Filosofía en español 
Filosofía en español

Miguel Bueno González  1923-2000

Miguel Bueno

Doctor en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México, en cuya Facultad de Filosofía y Letras se había licenciado, nacido en la ciudad de México el 12 de noviembre de 1923. Inicia su carrera como docente en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, que sigue como profesor de la Facultad de Filosofía y Letras. Miguel Bueno González es de los jóvenes que se incorporan al “Círculo de Amigos de la Filosofía Crítica” (impulsado por Francisco Larroyo, como la Gaceta Filosófica de los Neokantianos de México, su órgano), que organizaba sus conferencias en el aula “José Martí” de la Facultad de Filosofía y Letras (cuando todavía estaba en la Casa de los Mascarones), junto con Juan Manuel Terán, Alberto T. Arai, Elí de Gortari, Miguel Bueno Malo, Ángel Rodríguez Cartas, Fausto Terrazas, Celia Garduño, Francisco Amezcua, Matías López Chaparro, P. Rojas y Ernesto Scheffler. En 1954 es nombrado Investigador Titular del Instituto de Investigaciones Filosóficas. Autor fecundo de libros filosóficos, firma también cientos de artículos periodísticos, a partir de octubre de 1980 en su celebrada columna “Paideia”, en el capitalino diario Excelsior, &c. De su proyecto de unos Principios de la filosofía en diez volúmenes, no llegaron a publicarse los tres últimos: 8. Principios de pedagogía, 9. Principios de axiología, y 10. Principios de historiología filosófica.

Su traducción de Kant y la escuela de Marburgo, de Pablo Natorp, publicada en 1956 en la Colección de la Facultad de Filosofía y Letras, nº 5 (UNAM, 89 páginas), ya estaba dispuesta al menos en 1949, pues es citada por Guillermo Héctor Rodríguez, introductor en 1933 de Natorp en la Universidad de México:

1949 «A principios de 1933, un servidor de ustedes da la primera cátedra de Filosofía, en nuestra Facultad de Filosofía y Letras, siguiendo las ideas de Pablo Natorp, maestro de la Filosofía Crítica de la Escuela Filosófica de Marburgo y la da en ruda polémica con los libros de Edmundo Husserl. Entonces regresa de Alemania Francisco Luna Arroyo, en donde estuvo varios meses, y quien en la Escuela Nacional Preparatoria comienza a enseñar entonces, bajo el influjo de Heinrich Rickert. Surge el neocriticismo mexicano, advirtiéndose un predominio de la Escuela. Filosófica de Baden en Luna Arroyo. Este traduce al español la Historia de la Filosofía de Windelband y redacta, bajo el influjo de Rickert, un manual de Lógica para los estudiantes del bachillerato, así como un manual de Ética. […] “La Filosofía es –escribe Natorp–, según el sentido clásico, del término, el esfuerzo infinito hacia la verdad fundamental y no la pretensión de poseerla. Precisamente Kant, que entiende la Filosofía como crítica, como método, ha querido ciertamente enseñar, no ya ‘una’ filosofía, sino a filosofar. Quien la entienda de otro modo es un mal discípulo de Kant”. (10) Natorp, Kant y la Escuela de Marburgo, Traducción de Miguel Bueno González.» (Guillermo Héctor Rodríguez, La Filosofía en México, México 1949, pág. 16.)

1969 «La colaboración que ahora publico en el Anuario del Instituto de Investigaciones Filosóficas, es un primer boceto autoexpositivo; contiene la apreciación general sobre algunas contribuciones aportadas en el trabajo del propio Instituto y la postura filosófica que lo orienta, lo cual podría y debería ser eventualmente una materia de diálogo académico, altamente provechoso para elucidar en cada caso el problema que reporta la valoración de la obra en cualquier investigador. Con esta inteligencia, veamos cuáles son, hasta el momento, algunas de dichas contribuciones y conforme a qué criterio se estiman como tales. En una primera visión panorámica, el plan general de mis escritos se inicia abordando los dos grandes sectores de la investigación, o sean el sistemático y el histórico, presentados como boceto en los dos iniciales libros que publiqué. El primero, titulado Reflexiones en torno a la filosofía de la cultura traza el prospecto general de un sistema que parte del concepto predominante en la escuela axiológica del criticismo, el cual considera a la filosofía como teoría de la cultura, afocada en sus valores de realización. En tal aspecto, me parece es un intento nuevo, cuando menos en la filosofía de lengua castellana, debido al relativo abandono en que se tiene actualmente este criterio. El sistema que estoy tratando de construir, basado en el tratamiento analógico de las doctrinas filosóficas, admite al sistema de los valores como base. Algunos conceptos de la axiología cultural se encuentran en el capítulo cuarto de mi libro Principios de antropología. En la polémica y ensayo La esencia del valor, fueron sometidos a crítica y defensa; ahí se expone su primera formulación sistemática. La retoma de este proyecto está contenida en el decálogo de los libros que llevan el rubro general de Principios. Contrariamente a la opinión que pudieran motivar a quienes no se tomen la molestia de analizarlos, no constituyen simples obras de divulgación, si con ello se entiende que solamente defienden ideas ajenas; aunque me esfuerzo en producir un máximo de claridad expositiva que no daña el contenido heurístico de los mismos, lo cual buena falta hace en la literatura especializada de nuestro tiempo. Por ello, algunos de tales libros se han recomendado como textos en planteles de enseñanza superior, aunque –a excepción de un caso, el de lógica– no están sujetos a programa alguno, sino al contrario, los programas escolares se han adaptado en ocasiones al temario de estos libros. El menos original del decálogo y el único que atiende a un programa escolar es Principios de lógica, pero aun en éste hay las suficientes aportaciones para considerarlo trabajo de investigación; en todos los demás existen contribuciones que me permitiría cuantificar grosso modo, diciendo que varían desde aproximadamente una tercera parte, como en Principios de ética o Principios de epistemología, hasta la mayor parte del trabajo, diría un ochenta por ciento, como en Principios de estética, que no sólo es el primer libro de estética sistemática que se escribe en lengua castellana, sino también una obra de alcance mayor cuyas apreciaciones influirán en el tratadismo general de la materia. Para decirlo a la hegeliana manera, el plan que desarrollo en los Principios comprende dos grandes vertientes, la objetiva y la subjetiva, en las cuales se recoge el temario fundamental que interesa a la filosofía en la postura axiológica que sustento. La vertiente objetiva está desarrollada a través de las disciplinas fundamentales: lógica, epistemología, estética y ética, que llevan los números 3, 4, 5 y 6 en la publicación de la Serie. La vertiente subjetiva se canaliza a través de la antropología, la psicología, la pedagogía y la axiología (ésta como vértice conjunto), la primera de las cuales está publicada con el número 2, la segunda, se encuentra en prensa con el 7 y las demás –8 y 9– en estado de proyecto. El libro último de la serie llevará el número 10 y corresponderá a la historia, observada en la problemática de la filosofía de la historia o historiografía que preferiré llamar Historiología, en la cual se obtiene la síntesis de las vertientes, objetiva y subjetiva, producida por medio de la axiología, cuyo dinámico devenir registra la historia. El desarrollo de la vertiente subjetiva se funda en una apreciación mía que considera a la antropología como disciplina general y metódica de las ciencias del hombre, tema éste que desarrollé en el libro Introducción a la antropología formal publicado en la colección Diánoia, en cuyas páginas efectúo un nuevo planteamiento de la problemática antropológica, al considerar que la “antropología”, entendida lato sensu, no es una ciencia particular, sino la metodología formal que se refiere a todas las ciencias del hombre. La psicología, por su parte, es la ciencia medular o fundamental del ser humano, cuya aplicación a su mejoramiento da origen a la pedagogía, la cual se inspira a su vez en las finalidades estimativas representadas por la axiología. No se trata, pues, de una recopilación de trabajos, sino de una disposición orgánica que desenvuelve el tema de lo humano a través del sistema antropología-psicología-pedagogía-axiología, que determina sus principales motivaciones y concluye con la vertiente objetiva cuya secuencia es: propedéutica-lógica-epistemología-estética-ética, vinculándose ambas dialécticamente en la historia. Obsérvese que no incluyo a la metafísica, de la cual no encuentro evidencias lo bastante elocuentes para admitirla como disciplina objetivamente válida. El sistema que elaboro se funda en el concepto hegeliano del ser como explicable a través de la idea, mediante el concepto universal del valor, que para mí equivale a función axiológica-dialéctica. Tal es, en su aspecto fundamental, el sistema que estoy desarrollando y para el cual la serie Principios constituye apenas un boceto que pretendo desenvolver en una nueva serie de Tratados, en la medida en que lo permitan el tiempo y las energías. Algunos temas se han ampliado en nuevas reelaboraciones, como sucede con Introducción a la antropología formal, tratamiento ulterior del concepto metódico de la antropología, que hasta ahora no se había presentado en forma sistemática. También he llevado a un amplio desenvolvimiento el temario de la estética considerada como filosofía del arte, en el Tratado de estética, obra en preparación que constará de cuatro volúmenes con una extensión total de unas 2.000 cuartillas. También he dado los primeros pasos para un Tratado de psicología, que tendrá principalmente el carácter de replanteamiento y sistematización del temario respectivo. […]» (Miguel Bueno, “Algunas contribuciones en mi trabajo de investigación. Primera parte”, Diánoia, México 1969, volumen 15, págs. 281-283.)

1970 «Otra de las preocupaciones que me animan en el trabajo filosófico es la concerniente a la historia, como fuente que es de las doctrinas representativas del filosofar occidental. Una preocupación como ésta ha originado los innumerables trabajos de la literatura universal que debaten tan importante cuestión, al punto que resulta muy difícil la posibilidad de arrojar nuevas luces al tratadismo historiográfico en los dos cauces por los que se desenvuelve normalmente: el que presenta a la historia según las épocas y expone las ideas representativas de cada una, y el que penetra monográficamente al estudio de los pensadores individuales y sus problemas específicos. Existe asimismo un tercer cauce, el de los enfoques que no son dilatadamente históricos ni circunscritamente monográficos, sino que combinan ambas directrices en el tratamiento de períodos o escuelas más o menos limitadas. Por ejemplo, una historia de la filosofía romántica alemana, una monografía sobre el Círculo de Viena, &c. En todo caso, lo característico de pesquisas tales radica en la toma conjunta de los problemas que se encuentran en cada sistema doctrinario, ubicándolos en la dimensión diacrónica de la evolución secular o en el periplo sincrónico de una época o escuela determinada. No es de objetar este procedimiento tradicional, que por algo ha ocupado prácticamente la totalidad de la atención historiográfica; pero el superabundante desarrollo que ha recibido orilla a buscar nuevas perspectivas que lo trasciendan y arrojen luces nuevas en torno a la comprensión crítica del devenir filosófico. He creído encontrar una nueva perspectiva sobre esta problemática en la apreciación histórica a través de los grandes problemas que rigen universalmente la evolución de las épocas, escuelas y sistemas. Como base de esta apreciación se encuentra la tesis innovadora de que el filosofar posee una serie de motivaciones permanentes, las cuales subsisten como denominador temático en la secuencia dialéctica de la historia, cambiando relativamente los planteamientos y las soluciones, de acuerdo a la modalidad intrínseca que asume la meditación en cada etapa de su desenvolvimiento. Pero el esquema básico permanece análogo a lo largo de la evolución histórica, de manera que se localiza, a pesar de sus variantes, en las diversas posturas que se suceden continuamente en el decurso intelectivo. Si observamos cuál es la temática permanente que se presenta en la integración de los sistemas, llegamos a la conclusión de que cada pensador retoma ciertos problemas que le han dejado sus antecesores y, sobre la base que presentan las contribuciones antelativas, produce el material de aporte, que se suma al conjunto de opiniones vertidas con anterioridad. Por ello considero que el tratamiento de la historia a través de los grandes problemas, ofrece la deseada perspectiva innovadora en este sector de la investigación filosófica. Resulta pertinente señalar que una obra tan documentada como la Historia de la filosofía de Wilhelm Windelband ha captado esta necesidad, pero su tratamiento incurre en la tradicional costumbre de seccionar a la historia en períodos clásicos, examinando los problemas relevantes en cada uno, distintivos de ese período, quedando por consiguiente escindidos de la anterior y posterior evolución diacrónica. Yo pienso que ha llegado el momento de exhibir los grandes problemas que se desplazan en el cauce de la historia, por todo su prolongado decurso. Dos son pues, cuando menos, las diferencias conspicuas que existen entre el historiar tradicional y el que yo acometo; la primera es la prosecución de los problemas a lo largo de la historia y la segunda es el reconocimiento básico de que existen determinados y mayúsculos temas que orientan a la evolución temporaria de la filosofía. De ahí que me permita presentar como original esta modalidad historiográfica. Empresa tal fue iniciada elementalmente en el segundo libro que publiqué, intitulado Las grandes direcciones de la filosofía. Los cinco capítulos que integran este libro presentan sendas cuestiones que se extienden por toda la filosofía occidental: la realidad, las ideas, la cultura, la vida y el método. Su elección no es caprichosa, ni tampoco casual su ordenamiento; obedecen a una evidente secuencia que es necesario precisar para percatarse del trasfondo dinámico que alienta y en cierto modo dirige a la integración histórico-filosófica. […]» (Miguel Bueno, “Algunas contribuciones en mi trabajo de investigación. Segunda parte”, Diánoia, México 1970, volumen 16, págs. 293-294.)

1981 «La primera colaboración que apareció bajo el rubro general de Paideia, en octubre del año pasado, llevaba por título Cultura en el exilio y se refería a las diversas formas que encuentra la expresión literaria de intelectuales que viven fuera de sus patrias por consecuencia de regímenes dictatoriales imperantes en ellas. Problema interesante, en verdad, pues permite asomarse a una situación sui generis en la cual se desarrolla un trabajo en libertad por radicar en otros países donde ella existe; citábamos en concreto el caso de México como refugio de numerosos escritores latino-americanos y por consiguiente, sede importante de esta cultura transterrada. La entrevista de Saúl Ibargoyen con el argentino Humberto Constantino, publicada ayer, ofrece una clara imagen de lo que tienen en mente y perspectiva los escritores que abandonaron el país del Plata para respirar atmósfera de creación y libertad, al tiempo que define la perspectiva de una literatura sometida y obsecuente, como no puede ser otra la que se publica en un país que otrora fuese pionero en la industria editorial de América Latina. A lo dicho por Constantini podemos agregar la urgencia de que el escritor argentino se consagre al análisis de lo que en su patria ocurre desde la primera entronización peronista, y que a la mayoría de expectadores en el área nos parece incomprensible. Mucho trabajo espera a estos letrados pamperos en que pongan en claro la delicada etapa histórica por la que atraviesa su país, y la premonición de respuesta que la historia misma deberá conferir a su problemática. […]» (Miguel Bueno, “Paideia. Argentina en el Exilio”, Excelsior, México, 10 abril 1981.)

2000 «Don Miguel pertenece a ese numeroso grupo de alumnos que oyeron la vehemente palabra del maestro Antonio Caso, quien tuvo la oportunidad y el talento de exponer en sus clases la historia de las doctrinas filosóficas y, como hemos dicho, al exponer el pensamiento de los diferentes autores de los grandes sistemas filosóficos a través de esas clases, se formó una generación de filósofos que constituyeron grupos de las más variadas escuelas de pensamiento, entre las cuales los neokantianos tuvieron un lugar importante, junto con los neoescolásticos, los existencialistas, los neopositivistas, los partidarios de la lógica matemática en frente a la lógica formal, sociologistas y algunos otros que pretendieron formar grupos de pensamiento original.” (Antonio Ibargüengoitia Chico, Filósofos mexicanos del siglo XX, Porrúa, México 2000, págs. 101-102.)

2002 «Miguel Bueno González (1923-2000) representa, hoy por hoy, una figura muy relevante de la filosofía, no sólo dentro del neocriticismo sino de toda la filosofía mexicana. El rigor metódico de su amplia y variada obra, la bien fundamentada sistematización de la corriente que sigue, la congruencia en el planteamiento de los problemas cuya solución formula con precisa justificación, la amplitud de información que maneja sobre cada uno de los tópicos que aborda, y la claridad y elegancia de estilo literario que maneja con soltura, son atributos que dan a sus libros un gran prestigio y un valor extraordinario. […] En el estudio y comprensión de la obra de Miguel Bueno, se cuenta con un elemento insuperable, que no se ha dado en ningún otro filósofo: una autoexposición de sus trabajos, publicada en 1969 ("Algunas contribuciones en mi trabajo de investigación", en Dianoia, primera parte, 1969, págs. 281-395, segunda parte, 1970, págs. 293-314), en donde se recogen, a manera de informe, todos los elementos de su sistema, se explica la relación entre ellos, y se comprende el desarrollo dado a su publicación. Todos los escritos filosóficos de Bueno están ubicados dentro de dos grandes sectores de la investigación filosófica; el sistemático y el histórico. Su primer libro se titula Reflexiones en torno a la filosofía de la cultura, publicado en 1956; en él, traza el prospecto general de su sistema, que parte del concepto predominante de la escuela axiológica del criticismo, la cual considera a la filosofía como una teoría de la cultura, afocada a sus valores de realización. Sostiene la tesis de que la única filosofía posible es la filosofía de la cultura, ya que los demás sistemas, o bien se reducen a un momento integrativo de aquélla, o por el contrario, se encuentran fuera del encuadre cultural, y no pueden demostrar plena validez objetiva; no se incluye tampoco a la metafísica, por no encontrar razones lo bastante evidentes para admitirla como disciplina objetivamente válida. […] El tratamiento escrito de cuestiones filosóficas que nos ofrece Miguel Bueno, no se restringe a meros trabajos sistemáticos; también los hay en diversos modos y sobre diversos asuntos, que no por ello menos documentados. La Facultad de Filosofía y Letras publicó, entre 1958 y 1966, una colección de obras pequeñas; y en ella, Bueno suscribe seis números: el 23 Natorp y la idea estética, es una ponencia presentada a discusión en la Mesa Redonda de Filosofía; el 41, Conferencias, agrupa el texto de seis pláticas: Kant en nuestros días, El arte y los valores estéticos, Spinoza y la cuestión humana, Acción y Reacción en la Universidad, ¿Vive o ha muerto el positivismo? y La Pasión según San Mateo y el barroco musical. El 58, Ensayos liminares, donde presenta cinco pequeñas monografías: Gibran Jalil Gibran, poeta intemporal, Estética "desde arriba" y estética "desde abajo", Consideraciones sobre la antropología empírica, Filosofía propedéutica y filosofía teorética, y El pensar, y los principios lógicos. El 59, Prolegómenos filosóficos, es un ensayo plural, que ofrece cinco nociones: Filosofía y propedéutica, Filosofía y método, Filosofía e historia, Filosofía y sistema y Subjetivación del filosofar. El 65, La esencia del valor, es también una ponencia presentada a discusión en la Mesa Redonda de Filosofía. Y el 68, Estética Formal de la Música, ofrece cinco ensayos menores, pero muy vinculados entre sí: Estética formal de la música, La teoría de la música, El músico y la cultura, La dirección de orquesta y Panorama de la música en México. Miguel Bueno, en su calidad de universitario, no dejó de preocuparse por las cuestiones atañederas a la universidad, en su condición de institución superior de la cultura en México; y así, en 1960, publicó un opúsculo titulado Humanismo y Universidad; y en 1962, otro, bajo el nombre de Estudios sobre la Universidad. Pero su difusión periodística, además de muy antigua, es muy abundante; no es exagerado decir que fácilmente supera los dos mil artículos.” (José Manuel Villalpando Nava, Historia de la filosofía en México, Porrúa, México 2002, págs. 277-281.)

2006 «Si a lo anterior aunamos su habilidad polémica y su cultura filosófica e histórica [la de Guillermo Héctor Rodríguez 1910-1988], sus comentarios mordaces y, en muchas ocasiones, la seriedad y hasta el patetismo con que sostenía las tesis centrales del kantismo y del neokantismo, enfatizando la relación esencial de la Filosofía con el pensamiento científico y el rechazo a toda clase de metafísica e intuicionismo, no es difícil entender que fuera un profesor que generara, no sólo profundas enemistades, sino diversos seguidores, afiliados al kantismo, como Leandro Azuara, maestro de gran vocación y experto en la sociología, Fausto Terrazas, gran amigo y especialista en la pedagogía social, Alberto Arai, profundo conocedor de la Estética del sentimiento puro de Cohen, Miguel Bueno, también dedicado a la estética, Fausto Vallado Berrón, Rolando Tamayo, Agustín Pérez Carrillo, Juan Manuel Terán Mata, Ariel Peralta, Armando Morones, Jaime Ortiz Sosa, Humberto Schettino, Salvador Corrales Ayala y el que habla, de entre muchos otros que no he podido recordar. Sus clases producían en el alumno la impresión de estar recibiendo un tesoro conceptual que le permitiría comprender los procesos históricos con objetividad y seguridad, excluyendo aquellas tendencias teóricas que no conducirían a resultados objetivos científicamente fundados. Gracias a su labor docente, puede comprobarse que ahora se expone la teoría de Kelsen en diversas universidades del país por sus alumnos.» (Ulises Schmill Ordóñez, Develación de la placa en honor del doctor Guillermo Héctor Rodríguez, Colección Lecturas Jurídicas, Serie El Derecho y sus Maestros nº 16, UNAM, México 2006.)

Selección bibliográfica de Miguel Bueno

1956 Prólogo y traducción de Pablo Natorp, Kant y la escuela de Marburgo, UNAM (Colección de la Facultad de Filosofía y Letras 5), México 1956, 89 págs.

Reflexiones en torno a la filosofía de la cultura, UNAM (Cultura mexicana 15), México 1956, 303 págs.

1957 Las grandes direcciones de la filosofia. Sintesis propedeutica, Fondo de Cultura Económica, México 1957, 324 págs.

1958 Principios de filosofía, Patria (Colección principios 1), México 1958, 257 págs. 2ª ed., Patria, México 1960, 296 págs. 4ª ed., 1968. 5ª ed., Patria, México 1970, 294 págs.

Principios de estética, Patria (Colección principios 5), México 1958, 366 págs. 2ª ed., Patria, México 1964, 307 págs.

Natorp y la idea estética. Mesa redonda, ponente Miguel Bueno; replicante Alberto Campos; participantes Ernesto Scheffler, Guillermo Hector Rodríguez, Miguel Bueno Malo, UNAM (Ediciones Filosofía y letras 23), México 1958, 157 págs.

1959 Principios de lógica, Patria (Colección principios 3), México 1959, 267 págs. 3ª ed., 1968.

1960 Principios de epistemología: teoría genética de la verdad y metodología del conocimiento, seguida desde sus elementos hasta su estructuración en las ciencias, Patria (Colección principios 4), México 1960, 291 págs.

Humanismo y universidad, UNAM (Instituto de Investigaciones Sociales, Cuadernos de sociología), México 1960, 154 págs.

1961 Principios de ética: teoría y práctica de la moralidad segun las posturas éticas y filosóficas: integración del sistema normativo desde la universidad axiológica hasta la singularidad casuística, Patria (Colección principios 6), México 1961, 276 págs.

1962 Principios de antropología: teoría de la subjetividad humana a través de sus niveles de integración el basamento antropológico, la funcionalidad psíquica, la formatividad pedagógica y la elegibilidad axiológica, Patria (Colección principios 2), México 1962, 326 págs.

Estudios sobre la universidad, UNAM (Instituto de Investigaciones Sociales, Cuadernos de sociología), México 1962, 196 págs.

1963 Prolegomenos filosoficos: Presentacion de los problemas ancilares de la filosofia: Sus relaciones con la propedeutica, el metodo, la historia, el sistema y la didactica, UNAM (Facultad de filosofía y letras 59), México 1963, 194 págs.

Introducción a la antropología formal, Fondo de Cultura Económica, México 1963, 257 págs.

1965 Estética formal de la música y otros contrapuntos, UNAM, México 1965, 185 págs.

1969 Principios de psicología, Patria (Colección principios 7), México 1969.

1980 La axiología jurídica en Luis Recasens Siches, UNAM (Instituto de Investigaciones Jurídicas), México 1980, 102 págs.

Textos de Miguel Bueno en este sitio

1960 “Ética y Filosofía”, revista Tareas (Panamá), nº 1.

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