Filosofía en español 
Filosofía en español

“Filosofía de la música”

1749 Robert Smith [1689-1768], Harmonics, or The philosophy of musical sounds, Cambridge 1749. Segunda edición, Londres 1759.

1765 «Libres Anglois qui se trouvent a Paris chez Pissot, Libraire, quai de Conti. […] La Philosophie de la Musique, par Smith, in-8º. fig.» (Affiches, Annonces, et avis divers, du Mercredi 30 Octobre 1765, París, nº 44, pág. 175.)

1773 Saverio Mattei (Montepavone 1742-Napoles 1795), “La filosofia della musica, o sia La musica de Salmi Dissertazione”, en I libri poetici della Bibbia tradotti dall'ebraico originale, Ed adattati al gusto della poesia Italiana, edizione seconda, Nápoles 1773, tomo V, pp. 285-352.

1779 «El Escritor de quien se extractan estas noticias [Saverio Mattei], sin embargo de haber sido íntimo amigo de Jommelli, se explica con imparcialidad y sin duda es de mucho peso su voto en materias de gusto musical, así por haber compuesto una juiciosa Disertación sobre la Filosofía de la Música, como porque en su Traducción de los salmos ha dado pruebas de gran manejo y delicadeza en la Poesía propia para el canto.» (Tomás de Iriarte [1750-1791], La música, poema, Imprenta Real de la Gaceta, Madrid MDCCLXXIX, “Advertencias sobre el canto cuarto”, pág. XX.)

1787 «Filosofía de la música. Con respecto a sus efectos en el cuerpo humano. ¡Qué poderoso influjo tiene la música sobre el cuerpo humano! ¡Qué extensión de imperio sobre los afectos del espíritu! ¡Y qué impresiones tan prodigiosas causa en nuestra máquina! En todas las edades se ha conocido su eficacia para mover afectos, calmar pasiones, suavizar costumbres, disponer los ánimos a emprender cosas grandes y curar enfermedades. ¿Qué otro uso tiene en los templos, en los campos de batalla, en las diversiones y regocijos así públicos como privados y en el tarantismo? A la verdad aplicada la música con un exquisito conocimiento de las circunstancias de los presentes con oportunidad y tiempo debido causa asombrosos efectos.» (Francisco Javier Cid, Tarantismo observado en España, con que se prueba el de la pulla, dudado de algunos, y tratado de otros de fabuloso, Imprenta de González, Madrid MDCCLXXXVII, pág. 231.)

«Tarantismo observado en España […] Su autor D. Francisco Xavier Cid, Médico del Ilustrísimo Cabildo de Toledo. Vol. en 4º de 324 pág. Madrid: por González, 1787. […] En su consecuencia pasa a hacer la historia de este insecto, con la descripción anatómica y daños que causa el veneno Tarantulino: parajes donde se halla en España: relaciones de los autores que tratan de él y su crítica correspondiente: relaciones de los secundarios efectos del Tarantismo en el cuerpo humano seguidos a la música: efectos seguidos a las primeras impresiones de dicho veneno por la mordedura en el cuerpo humano: efectos de la música: treinta y cinco historias del Tarantismo ocurridas en la Mancha, comunicadas por varios Médicos: filosofía de la música, con respecto a sus efectos en el cuerpo humano, y de la aplicación de la música como remedio a varias enfermedades. Inserta una lámina, que demuestra la Tarántula hembra y macho, de los ovarios y Tarantulillas que salen de ellos &c. y dos papeles, uno en música para violín, y otro en cifras para la guitarra que contienen varias sonatas de la Tarantela para curar la referida enfermedad.» (“Argumento de los libros y papeles publicados en este mes”, Memorial literario, Madrid, julio de 1787, nº XLIII, págs. 357-358.)

1791 «Nápoles. […] En Real orden de 15 de Octubre S. M. después de haber declarado por Director de los tres Conservatorios de Música de esta Capital al célebre D. Nicolás Piccini, llamado de París con proporcionado sueldo, ha nombrado por Juez delegado de estos mismos Conservatorios al Sr. Consejero Mattei, en atención a sus muchos conocimientos, y principalmente en la Música, sobre la cual ha hecho las más curiosas reflexiones en sus obras, como son la Filosofía de la Música, las Disertaciones sobre el teatro Griego, y la Reforma de los teatros.» (Mercurio de España, Diciembre de 1971, Madrid, en la Imprenta Real, pág. 297.)

1803 «He aquí por qué debemos imitar a los italianos; porque desde la restauración de las letras en Europa, ninguna nación ha hecho los progresos que ellos en esta ciencia. Pero, señor, que gorgoritean, que chillan, que, que… Todos los abusos que vmd. quiere, Sr. D. Preciso, pero es menester no confundir las cosas. ¿Ignora vmd. que los ingenios italianos de gusto y de razón no condenan estos abusos? Oiga vmd. en su disertación sobre la filosofía de la música al celebre Mattei, gran poeta y gran conocedor de la música, comparando la italiana a la griega. Puede, dice, la música italiana ser igual a la griega; y tenemos muchos trozos de música que pudieran ser oídos con gusto en los mejores siglos de Atenas; pero generalmente, por culpa de los caracteres, y por insuficiencia de los músicos, se ha envilecido miserablemente nuestra música. Estos, no obstante son defectos de los músicos, no de la música (note esto de paso D. Preciso) que en todos tiempos ha sido siempre la misma.» ([“El amante de la música universal como sea buena”] “Continúa la carta de ayer”, Diario de Madrid del sábado 11 de junio de 1803, pág. 650.)

1822 «Sin desconocer el grado de aprecio que merece Rossini, ignoro lo que se quiere expresar por su música popular, pues solo comprendo bajo esa denominación las canciones provinciales y las nacionales de todos los países: si hemos de entender que Sixto Pérez componga por el estilo italiano diré, que primero es preciso determinar el que haya de imitarse, y luego que se publiquen los dramas análogos al estilo que se indique, advirtiendo que en muchas piezas italianas se olvidan enteramente los preceptos dramáticos y la filosofía de la música, desapareciendo los célebres lemas de unir lo útil a lo agradable, corrigiendo las costumbres con el verso y el canto.» (Piringo Iguano, “Artículo comunicado. Teatro”, Diario mercantil de Cádiz, del jueves 28 de febrero de 1822, nº 2033, pág. 6.)

1831 «Otra acusación más grave le han hecho algunos teoristas, y a la cual no nos es tan fácil responder; a saber, que sacrificando al placer de los oídos los goces de la razón, descuida frecuentemente la regla importante de acomodar el canto a la situación, y el carácter de la armonía al sentido de las palabras. Si penetrado de la filosofía de la música, del conocimiento de las pasiones y de las situaciones dramáticas, Rossini modera el impulso de su genio y se aplica a interpretar los sentimientos por medio de los sonidos, llegará al colmo de la perfección.» (M. D. R., “Historia contemporánea. Rossini. París 25 de Julio de 1831. Al Editor de las Cartas Españolas”, Cartas Españolas, o sea Revista histórica, científica, teatral, artística, crítica y literaria, Madrid 1831, tomo III, pág. 12.)

1833 «Suscripción al periódico filarmónico titulado Nueva colección de canciones españolas y americanas, con acompañamiento de piano-forte y guitarra. De varios autores. Los continuados pedidos de las cuatro colecciones de canciones ya publicadas, que se reciben de las provincias y del extranjero, y la buena acogida que merece a los profesores y aficionados esta clase de música, han animado a los editores a emprender la publicación de la quinta colección; que contendrá veinte y cuatro canciones, de las que doce serán serias, y doce andaluzas y americanas; para lo cual han reunido, previo el más escrupuloso examen, lo mejor que se ha compuesto hasta el día, tanto en España como en América; y a fin de dar más amplitud a esta empresa, y satisfacer el buen gusto de los amantes del bello canto, se darán algunas canciones arregladas sobre las más hermosas Cabaletas de las óperas modernas, adaptándoles letras escogidas y análogas a la filosofía de la música. Se suscribe a esta quinta colección bajo las condiciones siguientes.» (Diario Balear, Domingo, 3 de febrero de 1833, pág. 8.)

1838 «Barcelona 17 de Setiembre. Música. Tenemos la satisfacción de anunciar al público que va a abrirse un curso completo de esta ciencia para la juventud y aficionados que quieran instruirse en la armonía, melodía, y filosofía musical. […] Escuela de Armonía, Melodía y Filosofía musical. Siempre he considerado a la España, mi patria como un suelo feraz […] empleo de los instrumentos que entran en la orquesta, y el partido que puede sacar de ellos para la música sacra, dramática, e instrumental, y para escoger los diferentes afectos del alma: le falta la prosodia de las lenguas en que quiera componer, sin cuyo conocimiento se expone a hacer faltas imperdonables; y finalmente de la filosofía de la música o aquel lenguaje que en ella nos conmueve y seduce; nos aira y nos calma; nos alegra y entristece, y seduce a nuestros sentidos y al corazón.» (El G. Nacional, Barcelona, lunes 17 de setiembre de 1838, pág. 2-3.)

1845 «Hemos dicho arriba que el Rolla reúne las cualidades que constituyen una buena ópera. En efecto: está sembrada de lindísimos cantos originales y filosóficos tales como el Angelus Domini cuya sencillez encanta y el andante del duo de Rolla y Eleonora. El duo de Rolla y Appiani, el andante de Rolla cuando víctima del destino perdida toda esperanza a la mano de Eleonora y a la gloria; ídolo que adoraba desde su infancia rechaza de su seno a su hermano Stefano y el final cuando muere Rolla en los brazos de su amada y rodeado del pueblo que ansioso acude a ceñir en sus sienes el laurel son también tres piezas de un mérito relevante. La música de todas ellas habla directamente al corazón: no se puede llevar más allá la filosofía de la música. Además de esta multitud de cantos reúne el Rolla una instrumentación rica, variada y conveniente.» (F. M., “Revista de teatros. Luigi Rolla”, Revista de Teatros. Diario pintoresco de literatura, Madrid 27 de enero de 1845, nº 229, pág. 2.)

1849 «Porque, en nuestra opinión, Kostky considera el vencimiento de la dificultad como una cualidad secundaria y accesoria. En su ejecución el canto es siempre la parte que domina; el canto, que es el pensamiento y la vida de la composición; que es lo que habla al corazón, que es la filosofía de la música, o, más bien, la música verdadera. Los ímpetus furibundos, el desenfreno de notas simultaneas asombran, pero aturden y causan más extrañeza que deleite, y la impresión que hacen es más fecunda en aplausos que en emociones.» (“Variedades. El pianista Kostky”, El Heraldo, periódico político, religioso, literario e industrial, Madrid, 13 de enero de 1849, pág. 4.)

1851 «Bien los coros. La orquesta perfectamente cuando anda por sí misma. Rogamos al señor Ortega tenga más en cuenta la filosofía de la música que el mecanismo de las notas; así nos ahorrará el disgusto de oír tomar algunos tiempos que deben expresar animación y energía, con una calma que expresa enteramente lo contrario.» (“Teatro Real. Lucrecia Borgia”, Correo de los teatros, Madrid, domingo 9 noviembre 1851, nº 50, pág. 1.)

1852 «La lectura de los concienzudos escritos del erudito y sabio Mr. Fetis, colaborador de la Gaceta musical de París y autor de diferentes obras teóricas y prácticas de música, nos ha sugerido varias veces la idea de lo útil que sería publicar algunas de las series de sus artículos insertos en aquel acreditado periódico, que después de diez y nueve años de existencia continúa siendo el órgano de la inteligencia musical europea desde París, centro de las bellas artes. El temor de que los elocuentes discursos del músico-filósofo desmerecieran con nuestra traducción nos ha detenido siempre, pero ahora no hemos podido prescindir de ceder al entusiasmo que nos ha excitado la lectura de su brillante improvisación sobre los caracteres de lo bello en música, que bajo el título de Filosofía de la música ha publicado el expresado periódico, y deponiendo nuestra natural desconfianza, lo presentamos traducido en este opúsculo persuadidos de su innegable utilidad para dirigirnos en nuestros juicios respecto de un arte que siendo admirado de todos es conocido a fondo por muy pocos.» (“Advertencia del traductor”, Filosofía de la música, o exposición de los caractéres de lo bello en Música, por Mr. Fetis, director del Conservatorio de Bruselas, traducido por R. M., Valencia 1852, pág. 3.)

«Filarmonía. La filosofía de la música, o exposición de los caracteres de lo bello en música: discurso improvisado en Bruselas en el círculo artístico, por el erudito Mr. Jelis [sic], y traducido del francés por R. M.; se halla de venta en los principales almacenes de música de esta corte. Precio 2 rs.» (El Clamor Público, periódico del partido liberal, Madrid, viernes 12 de noviembre de 1852, pág. 4. La Nación, periódico progresista constitucional, Madrid, viernes 12 de noviembre de 1852, pág. 4.)

1868 «Filosofía de la música. La filosofía de la música consiste en la investigación de las leyes que rigen a los sonidos, conforme a nuestro modo de entender esas mismas leyes y a los efectos que producen en nuestra propia organización. La lógica y el raciocinio nos conduce a conocer las causas; el oído nos sanciona nuestros razonamientos en la música, y la facultad de discernir y el gusto nos guía a la constitución de la belleza y a determinar las reglas positivas del arte. La filosofía de la música se refiere también a la parte que constituye la teoría de la música, abrazando todos aquellos ramos que pertenecen a la estética del arte, o sea a la parte elevada y sublime de la música.» (José Parada Barreto [1834-1886], Diccionario técnico, histórico y biográfico de la Música, Gran fábrica de pianos y casa editorial de Bonifacio Eslava, Madrid 1868, pág. 176.)

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