La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Libro áureo de Marco Aurelio

Capítulo VI
De los ayos que tomava Marco Emperador para criar sus hijos, y para esto mandó llamar todos los sabios de Italia.


Aunque estava occupado el coraçón del viejo en la muerte del infante, no por eso tenía remontado el juizio para hazer criar muy bien al príncipe heredero. Por cierto, tales son los príncipes en la edad de hombres, quales fueron criados en la tierna edad de niños. Pues cognosciendo el padre que las corruptas inclinaçiones del moço no avían de corresponder a la buena gubernaçión del Imperio, mandó el buen Emperador en toda Italia llamar los más sabios en letras, los más famosos en fama y los más virtuosos de hecho. Y como en muchas cosas es mayor la infamia del infamado por malicia que la culpa del culpado por flaqueza, assí en otras cosas es mayor la fama pública que la virtud secreta.

Por esta occasión, después de ayuntados todos los sabios, mandólos examinar, aviendo informaçión de la sangre de sus pasados, del concierto de sus casas, del tracto de sus haziendas, del crédito entre sus vezinos, de la pureza de sus vidas, de la gravedad de sus personas y, al fin, de las sciencias en que eran enseñados. Mandó por orden examinasen a los astrólogos en Astrología, y a los músicos en Música, y a los oradores en Oratoria, y assí de las otras sciencias; y esto no en un día sino en muchos, y no sólo por informaçión de otros, pero por experiençia propria los cognoscía. Fueron tan examinados todos, como si no huviera de quedar más de uno. Y como para el perfecto cognoscimiento de las cosas en que mucho nos va es menester el parecer ageno, el juizio claro y la [42] experiencia propria, mandó elegir, de muchos, pocos; y de pocos, los más sabios; y de los más sabios, los más cuerdos; y de los más cuerdos, los más ancianos.

Según las siete artes liberales, señaláronse de cada sciencia dos maestros, de manera que era el príncipe uno y los ayos catorze. Esto hecho, como a la fama de tan gran cosa que era al príncipe que avía de mandar a todos le quisiesen dar maestros que mandasen a él, vinieron más sabios de tierras estrañas que de las comarcas de Roma. El buen Emperador, considerando que los que venían a su serviçio no era razón se fuesen con ningún descontento, a unos con alegres palabras, otros con çierta esperança, otros con dones presentes, fue despedida por él aquella hueste de sabios sin sentir alguno que fuesen quexosos. Y si el caso fue afamado por la fama de los sabios, no menos fue venturoso por la cordura del Emperador en embiarlos tan bien despedidos, porque embió tan satisfechos los letrados vençidos como quedavan contentos los vencedores. Y por cierto tenían todos razón, porque los unos llevavan en prendas palabras dulces del padre y los otros quedavan apoderados con la empresa del hijo.

No contento con esto el buen Emperador, mandó que los ayos fuesen aposentados en su palacio y comiesen en su presençia y acompañasen a su persona, por ver si su vida era conforme con su sciencia, y si las fingidas y rhetóricas palabras eran conformes en la execuçión de las obras. Era cosa maravillosa de ver el cuidado que el Emperador tenía de los mirar, assí en el andar como en el comer. [43]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Libro áureo de Marco Aurelio (1528). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo I, páginas 1-333, Madrid 1994, ISBN 84-7506-404-3.}

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La versión del Libro áureo de Marco Aurelio, preparada por Emilio Blanco, ha sido publicada en papel en 1994 por la Biblioteca Castro, y se utiliza con autorización expresa de su editor y propietario, la Fundación José Antonio de Castro (Alcalá 109 / 28009 Madrid / Tel 914 310 043 / Fax 914 358 362).
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