Agnosticismo
(Del griego: “a”, no: “gnosis”, conocer.) El agnosticismo es una doctrina filosófica que afirma que la razón humana es limitada, que la verdadera naturaleza de las cosas es inasequible al conocimiento humano. Esta fue la concepción de Hume y de Kant, así como de muchos otros filósofos idealistas (Comte, Spencer, Mach y otros). Según la doctrina de los agnósticos, el mundo que vemos y con el que tratamos en nuestro conocimiento, no es una realidad objetiva, sino sólo el producto de la actividad de nuestros órganos de los sentidos y de nuestra razón. La experiencia y la práctica refutan el agnosticismo. La ciencia va conociendo cada día más profundamente y en más aspectos los fenómenos de la Naturaleza. No existen límites para nuestro conocimiento. No existen cosas incognoscibles. Sólo hay una diferencia entre lo que ya se conoce y lo que aún no es conocido.
Diccionario filosófico marxista · 1946:10
Agnosticismo
(Del griego “a”: no; “gnosis”: conocimiento). Doctrina filosófica que sostiene que la razón humana es limitada y que la verdadera naturaleza de las cosas es inaccesible al conocimiento humano. En este punto de vista se encontraban Hume y Kant, como también muchos filósofos idealistas (Comte, Spencer, Mach y otros). Según la doctrina de los agnósticos, el mundo que observamos y tratamos en nuestro conocimiento, no es una realidad objetiva, sino producto de la actividad de la razón y de nuestros órganos de los sentidos.
El agnosticismo se refuta por la experiencia y la práctica. La ciencia cada día conoce más profunda y totalmente los fenómenos de la naturaleza. No existen límites para nuestro conocimiento. No hay cosas incognoscibles. Sólo hay diferencia entre lo que es ya conocido y aquello que aún no lo es.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:7-8
Agnosticismo
(Del griego άγνωστος, incognoscible.) Teoría idealista que afirma que el mundo es incognoscible y la razón humana limitada e incapaz de conocer nada más allá de las sensaciones. Elaborada en el siglo XVII por Hume (ver) y por Kant (ver), el agnosticismo logra completo desarrollo en la segunda mitad del siglo XIX y en la época del imperialismo.
En su libro Materialismo y empiriocriticismo, Lenin mostró claramente la oposición irreductible entre el materialismo y el agnosticismo. Denunció la naturaleza reaccionaria del “machismo”, una de las expresiones más virulentas del agnosticismo, y aplastó literalmente a sus émulos. Refiriéndose a las dos tendencias en filosofía, Lenin escribe: “La primera es que los sentidos nos dan unas imágenes verdaderas de las cosas, que nosotros conocemos estas cosas mismas, que el mundo exterior obra sobre nuestros órganos sensoriales. Tal es el materialismo con el que el agnóstico no está de acuerdo ¿Qué es lo esencial en la tendencia del agnóstico? Es, que no va más allá de las sensaciones, que se detiene más acá de los fenómenos, negándose a ver nada que sea ‘cierto’ más allá de las sensaciones. De estas cosas mismas (es decir, de las cosas en sí, de los ‘objetos de por sí’, como decían los materialistas con los que discutía Berkeley) nosotros no podemos saber con certeza nada: tal es la declaración terminante del agnóstico. Así, pues, el materialista… afirma la existencia y la cognoscibilidad de las cosas en sí. El agnóstico no admite la idea misma de las cosas en sí, declarando que no podemos conocer nada de cierto acerca de ellas.” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 111, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948).
Ese era el punto de vista de Hume y de Kant así como de tantos otros filósofos idealistas, entre los cuales Comte (ver) y Spencer (ver). El agnosticismo se manifiesta en diversas formas. Mientras Kant reconocía la existencia objetiva de las “cosas en sí” (ver) negando al mismo tiempo la posibilidad de conocerlas, Hume y otros agnósticos llegan al extremo de negar la existencia objetiva de las cosas puesto que es imposible, en su opinión, conocer nada de ellas con certeza.
En su libro Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (ver) así como en diversas obras, Engels hizo una crítica a fondo de esos dos puntos de vista. El agnosticismo es una de las manifestaciones del escepticismo (ver) en gnoseología. El agnóstico es un escéptico pues pone en duda la posibilidad de conocer las “cosas en sí”, el carácter objetivo del conocimiento, la existencia del mundo exterior, &c. El agnosticismo está ampliamente difundido en la filosofía burguesa contemporánea. Lo que lo distingue es el renunciamiento total al conocimiento científico, al pensamiento lógico. Favorece la tendencia al misticismo, al irracionalismo, &c. El origen social del agnosticismo reside en la tendencia de las clases explotadoras a poner diques a la ciencia, puesto que la verdadera ciencia sostiene todo lo que es nuevo y se desarrolla, y combate lo que está caduco y muere. Los agnósticos tratan de desviar a los trabajadores del conocimiento de las leyes objetivas de la sociedad, leyes que conducen necesariamente al comunismo.
La actividad práctica en la vida social refuta al agnosticismo. Ya se trate de la naturaleza o de la sociedad, el conocimiento científico se extiende y se profundiza sin cesar. No hay límites absolutos al conocimiento humano. No hay en la naturaleza cosas incognoscibles. Hay solamente una diferencia entre lo ya conocido y lo que todavía no lo está, pero que lo será gracias a la ciencia y a la práctica.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:9-10
Agnosticismo
(Del griego α: no, y γνωσις: conocimiento.) Doctrina que niega total o parcialmente la posibilidad de conocer el mundo. El término fue introducido por el naturalista inglés Thomas Huxley. Poniendo al descubierto las raíces gnoseológicas del agnosticismo, Lenin indica que el agnóstico desintegra esencia y fenómeno, no va más allá de las sensaciones, se detiene más acá de los fenómenos al negarse a ver nada fidedigno fuera de las sensaciones. En el agnosticismo, su posición de compromiso lleva al idealismo. Surgido bajo la forma de escepticismo en la antigua filosofía griega (Pirrón), el agnosticismo alcanzó su exposición clásica en la filosofía de Hume y la de Kant. Constituye una variedad de agnosticismo la teoría de los jeroglíficos. El agnosticismo ha alcanzado amplia difusión en la filosofía burguesa contemporánea. Eliminando del kantismo la “cosa en sí”, los representantes del pragmatismo y del positivismo intentan demostrar la imposibilidad de llegar a conocer el mundo tal como existe de por sí. El agnosticismo de la filosofía burguesa nace de la tendencia a limitar la ciencia, a renunciar al pensamiento lógico, a apartar la atención de lo que signifique conocimiento de las leyes objetivas de la naturaleza y, ante todo, de la sociedad. La refutación más contundente del agnosticismo se halla en la práctica, en el experimento científico y en la producción material. Si las personas al entrar en conocimiento de tales o cuales fenómenos los reproducen deliberadamente, no queda lugar para la “cosa en sí incognoscible”.
Diccionario filosófico · 1965:6-7
Agnosticismo
(del griego agnostos, incognoscible.) De acuerdo a esta teoría el hombre no es capaz de conocer la esencia de las cosas, no puede obtener un conocimiento fidedigno acerca de ellas. El término agnosticismo fue introducido por el científico inglés Thomas Henry Huxley. Representantes clásicos del agnosticismo en la historia de la filosofía fueron Hume y Kant. Hume estimaba que el hombre tiene que ver sólo con sus propias sensaciones, que no puede saber nada del mundo exterior: ni siquiera si en realidad existe él mismo ni quién es. Kant, por su parte, aunque reconocía la existencia objetiva de las cosas, consideraba a la vez que la esencia de las mismas era inaccesible al entendimiento (“Cosa en sí”). En opinión de Kant el hombre sólo está en posibilidad de conocer los fenómenos con ayuda de su intelecto. Consideraba que son las particularidades de las formas de nuestro conocimiento y no las propiedades de las cosas mismas las que determinan cómo son éstas, cómo las vemos. El agnosticismo ha tenido amplia difusión en la filosofía burguesa de la época del imperialismo. Ya en una ya en otra forma es compartido por corrientes tales como el neokantismo, el neopositivismo, el pragmatismo, el existencialismo, y otras. Se manifiesta en estas corrientes, por ejemplo, en el intento de reducir el conocimiento a la sola investigación de lo que es dado directamente por la experiencia, por el experimento científico (que no salen, por supuesto, de los límites de la representación, del pensamiento, del lenguaje del sujeto), o de lo que es dado “existencialmente”, es decir, lo que sólo puede ser entendido desde el punto de vista de la existencia humana. Todo lo demás es declarado por ellos raciocinio estéril, “metafísica”. Los agnósticos modernos tratan en realidad de privar a la ciencia del derecho a adelantar hipótesis y teorías que se salgan de los marcos de los hechos exteriores, que penetren en la esencia de las cosas. Los agnósticos absolutizan, exageran desmesuradamente el hecho de que el hombre no disponga de un conocimiento pleno, completo, acerca del mundo, de que sus conocimientos sean limitados en tal o cual peldaño del desarrollo (están condicionados, por ejemplo, por el nivel de evolución de la producción). Elemento fundamental del agnosticismo es también su negación del nexo existente entre esencia y fenómeno. Escudándose en el hecho de que la esencia del objeto no aparece en la superficie, de que no coincide con el fenómeno, el agnosticismo establece una barrera infranqueable entre ambos. Al hablar del por qué el agnosticismo ha adquirido difusión en la época contemporánea –época de inmensos éxitos del conocimiento científico– es preciso no olvidar el apoyo que le prestan los ideólogos de las clases reaccionarias, interesadas en que las masas no dispongan de conocimientos fidedignos en cuanto a las perspectivas del desarrollo social. Al sembrar la duda en la fuerza de la razón, de la ciencia, el agnosticismo abre amplio cauce a la fe, se convierte en peculiar sostén de la religión. La actividad práctica de los hombres es la mejor refutación del agnosticismo. El hombre, al actuar sobre los objetos que le rodean penetra en su esencia, obtiene conocimientos fidedignos acerca de los mismos. “Si podemos demostrar la exactitud de nuestro modo de concebir un proceso natural reproduciéndolo nosotros mismos, creándolo como resultado de sus mismas condiciones, y si, además, lo ponemos al servicio de nuestros propios fines, daremos al traste con la ‘cosa en sí’ inasequible de Kant” (Engels).
Diccionario marxista de filosofía · 1971:12-13
Agnosticismo
(griego a: negación, y gnosis: conocimiento.) Doctrina que niega total o parcialmente la posibilidad de conocer el mundo. El término fue introducido por el naturalista inglés Huxley. Al poner de manifiesto las raíces gnoseológicas del agnosticismo, Lenin subrayó que el agnóstico separa la esencia y el fenómeno y no va más allá de las sensaciones. La posición conciliadora del agnosticismo conduce a sus representantes al idealismo. Habiendo surgido en forma de escepticismo en la filosofía de la Grecia Antigua (Pirrón), el agnosticismo adquirió forma clásica en la filosofía de Hume y Kant. Una variedad del agnosticismo es la teoría de los jeroglíficos. En la filosofía burguesa contemporánea, los representantes del neopositivismo, el existencialismo y otras corrientes intentan demostrar la imposibilidad de conocer el mundo y al hombre. Su agnosticismo tiene por base el afán de limitar la ciencia, renunciar al pensamiento lógico y al conocimiento de las leyes objetivas de la naturaleza y, sobre todo, de la sociedad. La refutación más resuelta del agnosticismo va implícita en la práctica, en el experimento científico y la producción material. Si los individuos, al conocer unos u otros fenómenos, los reproducen premeditadamente, no queda lugar para la “cosa en sí incognoscible”. Ahora bien, el conocimiento es un proceso complejo, en cuyo curso es legítima la duda. La absolutización de este elemento es la causa del agnosticismo de algunos científicos contemporáneos.
Diccionario de filosofía · 1984:10