Escuela inmanentista en filosofía
Escuela inmanentista en filosofía
La inmanentista es una de las tendencias idealistas subjetivas más reaccionarías en la filosofía burguesa contemporánea. Sus representantes más conocidos eran Schuppe, Schubert-Soldern, Rehmke, Leclaire. También los “empiriocriticistas” Mach y Avenarius reconocieron su cercano parentesco con esta tendencia. La tendencia inmanentista tuvo partidarios también entre los revisionistas rusos del marxismo, Bogdanov, Basarov, Yushkevich y otros. Estos filósofos se titulan inmanentistas porque el punto de partida de su filosofía es la tesis de que el ser es inmanente a la conciencia, o sea, desde su punto de vista, que el mundo no existe independientemente de la conciencia, sino que se halla dentro de ella, o identificado con ella. La escuela de lo inmanente, que dentro de la filosofía constituye una variedad del kantismo, desechó de la teoría de Kant su elemento materialista, la teoría de la “cosa en sí” existente independientemente de la conciencia humana, refutó la existencia de la materia y ocupó la posición idealista subjetiva de Hume y de Berkeley. En lugar del estudio de la materia, la escuela inmanentista en filosofía proclamó como objetivo de las ciencias naturales el estudio de las leyes de la combinación y sucesión de las sensaciones como los únicos objetos fidedignos de la ciencia. El desarrollo lógicamente consecuente de las concepciones de los inmanentistas conduce inevitablemente al solipsismo (ver). Para evitar el solipsismo, los inmanentistas (con excepción de Schubert-Soldern, que declara abiertamente que ocupa la posición del “solipsismo gnoseológico”) construyen el concepto de “conciencia en general” o de “conciencia genérica”, que, según afirman, existe realmente en forma independiente del cerebro humano individual. Sin embargo, está completamente claro que en la Naturaleza jamás hubo ni podrá haber una conciencia que no sea el producto del cerebro y que no refleje la existencia material. Así que la “conciencia en general” no es otra cosa que una ficción idealista. Partiendo de esta ficción como de una cierta realidad, indiscutible, según ellos, los inmanentistas tratan de “demostrar” el carácter real de dios y de la inmortalidad del alma y de erigir una llamada “teología científica”. Esta misma ficción la emplean también para “fundamentar” toda clase de ideas reaccionarias para servir a los intereses de las clases dominantes. “Los inmanentistas, escribía Lenin, son los reaccionarios más rematados, predicadores directos del fideísmo, intactos en su oscurantismo. No hay ninguno de ellos que no haya llevado abiertamente sus trabajos más teóricos de gnoseología hacia la defensa de la religión, hacia la justificación de esta o aquella doctrina medioeval”. Hacia principios del siglo XX, la escuela inmanentista en filosofía degeneró en una multitud de pequeñas corrientes que hasta la actualidad continúan trabajando por destruir “la fe en la infalibilidad de las ciencias naturales”.
Diccionario filosófico marxista · 1946:98
Escuela inmanentista en filosofía
Una de las corrientes más reaccionarias de la filosofía burguesa de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Variedad del idealismo subjetivo. Sus representantes más conocidos son Schuppe, Schubert-Soldern, Rehmke, Leclair. Los empiriocriticistas Mach (ver) y Avenarius (ver) confesaban su parentesco cercano con la escuela inmanentista. Esta filosofía tenía también sus partidarios entre los revisionistas rusos del marxismo (Bogdanov, ver; Bazarov, Yushkevich y otros). Los sostenedores de esta filosofía afirman que el ser es “inmanente” a la conciencia, vale decir, que el mundo no existe independientemente de la conciencia, que el mundo existe en el interior de la conciencia o se identifica con ella.
Variedad del kantismo, la filosofía inmanentista repudió del sistema de Kant (ver) su elemento materialista, la teoría de la ”cosa en sí” (ver) existente fuera de la conciencia. Niega la existencia de la materia y se une al idealismo subjetivo de Hume (ver) y de Berkeley (ver). Según la escuela inmanentista, la ciencia debe estudiar no la materia, sino las leyes de la combinación y de la sucesión de las sensaciones que son los únicos objetivos dignos de fe. Todos los inmanentistas se deslizan inevitablemente hacia el solipsismo (ver). Para escapar de ello, los inmanentistas (con excepción de Schubert-Soldern que se declara categóricamente adepto al “solipismo gnoseológico”) levantaron trabajosamente el concepto de “conciencia en general” o de “conciencia genérica” que, según dicen, existiría realmente fuera del cerebro humano. Sin embargo, es perfectamente evidente que no ha habido ni puede haber en el mundo una conciencia de esa clase, una conciencia que no sea el producto del cerebro y que no refleje el ser material. La “conciencia en general” no es otra cosa que una ficción idealista. Partiendo de esta ficción presentada como una realidad irrecusable, los inmanentistas se esfuerzan por demostrar la realidad de Dios y de la inmortalidad del alma, y construir lo que ellos llaman la “teología científica”. Esta ficción es igualmente utilizada por los inmanentistas para “justificar” toda especie de ideas reaccionarias capaces de servir los intereses de las clases burguesas dominantes. “Los inmanentistas son los más acérrimos reaccionarios, apóstoles declarados del fideísmo, consecuentes en su obscurantismo. No se encuentra ni uno sólo de ellos que no haya orientado abiertamente sus más acabados trabajos teóricos sobre gnoseología a la defensa de la religión, a la justificación de tal o cual reminiscencia de la Edad Media” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, pp. 233 y 234; Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948).
A principios del siglo XX la escuela inmanentista en filosofía degeneró en una multitud de tendencias ínfimas que, hoy todavía, continúan predicando la religión.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:164
Escuela filosófica de la inmanencia
(del latín “immanens”, inherente, propio). Una de las corrientes idealistas subjetivas de la filosofía de fines del siglo XIX. Sus representantes más eminentes fueron Schuppe, Schubert-Soldern, Rehmke, Leclair. Reconocieron su parentesco con esta corriente, Mach y Avenarius. Tenía partidarios en Rusia (Lossky y otros). Los inmanentistas criticaban la doctrina de Kant sobre la “cosa en sí” (era la denominada crítica de Kant por la derecha), propugnaban volver, desde el kantismo, a Berkeley y a Hume. Tesis fundamentales de dicha filosofía: “sólo existe lo que se piensa” el ser es inmanente a la conciencia, el objeto está indisolublemente unido al sujeto. Para evitar el solipsismo, los inmanentistas (a excepción de Schubert-Soldern, quien declaraba abiertamente mantener los principios del “solipsismo teórico cognoscitivo”) introdujeron el concepto de “conciencia en general” o “conciencia genérica” existente –a su entender– con independencia del cerebro humano. Lenin, en su libro “Materialismo y empiriocriticismo” (t. XIV, pág. 199, E.P.U., 1959, pág. 227) realizó una profunda crítica de la filosofía inmanentista y de sus lazos directos con la religión. Más tarde, los filósofos del neorrealismo hicieron suya la negación de la teoría del reflejo tal como propugnaban los inmanentistas y también la caracterización del conocimiento como “entrada de las cosas en la conciencia”. A principios del siglo XX, la escuela filosófica de la inmanencia degeneró en una multiplicidad de pequeñas corrientes.
Diccionario filosófico · 1965:146
Escuela de la inmanencia en filosofía
(latín immanens: inherente, propio.) Tendencia idealista subjetiva en la filosofía de fines del siglo 19. Sus representantes más notables fueron W. Schuppe, R. Schubert-Soldern, J. Rehmke y A. Leclair. Mach y Avenarius reconocían su afinidad con dicha tendencia. Esta última tenía sus adeptos en Rusia (Losski y otros). Los inmanentistas criticaban la doctrina kantiana de la “cosa en sí” (la denominada crítica de Kant desde la derecha) y exigían volver del kantismo a Berkeley y Hume. La tesis principal de esta filosofía es “sólo existe lo que se concibe”. Para evitar el solipsismo, los inmanentistas (a excepción de Schubert-Soldern que proclamaba abiertamente el punto de vista del “solipsismo teórico-cognoscitivo”) introdujeron el concepto de conciencia en general o conciencia genérica que, según ellos, existe independientemente del cerebro humano. En su libro Materialismo y empiriocriticismo, Lenin criticó a fondo la filosofía de la inmanencia y su ligazón directa con la religión. La negación por los inmanentistas de la teoría del reflejo la asimilaron los representantes del neorrealismo. A principios del siglo 20, la escuela de la inmanencia en filosofía degeneró en numerosas corrientes insignificantes.
Diccionario de filosofía · 1984:141