Filosofía en español 
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Determinismo e indeterminismo

Determinismo e indeterminismo

El determinismo es la teoría de la conexión necesaria de todos los sucesos y fenómenos y de su condicionamiento causal. Por ejemplo, la anarquía del modo capitalista de producción conduce inevitablemente a las crisis económicas; el desarrollo de la lucha de clases lleva incontrovertiblemente a la revolución social, &c. Los idealistas suelen oponer al determinismo el indeterminismo, que afirma que el curso natural de las cosas en el mundo no está sujeto a leyes, a una causalidad, sino que existe el libre albedrío que no depende de nada. En realidad, el arbitrio, los actos del hombre, están determinados, esto es, condicionados, provocados por causas definidas. El materialismo dialéctico, al reconocer el condicionamiento de todos los fenómenos de la Naturaleza, niega al mismo tiempo el determinismo metafísico absoluto, teoría que afirma que el reconocimiento de la existencia de la necesidad conduce a negar completamente toda casualidad en la Naturaleza y en la Sociedad y hace innecesaria la intervención activa del hombre. Tal determinismo, llevado a su conclusión lógica, se convierte en fatalismo (ver) –creencia en la suerte (el destino)– y en quietismo o prédica de la pasividad completa del hombre. Al reconocer la existencia de la necesidad en la Naturaleza y en la Historia, el marxismo no niega ni mucho menos la casualidad, que es la forma de manifestación de las conexiones causales objetivas. El marxismo tampoco niega la libertad relativa del arbitrio humano (Ver: Libertad y Necesidad) y exige la participación activa, diligente del hombre en la marcha de los sucesos.

Diccionario filosófico marxista · 1946:74

Determinismo e indeterminismo

Determinismo: doctrina sobre una relación necesaria entre todos los acontecimientos y fenómenos, y de su condicionamiento casual. Por ejemplo, la anarquía del modo capitalista de producción conduce fatalmente, a las crisis económicas; el desarrollo de la lucha de clases lleva, inevitablemente, a la revolución social, &c. Los idealistas oponen al determinismo, el indeterminismo, el cual sostiene que el curso natural de las cosas en el mundo no está subordinado a leyes, a la causalidad; que existe el libre albedrío, de nada dependiente.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:24-25

Determinismo e indeterminismo

(del latín, determinare: determinar). El determinismo es la teoría de la conexión necesaria de todos los sucesos y fenómenos y de su interdependencia causal. Los idealistas oponen al determinismo el indeterminismo, es decir, la doctrina que pretende que el curso natural de las cosas no está sometido a ninguna ley, a ninguna causalidad, que los hombres disponen del libre albedrío y que sus actos no dependen de nada. Para defender el libre albedrío, los idealistas explotan la incompetencia filosófica de ciertos físicos que extraen conclusiones erróneas, idealistas, de los nuevos descubrimientos científicos y proclaman la ausencia de interdependencia causal en el microcosmos. Esos científicos pretenden, por ejemplo, que el electrón estaría dotado de “libre albedrío” en su movimiento. El indeterminismo está en la base de la teoría anticientífica, idealista, del weismanismo-morganismo (ver) en biología. De igual modo, es ampliamente aplicado por ciertos sociólogos actuales a la historia de la sociedad. El existencialismo (ver), corriente reaccionaria en boga en la filosofía actual, se funda en la negación de la causalidad en la vida social. Sus portavoces declaran que no hay determinismo, que el hombre es libre. Esta “libertad del hombre” es de hecho la apología de la anarquía de la sociedad capitalista, del individualismo burgués, del “derecho” de la clase dominante a explotar a los trabajadores, &c. Los filósofos burgueses rechazan el principio materialista de la causalidad porque ese principio permite establecer científicamente las tendencias objetivas de la evolución de la sociedad capitalista, condenada a desaparecer para ceder el lugar al comunismo triunfante. El indeterminismo conduce directamente a la religión. Lenin dijo que expulsar las leyes de la ciencia, es abrir paso a la fe. Al defender el principio del determinismo, la filosofía marxista lucha por la ciencia contra el obscurantismo.

Aunque reconoce la interdependencia causal de todos los fenómenos de la naturaleza y la sociedad, el materialismo dialéctico repudia el determinismo mecanicista, metafísico, que identifica causalidad y necesidad, que afirma que la necesidad excluye la casualidad en la naturaleza y la sociedad, haciendo inútil la intervención del hombre. Semejante determinismo desemboca lógicamente en el fatalismo, en la creencia en el destino, en el quietismo, en la propaganda en favor de la pasividad completa del hombre, en la negación de la lucha revolucionaria. Al reconocer la necesidad en la naturaleza y la historia, el marxismo-leninismo no niega en absoluto la casualidad. Tampoco niega la libertad de la voluntad humana, sino explica que esta libertad consiste en el conocimiento de las leyes de la naturaleza y en la posibilidad de hacerlas actuar para fines determinados, y no en la independencia imaginaria del hombre con respecto a esas leyes. “La idea del determinismo, estableciendo la necesidad de los actos del hombre, rechazando la absurda leyenda del libre albedrío, no niega en un ápice la inteligencia ni la conciencia del hombre, como tampoco la valoración de sus acciones. Muy por el contrario, solamente la concepción determinista permite valorar rigurosa y acertadamente, sin imputar todo lo imaginable al libre albedrío” (Lenin, Obras escogidas, t. I, p. 115, Ed. esp., Moscú, 1948). El materialismo dialéctico reconoce, como algo íntimamente ligado al determinismo, la importancia enorme de la lucha política del proletariado y de su partido por el comunismo, de su actividad política consciente fundada en el conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo social.

En cada etapa histórica del movimiento revolucionario, la estrategia y la táctica del partido comunista no se fijan arbitrariamente, sino en relación con las circunstancias concretas que determinan tal forma de lucha y no tal otra. Tomando en cuenta las condiciones objetivas y las tareas históricas urgentes en cada etapa de la lucha por el comunismo, el partido formula con precisión su programa de acción y moviliza al pueblo para realizarlo. Esta política, científicamente fundada, sería imposible si no estuviera construida sobre la idea marxista del determinismo. Sin el principio del determinismo, toda ciencia, comprendida la ciencia de la sociedad, se convertiría en un montón confuso de errores absurdos. (ver igualmente Necesidad y casualidad).

Indeterminismo

Ver Determinismo e indeterminismo.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:124-125,256

Determinismo e indeterminismo

(del latín “determinare” determinar). Concepciones filosóficas contradictorias relativas al lugar que ocupa y al papel que desempeña la causalidad. Se da el nombre de determinismo a la teoría en que se afirma la condicionabilidad causal y universal de todos los fenómenos. El determinismo consecuente sostiene que la causalidad posee un carácter objetivo, y esto lo distingue de las concepciones seudodeterministas, que reconocen de palabra el carácter universal de la causalidad, pero que en realidad la limitan negando su carácter objetivo (Kant). El indeterminismo, en cambio, niega el carácter universal de la causalidad (en su forma extrema, niega la causalidad en general). Las ideas deterministas aparecen ya en la filosofía clásica griega, alcanzando su expresión más brillante en el atomismo. El determinismo alcanza un ulterior desarrollo y una fundamentación más amplia en la ciencia natural y en la filosofía materialista de la Epoca Moderna. (Bacon, Galileo, Descartes, Newton, Lomonósov, Laplace, Spinoza y materialistas franceses del siglo XVIII). En consonancia con el nivel en que se encontraba la ciencia natural, el determinismo de dicho período posee un carácter mecanicista y abstracto. De ahí que se asigne un valor absoluto a la forma de la causalidad; ésta se describe según las leyes rigurosamente dinámicas de la mecánica, lo cual conduce a identificar la causalidad con la necesidad y a negar el carácter objetivo de la casualidad. Quien formula con mayor relieve este punto de vista es Pierre Simon de Laplace (de ahí que el determinismo mecánico se conozca también con el nombre de determinismo de Laplace). Según él, los valores de las coordenadas y de los impulsos de todas las partículas del universo, en un momento dado del tiempo, determinan su estado de manera absolutamente igual al de cualquier otro momento pasado o futuro. El determinismo así concebido lleva al fatalismo, adquiere un carácter místico y, en realidad, coincide con la fe en la predeterminación divina. El avance de la ciencia ha refutado el determinismo de Laplace no sólo en lo que respecta a la naturaleza orgánica y a la vida social, sino, además, en la esfera de la física. El establecimiento del principio de indeterminación en la mecánica cuántica puso de manifiesto la inconsistencia de tal determinismo, mas por otra parte dio pie a que la filosofía idealista lo interpretara en un sentido indeterminista (conclusiones acerca del «libre albedrío» del electrón, ausencia de causalidad en los microprocesos, &c.). El materialismo dialéctico supera la limitación del determinismo mecanicista y, reconociendo el carácter objetivo y universal de la causalidad, no la identifica con la necesidad, no reduce su manifestación al tipo exclusivamente dinámico de las leyes (Regularidades estadística y dinámica). La lucha entre el determinismo y el indeterminismo, siempre viva, se ha agudizado sensiblemente en la actualidad tanto en la ciencia natural como ante todo en lo tocante al estudio de los fenómenos sociales. La filosofía burguesa contemporánea hace amplia propaganda del indeterminismo en sociología presentándolo bajo la forma de voluntarismo y también contraponiendo las ciencias sociales como si fueran sólo aptas para describir los fenómenos individuales (ciencias idiográficas), a las ciencias naturales que establecen leyes (ciencias nomotéticas), a la sociología empírica en la cual el empirismo se presenta como tendencia a «no hacer el menor caso de toda generalización» &c. Por el contrario, en los casos en que los sociólogos burgueses no rechazan el determinismo como tal, lo conciben según formas toscamente vulgares (teorías biológicas del desarrollo social, tecnicismo vulgar, &c.). Tan sólo el materialismo histórico ha establecido, por primera vez, el auténtico determinismo en las investigaciones sociales. Nos ofrece un brillante ejemplo de cómo se enfocan con sentido determinista los procesos sociales de nuestros días, el programa del P.C.U.S., en el cual se muestra con sólidos razonamientos el carácter del desarrollo social, sujeto rigurosamente a ley, la inevitabilidad del paso al socialismo y al comunismo.

Diccionario filosófico · 1965:116-117

Determinismo e indeterminismo

(lat. determinare): concepciones filosóficas contrarias sobre el lugar y el papel de la causalidad. Se llama determinismo a la doctrina de la concatenación universal y lógica y el condicionamiento causal de todos los fenómenos. El determinismo consecuente afirma el carácter objetivo de la causalidad. El indeterminismo se distingue por la negación del carácter universal de la causalidad (en forma extrema, la negación de la causalidad en general). Las ideas del determinismo aparecen ya en la filosofía antigua, recibiendo su expresión más nítida en el atomismo. El determinismo sigue desarrollándose y fundamentándose en las ciencias naturales y la filosofía materialista de los tiempos modernos (F. Bacon, Galileo, Descartes, Newton, Lomonósov, Laplace, Spinoza, materialistas franceses del siglo 18). En conformidad con el nivel de desarrollo de las ciencias naturales, el determinismo de aquel período tenía un carácter mecanicista, abstracto. Esto se expresa en la absolutización de la forma de la causalidad, que se explica con las leyes estrictamente dinámicas de la mecánica, lo cual conduce a la identificación de la causalidad con la necesidad y a la negación del carácter objetivo de la casualidad. Este punto de vista fue formulado con mayor relieve por Laplace (de ahí otra denominación del determinismo mecánico: determinismo laplaceano). El determinismo comprendido de esta manera conduce al fatalismo, adquiere un carácter místico y de hecho se suma a la fe en la predeterminación divina. El desarrollo de la ciencia rechazó el determinismo laplaceano no sólo en la naturaleza orgánica y la vida social, sino, también, en la esfera de la física. El establecimiento de la correlación de las indeterminaciones en la mecánica cuántica mostró la endeblez del determinismo laplaceano, pero, al mismo tiempo, fue interpretado por la filosofía idealista en el espíritu del indeterminismo (conclusiones sobre el “libre albedrío” del electrón, la ausencia de la causalidad en los microprocesos, &c.). El materialismo dialéctico supera la estrechez del determinismo mecanicista y, reconociendo el carácter objetivo y universal de la causalidad, no la enlaza con la necesidad ni reduce su manifestación únicamente al tipo dinámico de leyes (Regularidad estática y dinámica). La lucha entre el determinismo y el indeterminismo, que nunca cesó antes, se ha agudizado bruscamente hoy, tanto en las ciencias naturales como, en especial, en la esfera del estudio de los fenómenos sociales. La filosofía burguesa moderna propaga ampliamente el indeterminismo en sociología, dándole forma de voluntarismo y empirismo. En los casos en que los sociólogos burgueses no rechazan el determinismo como tal, le imprimen formas groseramente vulgares (teorías biológicas del desarrollo social, tecnicismo vulgar, &c.). Sólo el materialismo histórico afianzó por primera vez un auténtico determinismo en las investigaciones sociales.

Indeterminismo

Véase Determinismo e indeterminismo.

Diccionario de filosofía · 1984:114-115,227