Avesta
Es el Avesta, o por lo menos se cree que es, el libro sagrado del zoroastrismo, que dominó durante la era antigua en parte del Irán y en Persia, bajo los reyes sasánidas. Lo que sabemos de él nos ha sido comunicado por los Parsis o Persas zoroastrianos, emigrados a la India después de la conquista árabe, por huir de la persecución que su culto sufría. Con toda certeza existía ya la mayor parte de dicho libro en el siglo II de nuestra era, porque fue entonces traducido al pehlvi. Los autores griegos y latinos hablaban de los escritos o logia de Zoroastro; pero no es cierto, sino quizás muy dudoso, que se refirieran al Avesta. Hermipo atribuye a Zoroastro doscientos mil versos, y Plinio varios tratados sobre las piedras preciosas, los astros, &c.
La palabra Avesta no pertenece a la lengua del libro que lleva este nombre, pues probablemente es locución persa, que significa ley, y que se aplicó al Avesta hacia el fin de la era antigua. Zend o Zand, que con frecuencia se antepone a la palabra Avesta y que se ha creído, entre otras cosas, nombre de la lengua del libro, es forma alterada de la palabra Zanta (explicación, comentario, traducción, glosa), y designaba la versión pehlvi con sus glosas. La tradición parsi enumera veintiún libros como constituyentes del Avesta primitivo, y menciona sus numerosos capítulos y el objeto de cada uno; pero el número veintiuno parece elegido caprichosamente para igualar el de las palabras del Ahunavairya, la oración principal de los zoroastrianos.
Para que la literatura avéstica contara cerca de veintiún libros, sería preciso comprender en ella la literatura persa de la época sasánida; pues por lo demás, en la enumeración de los libros parsis sólo encontramos un título que pertenezca al Avesta actual.
Este se divide en dos partes, llamadas grande y pequeño Avesta (hordah): es el primero ritual del culto público, y el segundo un libro de oraciones domésticas y privadas. El gran Avesta comprende tres libros: 1.° el Vendidad (ley contra los demonios), dividido en veintidós capítulos, que tratan de las impurezas y purificaciones, de las oraciones conjuratorias, de las disposiciones disciplinares relativas a los delitos y castigos, y comprende además tres o cuatro leyendas (Yima y el Diluvio, tentación de Zoroastro, origen de la medicina y de las enfermedades, &c.); 2.° el Yaçna (sacrificio) colección de oraciones y de himnos relativos a las ceremonias del culto; 3.° el Vispered (todos los genios), fórmulas de oraciones adicionales al Yaçna. En este último libro debemos mencionar diecisiete capítulos (28-34 y 42-52), en los que se contienen diecisiete himnos llamados Gathas. Estos himnos o cantos, escritos en un dialecto algo diferente, pasan por ser la parte más antigua del Avesta, aunque no es esto seguro, sino más bien muy probable que algún capítulo del Avesta es anterior a ellos. El pequeño Avesta contiene veinte himnos a diversos genios y algunas oraciones conjuratorias e imprecatorias.
El texto del Avesta no fue conocido hasta el siglo pasado, pues si bien había de él algunos manuscritos en Europa, nadie los comprendía. El orientalista francés Anquetil Duperron, exponiéndose a mil peligros, fue a la India en busca de textos menos incompletos, y fue el primero que con ayuda de los Parsis trató de descifrar su sentido; pero desprovisto de medios científicos de esclarecimiento, y engañado además por sus maestros, hizo una traducción, que según advierte con razón Ernesto Burnouf, no sirve para comprender el original. Burnouf, muy luego comenzó el estudio concienzudo del Avesta, y tuvo la suerte de hallar su clave, con lo que posteriormente se han formado dos escuelas para la interpretación del antiguo idioma del norte del Irán; una de ellas, compuesta de sanscritistas de profesión, pretende explicarlo todo por el sanscrito, y otra, formada a la vez de sanscritizantes e iranistas, desea tener en cuenta la tradición y todos los medios posibles de esclarecimiento, siendo indudable que esta va por el buen camino.
Como consecuencia de su sistema, los sanscritistas se ven obligados a sostener la remota antigüedad del Avesta y su composición en Bactriana, dando con esto origen a una primera fuente de errores, siendo otra causa de ellos el considerar al Atesta como obra de una sola época bastante corta, de una sola generación y de una corporación sacerdotal que hubo de componer tal libro sagrado; pero según todas las probabilidades, esta opinión es falsa; porque el Avesta contiene trozos que pueden pertenecer a los primeros siglos de nuestra era; otros que sin duda son más antiguos en seis o siete siglos, y algunos, quizá anteriores a la reforma zoroástrica, pertenecen a la antigua religión del Irán, y han sido incluidos en elsistema Mazdeo con la sola adición de algunas palabras.