Filosofía en español 
Filosofía en español

“Pared blanca papel de necios” (Hernán Cortés ≈ 1522)

Bernal Díaz del Castillo (1492-1581), Historia verdadera de la conquista de la Nueva España [≈1568], manuscrito del siglo XVI, Biblioteca Nacional de España (Vitr/26/12), fragmento del folio 199r.

Manuscrito

Era algo Poeta y se preciaba de dar respuestas inclinadas para loar sus hechos grandes y notables cosas, y deshaciendo las del Diego Velázquez y Grijalba y Francisco Fernández de Córdoba y cómo prendió al Narváez, respondía también por buenos consonantes y muy a propósito en todo lo que escribía y de cada día iban más desvergonzados los metros y motes que ponían hasta que Cortés escribió pared blanca papel de necios. Y amaneció escrito más adelante: y aun de sabios y verdades, y su majestad lo sabrá muy presto. Y bien supo Cortés quién lo escribía que fue fulano Tirado amigo de Diego Velázquez, yerno que fue de Ramírez el viejo que vivía en la Puebla y un Villalobos que fue a Castilla, y otro que se decía Mansilla, y otros que ayudaban…

«Y como Cortés era algo poeta e se preciaba de dar respuestas inclinadas para loar sus hechos grandes e notables cosas, y deshaciendo las del Diego Velázquez y Grijalva y Francisco Hernández de Córdoba e cómo prendió al Narváez, respondía también por buenas consonantes y muy a propósito en todo lo que escribía. Y de cada día iban más desvergonzados los metros e motes que ponían, hasta que Cortés escribió: “Pared blanca, papel de necios”; y amanesció escrito más adelante: “Y aun de sabios y verdades, e Su Majestad las sabrá muy presto”. Y bien supo Cortés quién lo escribía, que fue Hulano Tirado, amigo de Diego Velázquez, yerno que fue de Ramírez el Viejo, que vivía en la Puebla; y un Villalobos que fue a Castilla; y otro que se decía Mansilla; y otros que ayudaban de buena para que Cortés sintiese a los puntos que le tiraban. Y Cortés se enojó y dijo públicamente que no pusiesen malicias, que castigaría a los ruines desvergonzados.» (edición de Guillermo Serés, con aparato de variantes, Real Academia Española, 2011.)

Daniel 5. In eadem hora apparuerunt digiti, quasi manus hominis scribentis contra candelabrum in superficie parietis aulae regiae.

1602 «Y esto se ha dicho, no por favorecer los desconciertos de los atrevidos contra los Mandamientos de Dios, sino por consolar a los flacos de buenos deseos. Porque aunque por ser vos de barro, no pintéis vuestra culpa por tan grande, como la de los demonios que no son de tierra: pero es tal, que basta a haceros compañero suyo en los infiernos: y porque lo veáis, acordaos que la misma mano de Dios que escribió en la la tierra la disculpa de una flaqueza, escribió otra vez en una pared sentencia de condenación contra el Rey Baltasar. No siempre absuelve: también condena al que de su mansedumbre toma alas para más le ofender: y así el que dijo, Pared blanca, papel de necios, no dijo bien, que escribió Dios en ella: mas acertara diciendo, Pared blanca, coronica del dueño de la posada, do escriben pocos bienes, y muchos males suyos. Contra candelabrum escribía la mano que apareció. Al mismo dueño de la casa entiendo yo que llamó candelero y lumbrera della: y contra él se escribe en su pared. Las paredes encarbonadas dicen algunas verdades, y de ordinario del dueño de casa. En viendo Baltasar, que escribía en la suya, luego se turba: Et cogitattiones eius conturbabant eum: que me maten sino es de mí lo que se escribe, pues es en la pared de mi casa, en mi Coronica.» (Pedro de Vega OSA, Declaración de los siete salmos penitenciales [1599], segunda impresión, Madrid 1602, folio 65r-65v.)

14-15 Daniel 5. In eadem hora apparuerunt digiti quasi manus hominis scribentis contra candelabrum in superficie parietis aulae regiae.

1606 «Y esto se ha dicho, no por favorecer los desconciertos de los atrevidos contra los Mandamientos de Dios, sino por consolar a los flacos de buenos deseos. Porque aunque por ser vos de barro, no pintéis vuestra culpa por tan grande, como la de los demonios que no son de tierra: pero es tal, que basta a haceros compañero suyo en los infiernos: y porque lo veáis acordaos que la misma mano de Dios que escribió en la la tierra la disculpa de una flaqueza, escribió otra vez en una pared sentencia de condenación contra el Rey Baltasar. No siempre absuelve: también condena al que de su mansedumbre toma alas para más le ofender: y así el que dijo, Pared blanca papel de necios, no dijo bien que escribió Dios en ella: mas acertara diciendo, Pared blanca, coronica del dueño de la posada, do escriben pocos bienes, y muchos males suyos. Contra candelabrum escribía la mano que apareció. Al mismo dueño de la casa entiendo yo que llamó candelero y lumbrera della: y contra él se escribe en su pared. Las paredes encarbonadas dicen algunas verdades, y de ordinario del dueño de casa. En viendo Baltasar, que escribía en la suya, luego se turba: Et cogitationes eius conturbabant eum: que me maten sino es de mí lo que se escribe, pues es en la pared de mi casa, en mi coronica.» (Pedro de Vega OSA, Declaración de los siete salmos penitenciales [1599], Zaragoza 1606, verso II, dicurso III, folio 22r.)

1630 «Pared blanca, pared de necios. (Porque escriben en ella boberías.)» (Gonzalo Correas [1571-1631], Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la Lengua Castellana, en que van todos los impresos antes y otra gran copia que juntó el Maestro Gonzalo de Correas, Catedrático de Griego y Hebreo en la Universidad de Salamanca [≈1630], Madrid 1906, pág. 381; primera edición impresa, con una presentación de Miguel Mir, de la copia manuscrita por la Real Academia en 1780 del original manuscrito, luego perdido, del Colegio Trilingüe de Salamanca.)

Cada mañana amanecían motes contra Cortés.

1632 «… y como Cortés estaba en Cuyoacan, y posaba en unos grandes Palacios que estaban blanqueados y encaladas las paredes, donde buenamente se podía escribir con carbón, y con otras tintas, amanecían cada mañana escritos motes, unos en prosa, y otros en versos algo maliciosos a manera como Masse-Pasquines, e libelos, y unos decían, que el Sol, y la Luna, y el Cielo, y Estrellas, y la mar, y la tierra tienen sus cursos, e que si algunas veces salen más de la inclinación para que fueron criados más de sus medidas, que vuelven a su ser, y que así había de ser la ambición de Cortés en el mandar: y otros decían, que más conquistados nos traía que la misma Conquista que dimos a México, y que no nos nombrásemos Conquistadores de Nueva-España, sino conquistados de Hernando Cortés: y otros decían, que no bastaba tomar buena parte del oro como General, sino tomar parte de quinto como Rey, sin otros aprovechamientos que tenía: y otros decían, Oh qué triste está el alma mía, hasta que la parte vea: otros decían, que Diego Velázquez gastó su hacienda, e descubrió toda la costa hasta Panuco, y la vino Cortés a gozar: y decían otras cosas como estas, y aun decían palabras que no son para decir en esta relación. Y como Cortés salía cada mañana, y lo leía, y como estaban unas chanzonetas en prosa, y otras en metro, y por muy gentil estilo y consonancia cada mote y copla a lo que iba inclinada, y a la fin que tiraba su dicho, y no como yo aquí lo digo: y como Cortés era algo Poeta, y se preciaba de dar respuestas inclinadas a loas de sus heroicos hechos, y deshaciendo los del Diego Velázquez, y Grijalba, y Narváez, respondía también por buenos consonantes, y muy a propósito en todo lo que escribía, y de cada día iban más desvergonzados los metros, hasta que Cortés escribió: Pared blanca papel de necios, y amanecía más adelante, y aun de sabios, y verdades; y aun bien supo Cortés quién lo escribía, y fue un fulano Tirado amigo de Diego Velázquez, yerno que fue de Ramírez el viejo, que vivía en la Puebla, y un Villalobos, que fue a Castilla, y otro que se decía Mansilla, y otros que ayudaban de buena para Cortés a los puntos que le tiraban: Enojóse Cortés y mandó que no escribiesen en las paredes. y de tal manera andaba la cosa, que Fray Bartolomé de Olmedo le dijo a Cortés, que no permitiese que aquello pasase adelante, sino que con cordura vedase que no escribiesen en la pared. Fue buen consejo, y mandó Cortés, que no se atreviese ninguno a poner letreros, ni perques de malicias, que castigaría a los desvergonzados que escribiesen, con grandes penas, y a fe que aprovechó.» (Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España [≈1568], Imprenta del Reino, Madrid 1632, folio 158v-159r; primera edición impresa de la Historia de Bernal.)

1796 «…y como Cortés estaba en Cuyoacan, y posaba en unos grandes palacios que estaban blanqueados y encaladas las paredes, donde buenamente se podía escribir con carbón, y con otras tintas, amanecían cada mañana escritos motes, unos en prosa, y otros en versos algo maliciosos a manera como Mase-Pasquines, e nivelos, y unos decían, que el sol, y la luna, y el cielo, y estrellas, y la mar, y la tierra tienen sus cursos, e que si algunas veces salen más de la inclinación para que fueron criados más de sus medidas, que vuelven a su ser, y que así había de ser la ambición de Cortés en el mandar: y otros decían, que más conquistados nos traía que la misma Conquista que dimos a México, y que no nos nombrásemos Conquistadores de Nueva-España, sino conquistados de Hernando Cortés: y otros decían, que no bastaba tomar buena parte del oro como General, sino tomar parte de quinto como Rey, sin otros aprovechamientos que tenía: y otros decían, o qué triste está el alma mía, hasta que la parte vea: otros decían, que Diego Velázquez gastó su hacienda, e descubrió toda la costa hasta Panuco, y la vino Cortés a gozar: y decían otras cosas como estas, y aun decían palabras que no son para decir en esta relación. Y como Cortés salía cada mañana, y lo leía, y como estaban unas chanzonetas en prosa, y otras en metro, y por muy gentil estilo y consonancia a cada mote y copla, lo que iba inclinada, y a la fin que tiraba su dicho, y no como yo aquí lo digo: y como Cortés era algo poeta, y se preciaba de dar respuestas inclinadas a loas de sus heroicos hechos, y deshaciendo los del Diego Velázquez, y Grijalva, y Narváez, respondió también por buenos consonantes, y muy a propósito en todo lo que escribía, y de cada día iban más desvergonzados los metros, hasta que Cortés escribió: pared blanca papel de necios, y amanecía más adelante, y aun de sabios, y verdades: y aun bien supo Cortés quién lo escribía, y fue un fulano Tirado amigo de Diego Velázquez, yerno que fue de Ramírez el viejo, que vivía en la Puebla, y un Villalobos, que fue a Castilla, y otro que se decía Mansilla, y otros que ayudaban de buena para Cortés a los puntos que le tiraban: y de tal manera andaba la cosa, que Fray Bartolomé de Olmedo le dijo a Cortés, que no permitiese que aquello pasase adelante, sino que con cordura vedase que no escribiesen en la pared. Fue buen consejo, y mandó Cortés, que no se atreviese ninguno a poner letreros, ni perques de malicias, que castigaría a los desvergonzados que escribiesen, con grandes penas: y a fe que aprovechó.» (Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Madrid 1796, tomo III, págs. 318-320.)

1863 «…y deshaciendo los del Diego Velázquez y Grijalva y Narváez, respondía también por buenos consonantes y muy a propósito en todo lo que escribía; y de cada día iban más desvergonzados los metros, hasta que Cortés escribió: “Pared blanca, papel de necios.” Y amanecía más adelante: “Y aun de sabios y verdades.” Y aun bien supo Cortés quién lo escribía, y fue un Fulano Tirado, amigo de Diego Velázquez, yerno que fue de Ramírez el viejo, que vivía en la Puebla, y un Villalobos, que fue a Castilla, y otro que se decía Mansilla, y otros que ayudaban de buena para Cortés a los puntos que le tiraban, y de tal manera andaba la cosa, que fray Bartolomé de Olmedo le dijo a Cortés que no permitiese que aquello pasase adelante, sino que con cordura vedase que no escribiesen en la pared.» (Bernal Díaz, Conquista de Nueva-España, pág. 417, folletín en El Pensamiento Español, diario de la tarde, Madrid, martes 24 de marzo de 1863, pág. 1.)

1877 «Los descontentos, viendo que no podían abrigar contra su general la ofensiva sospecha que había dado motivo al tormento de Guatemotzin, empezaron a murmurar de la manera con que había sido repartido el oro recogido. Para que llegasen a conocimiento de Hernán Cortés las quejas que contra él abrigaban, se valieron de un medio que revela de una manera clara la osadía de los descontentos. La casa en que se alojaba el caudillo español en Coyohuacan, era espaciosa y ostentaba las paredes recién blanqueadas. Los soldados escogieron aquellas paredes, como papel para pasquines insultantes contra su general. Todos los días aparecían letreros injuriosos en prosa y verso, escritos con carbón, en el exterior del edificio, a los cuales Hernán Cortés, que no carecía de estro poético, respondía en el mismo estilo, dice Bernal Diaz, “por buenos consonantes y muy a propósito en todo.” En un pasquín decían, “que ellos no debían llamarse conquistadores de Méjico, sino conquistados por Cortés.” En otro se leía “que no bastaba tomar la parte que correspondía como general, sino además el quinto, como rey.” Como el número de epigramas iba en escala ascendente, el general español, queriendo evitar que se continuase escribiendo nuevos pasquines, puso las siguientes palabras: “Pared blanca, papel de necios.” No alcanzó su objeto; pues a la mañana siguiente apareció escrito al lado de ese pensamiento, la contestación a él, que decía: “Y aun de sabios y verdades.” Bien sabía el caudillo español que la mayor parte de los insultantes epigramas, eran producciones de un amigo de Diego Velázquez, llamado Tapia, que hacía cabeza entre los descontentos; pero no quería darse por entendido, esperando que se avergonzase de sus injustos ataques. Viendo el padre Fray Bartolomé de Olmedo que los conceptos que se vertían en los pasquines, eran cada día más repugnantes, manifestó a Cortés los males que podrían resultar a la tranquilidad general y a los intereses de la corona, si no se cortaba inmediatamente el abuso de los inquietos. El jefe castellano comprendió que era justa la observación del prudente sacerdote, y admitiendo el consejo, prohibió que se escribiese en lo sucesivo ninguna frase maliciosa, imponiendo graves penas a los contraventores. La providencia fue acertada, pues nadie se atrevió a continuar manifestando por escrito su desagrado.» (Niceto de Zamacois, Historia de Méjico desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días, Barcelona-Méjico 1877, tomo IV, págs. 62-63.)

«Pero, ni por pienso están colegidos en dichos tres índices todos los refranes que se hallan dispersos por el contexto de la obra; de que certificarán los siguientes que, entre otros muchos, saco aquí para abonar mi aserto, haciendo caso omiso de infinitos griegos, latinos, italianos y portugueses, que saltan a la vista a cada momento. Pared blanca, pared de necios. […] Ahora bien el lector que haya considerado los trozos copiados arriba, como una leve muestra del bien decir de Fr. Pedro de Vega, no habrá podido menos de juzgarlo por un escritor español digno de formar en las filas de nuestros clásicos; pero, en lo que es tocante a la primera parte de su juicio, se habrá equivocado completamente. Fray Pedro de Vega era portugués, natural de Coimbra, si bien residió muchos años en España explicando teología en las casas de su orden de Salamanca y Valladolid, con bien merecido aplauso.» (José María Sbarbi, pág. 127, “Revista de El Siglo Futuro”, folletín en El Siglo Futuro, Madrid, 23 junio 1877, plana 4.)

1922 «Y más adelante cuenta Bernal Díaz que estando Cortés en Cuyoacán, después de conquistado Méjico, posaba en grandes palacios “que estaban blanqueados y encaladas las paredes, donde buenamente se podía escribir con carbón”, y amanecían escritos motes y pasquines injuriosos, y Cortés, que era algo poeta, salía cada mañana y los leía, y contestaba debajo, pero como cada día eran más desvergonzados y no le valió escribir: “Pared blanca, papel de necios”, tuvo que prohibirlos bajo severas penas. Era el virus colonial, la corrupción que engendran las guerras, y sobre todo, las guerras coloniales. A las Indias no se iba por puro amor a la aventura o a la gloria, sino por enriquecerse, por ganar oro y buenas encomiendas de indios. Basta fijarse en que no figuran en la conquista personajes de alta calidad, sino hidalgos pobres y gente menuda. Los personajes preferían servir al Rey en las empresas contra el turco, o en Italia, en Flandes, o en Francia, pues se tenía por más noble y glorioso empleo. Los personajes fueron a América cuando estaba ya conquistada, a disfrutar de los virreinatos. Pobreza, codicia, libertades de conquistas lejanas, usos expoliatorios de las guerras, dieron origen al virus colonial, que prendió tan bien que hasta ahora, cuando sólo tenemos sombras de colonias, se producen de vez en cuando erupciones.» (Eduardo Gómez de Baquero, “El virus colonial”, El Sol, Madrid, 19 octubre 1922, pág. 1.)

1941 «Marzo. Aforismos populares agrícolas. En Marzo ni el mar mojado.– Nace en la huerta lo que el hortelano no siembra.– […] El pescador de caña, más come que gana; más si la dicha corre, más que gana come.– Pared blanca, papel de necios que escriben en ella.– Pájaro viejo no entra en la jaula.– Criado por abuelo, nunca bueno.» (Heraldo de Zamora, 3 marzo 1941, pág. 1.)

1977 «Se les va a poner más difícil el desarrollo de su vocación, les van a perseguir por comunicarnos sus sentimientos, incluso les van a encarcelar, si les pillan. De aquí en adelante, los autores de las pintadas tendrán que hacer su obra en la clandestinidad más absoluta. Nadie ayuda a los escritores. La ciudad entera era su libro, las fachadas sus páginas y escribían de pie, como Víctor Hugo, ante un dilatado facistol de cemento. […] Nunca le gustó a la autoridad este tipo de pintadas. “Pared blanca, papel de necios”, escribió Hernán Cortés, en respuesta a los letreros de sus soldados en la tapias de cuartel, pero no parece que encarcelara a ninguno. Escribir en las paredes es llorar.» (Manuel Alcántara, “Los manuscritos de Madrid”, Mediterráneo, 17 noviembre 1977, pág. 11.)

2019 «Hace años, en una tapia de la leonesa calle Pendón de Baeza apareció la siguiente frase: “León mi país, Castilla mi cárcel”. “Pared blanca, papel de necios”, acaso esta frase, con la que Hernán Cortés respondió a los que emborronaron con graves acusaciones las tapias de su residencia en Coyoacán, pudiera servir para zanjar este asunto; sin embargo, las recientes manifestaciones del alcalde de León merecen un tratamiento menos expeditivo que el puesto en práctica por aquel conquistador que hoy concentra las críticas amlianas.» (Iván Vélez, “León mi país, Castilla mi cárcel”, Libertad digital, Madrid, 24 noviembre 2019.)

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