Obras completas de Platón | Madrid 1871-1872 |
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Obras completas de Platón, tomo 11, Medina y Navarro, Madrid 1872, págs. 169-191 (argumento, por Azcárate: 169, Minos: 171-191).
Este diálogo no deja de tener analogía con el Hiparco. Los interlocutores son también Sócrates y un amigo anónimo; y el título se toma también de un personaje que sólo indirecta y accidentalmente figura en él, que es Minos, alabado quizá con exageración y presentado como el legislador por excelencia. Se presume también que el autor sea Simón el Socrático. El asunto es diferente, es la ley; pero es tratado con la misma debilidad. La ley no es lo que es legitimo, como la vista no es lo que es visto. La ley es una resolución del Estado, un juicio del Estado, un juicio verdadero. Siendo un juicio verdadero, la ley puede definirse el descubrimiento de lo que existe o de la realidad. No variando la realidad, la ley no varia. Las leyes variables no son leyes, sino errores del espíritu humano. He aquí una doctrina que vale bien poco, sobre todo si se traen a la memoria el Político, la República y las Leyes.
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