Filosofía en español 
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Becerro de Oro

Hallábanse los hebreos en el desierto al pie del Sinaí; y viendo que Moisés tardaba en descender de la montaña, buscaron a Aarón y le dijeron: “Haznos dioses que nos precedan en el camino.” Entonces, refiere el Exodo (XXXII, 2), les dijo Aarón: “Tomad los zarcillos de oro de vuestras mujeres, hijos e hijas, y traédmelos...; y luego que los recibió, fundiólos e hizo un becerro de oro.” Hasta hace poco, los incrédulos han atacado encarnizadamente esta historia , porque, según decían, era imposible que los israelitas hubieran forjado, en tal época y en semejante lugar, una obra metalúrgica de esta índole. –Pero también sobre este punto la egiptología ha comprobado el relato de Moisés, y demostrado que los hebreos no carecían para aquel trabajo ni de ciencia, ni de primeras materias, ni de los necesarios instrumentos. Los hebreos, en efecto, salían de Egipto iniciados en las artes de este país, y nótese que los egipcios beneficiaban el oro de la tierra y lo labraban; tenemos mapas egipcios indicadores de las minas de oro y del camino que conducía a los filones; poseemos joyas, especialmente zarcillos, que prueban haberse conocido allí la manera de dorar y la orfebrería; y además, han llegado a nosotros escenas pintadas que representan todos los procedimientos practicados por los orífices en la ejecución de sus obras. Puede admitirse sin inverosimilitud que los israelitas conocían esta como las demás industrias egipcias; y la primera materia no les faltaba, pues ya nos dice el texto de qué modo Aarón se la procuró para la ejecución del ídolo. Finalmente, sabemos que los egipcios explotaban en el Sinaí minas, de que quedan numerosos vestigios, y que allí mismo labraban el mineral extraído; no siendo extraño, por tanto, que los hebreos encontraran en aquellos parajes los instrumentos necesarios para la ejecución del becerro de oro. –(Véase Vigouroux, Bible et découvertes, tomo II. –Mélanges bibl., Inscriptions du Sinaï, –Chabas, Recherches sur la XIXe dynastie, p. 66 y siguientes.)