Obras de Aristóteles | Moral a Nicómaco 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 | Patricio de Azcárate |
[ Aristóteles· Moral a Nicómaco· libro quinto· I· II· III· IV· V· VI· VII· VIII· IX· X· XI ] Moral a Nicómaco · libro quinto, capítulo IV Segunda especie de justiciaLa otra especie de justicia es la reparadora y represiva, que regula las relaciones de unos ciudadanos con otros, lo mismo las voluntarias que las involuntarias. Lo justo se presenta aquí bajo una forma distinta que antes. Lo justo, con relación a la distribución de los recursos comunes de la sociedad, debe seguir siempre la proporción que acabamos de explicar. Si se llegasen a repartir las riquezas sociales, sería preciso que la repartición se verificase precisamente en la relación misma en que estén las partes con que cada uno haya contribuido. Lo injusto, es decir, lo opuesto a lo justo entendido de esta manera, sería lo contrario de esta proporción. Lo justo en las transacciones civiles es también una especie de igualdad, y lo injusto una especie de desigualdad; pero no según la proporción de que se acaba de hablar, sino según la proporción simplemente aritmética. Importa poco, en efecto, que sea un hombre distinguido el que haya despojado a un ciudadano oscuro, o que el ciudadano oscuro haya despojado a un hombre de distinción; importa muy poco que sea un hombre distinguido o un hombre oscuro el que haya cometido un adulterio; la ley sólo mira a la naturaleza de los delitos; y trata a las personas como completamente iguales. Sólo se cuida de averiguar si el uno ha sido culpable, si el otro ha sido víctima; si el uno ha cometido el daño, y si el otro le ha sufrido. Por consiguiente el juez sólo trata de igualar esta injusticia, que no es más que una desigualdad; porque cuando uno ha sido golpeado y el otro ha [129] dado los golpes, cuando uno mata y otro es matado, el daño experimentado de una parte y la acción producida de la otra están desigualmente repartidos; y el juez intenta con la pena que impone igualar las cosas, quitando a una de las partes el provecho que ha sacado. Me sirvo de los términos generales que ha consagrado el uso en los casos de este género, por más que estas expresiones sólo puedan ser aplicables en ciertos casos; y por esto digo provecho, hablando del que ha golpeado, y pérdida, hablando del que ha sufrido la violencia. Pero cuando el juez ha podido graduar el daño experimentado, el provecho del uno constituye su pérdida; y la pérdida del otro constituye su provecho. Así, la igualdad es el medio entre el más y el menos. Provecho y pérdida o sufrimiento deben entenderse, aquel como lo más, esta como lo menos en sentido contrario. Lo más en el bien y lo menos en el mal son el provecho; y lo contrario es la pérdida o el sufrimiento. Lo igual que ocupa el medio entre uno y otro, es lo que llamamos lo justo; y en resumen, lo justo que tiene por objeto reparar los daños, es el medio entre la pérdida o el sufrimiento del uno y el provecho del otro. He aquí por qué siempre que hay contienda, se busca el amparo del juez. Ir al juez es ir a la justicia; porque el juez nos representa la justicia viva y personificada. Se busca un juez que ocupe el medio entre las partes; y a veces se da a los jueces el nombre de mediadores, como si estuviéramos seguros de haber encontrado la justicia, una vez que hemos hallado el justo medio. Lo justo, pues, es un medio, puesto que el mismo juez lo es. El juez iguala las cosas; y podría decirse que, teniendo delante de sí una línea cortada en partes desiguales y cuya porción mayor excede de la mitad, el juez quita la parte que excede y la añade a la porción pequeña. Cuando el todo ha sido dividido en dos partes completamente iguales, entonces cada uno de los litigantes reconoce que tiene la parte que le debe corresponder, es decir, que tienen cada uno una parte igual. Pero lo igual es el medio entre la parte más grande y la parte más pequeña en proporción aritmética; y he aquí por qué, en la lengua griega, la palabra que significa lo justo es casi idéntica a la que significa la división igual en dos partes, y basta mudar una sola letra, para que las palabras, que expresan lo justo y la división en dos, el juez y el que divide una cosa en dos, sean palabras absolutamente iguales. [130] Si a una de dos cosas iguales se quita cierta cantidad y se añade a la otra, la primera excederá a la segunda en dos veces la cantidad añadida; porque si se limita a quitar a la una una cantidad sin añadirla a la otra, la primera excederá a la segunda en una y no en dos veces. Por lo tanto, la porción aumentada hará aumentar una vez la mitad de la cosa; y esta mitad a su vez superará igualmente una vez la porción a que se ha quitado alguna cosa. Por este medio podemos saber lo que es preciso quitar al que tiene más, y lo que es preciso dar al que tiene menos. Es preciso añadir al término que tiene menos toda la cantidad en que le excede la mitad; y quitar al término más grande toda la cantidad en que excede a la mitad. Sean tres líneas AA, BB, CC, iguales entre sí. De AA quitemos la parte AE, y a CC añadamos la parte CD. Resulta de aquí que la línea entera CCD excede a AE la parte CD y la parte CF. Excede, pues, también a BB en la parte CD{101}. (Podría muy bien decirse que con todas las demás artes sucede lo que aquí con la justicia. Las artes no subsistirían si en cada una el agente no obrase con cierta medida y de una cierta manera, y si la cosa que debe sufrir la acción no la sufriese también en cierta medida y de una manera determinadas.){102} Añado también que los nombres de provecho y pérdida que empleamos al estudiar la justicia, han venido del cambio y de las transacciones voluntarias. Cuando se tiene más que se tenía al principio, se dice que se ha alcanzado un provecho; y cuando, por lo contrario, resulta que se tiene menos, esto se llama experimentar una pérdida. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en las transacciones de compra y venta, y en todas aquellas en que [131] la ley ha dejado en plena libertad a los contratantes. Pero cuando no se tiene ni más ni menos que lo que se tenía, y las cosas han quedado como estaban antes, se dice que cada uno tiene lo suyo, y que ninguno ha tenido pérdidas ni ganancias. En resumen, lo justo es el medio exacto entre cierto provecho y cierta pérdida en las transacciones que no son voluntarias; y consiste en que cada uno tenga su parte lo mismo antes que después. ——— {101} Demostración geométrica que sirve poco para aclarar la exposición. {102} Este trozo, que ponemos entre paréntesis, está aquí evidentemente fuera de su sitio; pero aparece en los manuscritos, y los escritores griegos reconocen su autenticidad. |
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Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles Madrid 1873, tomo 1, páginas 128-131 |