filosofía · 1984:158