Filosofía en español
Diccionario filosófico · 1965
(francés elite: lo mejor, lo selecto.) Teorías sobre la misión excepcional y la actividad sociopolítica e intelectual de los sectores privilegiados (élites) de la sociedad y la pasividad de los demás individuos (masas). Estas teorías se diferencian por el modo de fundamentación. Las teorías biológicas (R. Williams, E. Bogardus) acentúan los indicios genético-biológicos, que supuestamente constituyen la base de la división de los hombres en destacados y ordinarios, activos y pasivos, válidos e inválidos; las teorías psicológicas (G. Gilbert, B. Skinner), hacen hincapié en las cualidades psicológicas que determinan la exclusividad de unos y la mediocridad de otros; las teorías psicoanalíticas (Freudismo), en la capacidad de sublimar la energía sexual y en el afán de poder o sumisión; las teorías socio-psicológicas (Fromm), en el reconocimiento de las distintas variedades del carácter, determinadas tanto por las peculiaridades psicológicas de cada hombre como por los factores sociales de su vida; las teorías tecnocráticas (J. Galbraith), en las funciones organizadoras de los administradores de la producción y los individuos que ocupan una situación especial en la “tecnoestructura” gracias a sus hábitos técnicos, y las teorías cienciacráticas (Bell y otros), en el examen del factor del conocimiento científico en el mundo contemporáneo en tanto que fuerza dirigente que predetermina el progreso científico-técnico y social de la “sociedad postindustrial”. A pesar de los numerosos matices en la interpretación de unas u otras cuestiones, lo común a todas las teorías de la élite son los postulados acerca de la desigualdad natural de los hombres, que predetermina la eterna división de la sociedad en la élite y las masas; la necesidad de la existencia de la élite como fuerza motriz del progreso científico-técnico y social; el dominio inevitable de unos y el sometimiento de otros; la plenitud de derechos de la minoría y la legitimidad de su gobierno sobre la mayoría y la pasividad y amorfia de las masas que supuestamente, lejos de ejercer influencia positiva sobre el proceso histórico, poseen fuerzas destructoras, capaces de volverse contra los adelantos de la civilización. En oposición a las teorías de la élite, la doctrina marxista-leninista pone de manifiesto las verdaderas causas de la existencia de la desigualdad social en la sociedad de la división de los hombres en explotadores y explotados, en opresores y oprimidos. Estas causas son la propiedad privada sobre los medios de producción y las relaciones sociales antagónicas engendradas por ella. Por el contrario, en las condiciones del socialismo crece constantemente el papel de las masas populares y las personalidades; todos los miembros de la sociedad se unen en aras del despliegue sucesivo del progreso científico-técnico y social; aumenta la riqueza interna de cada individuo.
Diccionario de filosofía · 1984:131-132