Filosofía en español 
Filosofía en español

“Pensador filósofo”

1254 «E quando Mercurio fuere en casa de Saturno. o en su termino. sera mudo. o tartamudo. o bleso. & sera omne encubierto. ca non dira a ninguno lo que tiene en uoluntat. & muy pensador. escodrinnador de las cosas de los omnes. & sospechoso. & quiça entendra las poridades de los libros de la ley. o quiça sera sabio en astrologia. o agurero de aues.» (Judizios de las estrellas, 1254-1260.)

1356 «Nos sobre todo aquesto queremos e somos tenudos onrrar la rreligión clerigal, asì en la cabesça conmo en los miembros, pensador el tenedor del rrazonable consejo, defendemos firmemente que ninguno, por rrazón de nuestro provecho o de otro, non ose echar tajas, las quales llaman pedido, en los clérigos de las cathedrales sees o en las de las aldeas; o, por esta rrazón, ninguno non ose en las casas dellos entrar o las sus cosas mal prender.» (Fuero viejo de Castilla, 1356.)

1376 «Pues conuienete scullir el mas discreto de los que tu puedes aver, et que sea sauyo, et huydor, et veyedor, et honrador, et pensador, et fiel, et que no se pague de ningun mal; antes fuya d'el.» (Juan Fernández de Heredia, De secreto secretorum, 1376-1396.)

1385 «E cubre la rrama con la tierra. E a mj dixo vn grant criador o pensador de arboles que sy en aquesta forma se faze que njnguno non se secara.» (Tratado de plantar o enjerir árboles o de conservar el vino, 1385-1407.)

1553 «Hinchio a ellos de sciencia de coraçon para hazer toda obra de maestro y pensador, y recamador en el cardeno y en la purpura, en el tinto carmesi y en el lino, y texedor, hazientes toda obra, y pensantes pensamientos.» (Biblia de Ferrara, 1553.)

El Cerdo, el Carnero, y la Cabra, Madrid 18041784 «El Cerdo, el Carnero, y la Cabra. Poco antes de morir el corderillo / Lame alegre la mano y el cuchillo / Que han de ser de su muerte el instrumento, / Y es feliz hasta el último momento. / Así, cuando es el mal inevitable, / Es quien menos prevee más envidiable. / Bien oportunamente mi memoria / Me presenta al Lechón de cierta historia. // Al mercado llevaba un carretero / Un Marrano, una Cabra y un Carnero. / Con perdón, el Cochino / Clamaba sin cesar en el camino: / ¡Esta sí que es miseria! / Perdido soy: me llevan a la feria. / Así gritaba: ¡mas con qué gruñidos! / No dió en su esclavitud tales gemidos / Hécuba la infelice. / El carretero al gruñidor le dice: / ¿No miras al Carnero y a la Cabra, / Que vienen sin hablar una palabra? / ¡Ay, señor (le responde) ya lo veo! / Son tontos, y no piensan. Yo preveo / Nuestra muerte cercana. / A los dos por la leche y por la lana / Quizá no mataran tan prontamente; / Pero a mí, que soy bueno solamente / Para pasto del hombre... no lo dudo: / Mañana comerán de mi menudo. / A Dios, pocilga; a Dios, gamella mía. / Sutilmente su muerte preveía. / ¿Mas qué lograba el pensador Marrano? / Nada, sino sentirla de antemano. / El dolor ni los ayes es seguro / Que no remediarán el mal futuro.» (Félix María de Samaniego, Fábulas en verso castellano, para el uso del Real Seminario Bascongado..., tomo segundo, Libro primero, fábula IX, Joaquin Ibarra, Madrid 1784 [Grabado de la edición de Madrid 1804, tomo II].)

 

El Filósofo y la Pulga, Madrid 18041784 «El Filósofo y la Pulga. Meditando a sus solas cierto día / Un pensador Filósofo decía: / El jardín adornado de mil flores, / Y diferentes árboles mayores, / Con su fruta sabrosa enriquecidos, / Tal vez entretejidos / Con la frondosa vid que se derrama / Por una y otra rama, / Mostrando a todos lados / Las peras y racimos desgajados. / Es cosa destinada solamente / Para que la disfruten libremente / La oruga, el caracol, la mariposa: / No se persuaden ellos otra cosa. // Los pájaros sin cuento, / Burlándose del viento, / Por los aires sin dueño van girando. / El milano cazando / Saca la consecuencia: / Para mí los crío la providencia. / El cangrejo en la playa envanecido / Mira los anchos mares, persuadido / A que las olas tienen por empleo / Sólo satisfacerle su deseo; / Pues cree que van y vienen tantas veces / Por dejarle en la orilla ciertos peces. / No hay (prosigue el Filósofo profundo) / Animal sin orgullo en este mundo. / El hombre solamente / Puede en esto alabarse justamente. // Cuando yo me contemplo colocado / En la cima de un risco agigantado, / Imagino que sirve a mi persona / Todo el cóncavo cielo de corona. / Veo a mis pies los mares espaciosos, / Y los bosques umbrosos / Poblados de animales diferentes, / Las escamosas gentes / Los brutos y las fieras, / Y las aves ligeras, / Y cuanto tiene alimento / En la tierra, en el agua, y en el viento, / Y digo finalmente: todo es mío. / ¡Oh grandeza del hombre y poderío! // Una pulga que oyó con gran cachaza / Al Filósofo maza, / Dijo: cuando me miro en tus narices, / Como tú sobre el risco, que nos dices, / Y contemplo a mis pies aquel instante / Nada menos que al hombre dominante, / Que manda en cuanto encierra / El agua, viento y tierra, / Y que el tal poderoso caballero / De alimento me sirve cuando quiero, / Concluyo finalmente: todo es mío. / ¡Oh grandeza de Pulga y poderío! / Así dijo, y saltando se le ausenta. // De este modo se afrenta / Aun al más poderoso, / Cuando se muestra vano y orgulloso.» (Félix María de Samaniego, Fábulas en verso castellano, para el uso del Real Seminario Bascongado..., tomo segundo, Libro tercero, fábula II, Joaquin Ibarra, Madrid 1784 [Grabado de la edición de Madrid 1804, tomo III].)

1792 «Advertencia. Cuando mi Crotalogía no tuviera otra cosa que este Capítulo, solo él bastaba para interesar al Público, y para acreditar hasta donde puede rayar el ingenio de un hombre pensador, y meditante, quando se empeña en ser útil a sus semejantes, y en aumentar los ornamentos de su Patria.» (Francisco Agustín Florencio, Crotalogía o ciencia de las castañuelas, Imprenta Real, Madrid 1792.)

1806 «¿Quién, pues, se detendrá un poco a contemplarla en aquellos antiguos destinos, que transportado en espíritu a tan remota época, y recordando el carácter y costumbres que la distinguían, no se halle sorprendido por las ideas y sentimientos que su misma forma presenta al hombre pensador?» (Gaspar Melchor de Jovellanos, Descripción del castillo de Bellver, c1806.)

1830 [Quevedo] «Y en medio de aquel raudal impetuoso de chistes y de sales es de ver como a veces, bajo la máscara de Momo se descubre la garra del león, y respira el pensador filósofo y el escritor grande y sublime.» (Manuel José Quintana, Poesías selectas castellanas desde el tiempo de Juan de Mena hasta nuestros días, Nueva edición aumentada y corregida, tomo III, Imprenta de D. M. de Burgos, Madrid 1830, pág. 424.)

1831 «No hubo hombre pensador y de buena fe en Madrid que le pudiera considerar bajo otro concepto en cuanto hizo y dejó de hacer como capitán general en aquellos críticos días.» (Juan Romero Alpuente, Historia de la Revolución de España, 1831.)

1831 «A ningún hombre pensador se oculta la importancia de estudiar la historia, que ilustra la moral y la política con los resultados inmensos de la experiencia de los siglos anteriores.» (José María Heredia, Prospecto de las Lecciones de Historia Universal de Heredia, 1831.)

1842 «Las sensaciones que experimenta el pensador filosófico en la Sala de la Abdicacion de Bruselas, solo las puede saber el que se ha hallado en ella.» (Modesto Lafuente, Viajes de fray Gerundio por Francia, Bélgica, Holanda y orillas del Rhin, Impr. calle del Sordo, Madrid 1842.)

1848 «Estas proposiciones serán, si se quiere, de pobres casuistas, forman antítesis con las de los cristianísimos tolerantes; pero no son nuestras, no, sino de Bayle, de ese grande y pensador filósofo, de los primeros que hablaron libremente... cuando la incredulidad aun no había andado tanto camino en el país del error.» (EE., «Algo sobre tolerancia», El observador católico, periódico religioso, social y literario, México, Sábado 14 de octubre de 1848, tomo II, nº 2, pág. 33.)

1848 «El capítulo 12 nos enseña el modo de conocer la naturaleza, las propiedades y las relaciones de los seres, el buen orden que debe observar el pensador filósofo si no quiere desviarse del camino de la verdad.» (Buenaventura de Córdoba, Noticia histórico-literaria del Dr. D. Jaime Balmes, Presbítero, Imprenta y fundición de D. Eusebio Aguado, Madrid 1848, pág. 152.)

1848 «¿Conocéis algún filósofo más ilustre que Kant? ¿Conocéis alguna inteligencia más elevada, ni más profunda que la del pensador de Koenigsberg? Todos vosotros habéis podido apreciar el impulso y grave modificación que recibieron los conocimientos humanos al rayar en el horizonte la luz de su transcendental filosofía. Creyóse al principio que el imperio del materialismo se había fundido para siempre en la nada.» (Nicomedes Pastor Díaz, Los problemas del socialismo, 1848.)

1852 «Son pues en extremo apreciables los discursos festivos de nuestro caballero de Santiago. En ellos campean el gracejo, las sales picantes, el donaire y el chiste, buscando más la risa y deleite que la enseñanza, sin que por esto a veces (como dice elegantemente el señor Quintana) deje de descubrirse la garra del león, y bajo la máscara de Momo, al pensador filósofo y al escritor grande y sublime.» (Aureliano Fernández-Guerra y Orbe, «Discurso preliminar» a Obras de Don Francisco de Quevedo Villegas, Biblioteca de Autores Españoles, M. Rivadeneyra, Madrid 1852, pág. XX.)

1852 «Séptima objeción. Si puede la teología llamarse verdadera ciencia, siendo ciencia humana, aunque de cosas divinas [...]. En esta objeción se confunden dos ideas en un todo distintas: la ciencia teológica y la ciencia filosófica: la meditación de la doctrina entre los cristianos, la divulgación de la doctrina ante los filósofos. Argüir al filósofo, es argüir ante los tiempos y a la faz del pensamiento público la verdad de las afirmaciones religiosas por la razón, aunque proteste el autor de su adhesión a la fe como base primera y más segura. [...] El pensador filósofo se propone encontrar una verdad desconocida partiendo de otra conocida: el pensador teólogo se propone encontrar una verdad desconocida partiendo de otra conocida, pero ¿cómo lo fue esta? Por un simple acto de comprensión que coincide con la aceptación de la fe: no duda este pensador de la verdad que es su punto de partida. Mas el filósofo somete a la crítica de la razón el principio de que parte, ora para hallarlo indemostrable, ora para explicar de un modo fijo las leyes de su formación y asegurar con ello la verdad del juicio. Que entre cristianos se estudie y adelante la ciencia teológica, partiendo como parten de un solo principio, la fe en la religión que profesan, nada peligroso lo vemos y nada contradictorio con las afirmaciones de la fe religiosa puramente espontáneas. Mas que lo propio pretenda hacerse con respeto a la filosofía, valiéndose de armas iguales a las que ella emplea para superarla, implica si contradicción, la de lo humano con lo divino como tantas veces hemos advertido. Existiendo desacuerdo entre el cristiano y el filósofo, pues este como tal, aunque no ateo no es necesariamente cristiano, en cuanto al principio, la fe en una misma religión, tarde o temprano han de fijarse las preguntas del filósofo en ese punto, y entonces aparece más de relieve la contradicción que hemos notado.» (Juan Antonio Pagés, «Crítica de la moderna discusión religiosa», en Poesías y escritos literarios y filosóficos, Imprenta de Oliveres, Barcelona 1852, págs. 119-120.)

1852 «—Otro magnífico progreso, resultado de las modernas instituciones –repuso sonriendo Clemencia–. Desengañaos, sir George, con el profundo pensador Balzac, que dice en el prefacio de sus obras: "Escribo a la luz de dos verdades eternas, la religión y la monarquía; dos necesidades que los eventos contemporáneos volverán a aclamar, y hacia las cuales todo escritor de buen sentido debe tratar de volver a atraer a nuestro país". Pero ya que no pensáis así, decidme, ¿cuál es el gobierno que halláis bueno?» (Fernán Caballero, Clemencia, 1852.)

1853 [Bentham] «Nosotros que respetamos, cual merecen, la honda convicción, y el noble principio de que parten las concienzudas meditaciones de este pensador filósofo, no examinaremos aquí la influencia y eficacia de este sistema de signos y nombres.» (Lorenzo Arrazola & al., Enciclopedia española de derecho y administración o Nuevo teatro universal de la legislación de España e Indias, Imprenta de Díaz, Madrid 1853, tomo VII, págs. 702-703.)

1854 «Mas la Historia de la sublevación de Masaniello vino a manifestar que era tan buen historiador como poeta, y que escribía con la misma perfección la prosa que los versos. En ella se ve el pensador filósofo, el investigador diligente, al severo crítico y al escritor fácil, elegante, caloroso y correcto.» (M***, añadido a las noticias biográficas sobre el Duque de Rivas dispuestas en 1842 por Nicomedes Pastor Díaz, en Obras completas de D. Angel de Saavedra, Duque de Rivas, de la Real Academia Española, corregidas por él mismo, Tomo I, Imprenta de la Biblioteca Nueva, Madrid 1854, pág. CII.)

1861 «Dos veces hemos llamado á Federico Guillermo IV Juliano el Apóstata, y debemos decir que esta denominación, que no es nuestra, sino de un pensador alemán, explica toda la vida de ese rey. Cierto día uno de los filósofos mas ilustres y mas eruditos de la nueva escuela hegeliana esplicaba en su cátedra sencillamente, con esa buena fé y ese candor propio de la flemática índole germánica, la vida de Juliano el Apóstata, que titulaba el romanticismo en el trono.» (Emilio Castelar, Polémica con el Doctor Hossaeus sobre Federico Guillermo IV y Alemania, Madrid 1861.)

1861 «Roma, la ciudad de las Colinas, señora del mundo, descuella a la vez que un valor sobrehumano en las conquistas, una ilustración demasiado avanzada para la época en que existía, y que aún hoy mismo es la admiración del pensador filósofo, publicista y jurisconsulto.» (Miguel Pérez Alonso, Discurso... en el acto solemne de recibir la investidura de Doctor en Derecho [Origen de las leyes de las doce tablas], Imprenta y Librería de Don Eusebio Aguado, Madrid 1861, pág. 4.)

1862 «Pues tanto el crítico filólogo como el pensador filósofo no llevan las manos puestas en el seno de la fe para aceptar, así no más, como moneda corriente, la verdad que les presenta la tradición de los antepasados, como tampoco una autoridad cualquiera por más respetable que sea, renunciando para siempre el examinarla, conocerla y probarla por sí mismos con toda independencia y plena libertad; porque la ocupación científica y el trabajo intelectual del uno como del otro consisten justamente en buscar la verdad y conocerla, como también en comprender y dejar demostrado lo que los otros solamente creen de antemano o dan por sentado.» (Justo Florian Lobeck, Ojeada retrospectiva sobre la marcha que, desde los tiempos antiguos hasta nuestros días, se ha seguido al tratar de la mitología clásica. Estudio primero leído ante la Facultad de Humanidades y Filosofía de la Universidad de Chile en sesión del 6 de mayo de 1862,, Imprenta del Ferrocarril, Santiago 1862, págs. 3-4.)

1863 «Entraba por consiguiente a gobernar el nuevo Rey en circunstancias por demás azarosas y avocadas a escisiones; y si para un monarca joven, de espíritu levantado, temple vigoroso y emprendedor, la situación habría sido lisonjera por el ancho campo que se le presentaba para grandes empresas, y por las ocasiones que se le ofrecerían de alcanzar gloria y renombre, no lo era para Felipe, más hábil político que general resuelto, y más pensador filósofo que atrevido conquistador.» (Federico Fernández San Román, Batalla de San Quintín, escrita y publicada en el periódico militar..., Est. tip. de Vicente, y Lavajos, Madrid 1863, págs. 21-22.)

1863 «Ved aquí, señores, al inspirado y tierno poeta, al pensador filósofo y cristiano, al severo y concienzudo crítico, que la Academia asocia desde hoy a sus tareas.» (Mariano Roca de Togores, Marqués de Molins, discurso de contestación, en Discursos leídos ante la Real Academia Española, en la recepción pública del Excmo. Sr. D. Enrique de Saavedra, Marqués de Auñón, el día 14 de Mayo de 1863, M. Rivadeneyra, Madrid 1863, pág. 58.)

1866 «Pero bien sea república o monarquía toda sociedad, procediendo de causas preexistentes, recibirá siempre un caracter peculiar, un espíritu propio, que se trasmite de siglo en siglo dándole lo que hemos llamado su fisonomía social, cuyo verdadero concepto hemos procurado explicar en este capítulo. Hacer aplicaciones de él es asunto más bien del que se ocupa en recorrer la historia, que del pensador filósofo; asunto ajeno con mayoría de razón de la brevedad del presente ensayo.» (Luis Taparelli, de la Compañía de Jesús, traducido por Juan Manuel Ortí y Lara, Ensayo teórico de derecho natural apoyado en los hechos, Imprenta de Tejado, Madrid 1866, pág. 301.)

1867 «Rousseau diría que la profesión de médico, la de militar y la de preceptor no pueden ejercerse debidamente, si se hace de ellos un objeto de comercio. Comprendemos el profundo sentido de las palabras del pensador filósofo, pero es menester no tomarlas en un sentido demasiado riguroso.» (Antonio Ribot Fontseré, Paradojas y extravagancias, en prosa y verso, Librería española y extranjera, París 1867, pág. 72.)

1867 «Pocas son las poesías que conocemos del teniente coronel Reina, pero sólo una de ellas basta para darle el nombre de poeta y pensador filosófico. Esta composición es una oda dedicada a La Templanza; héla aquí.» (Luis Vidart, Letras y armas, Imprenta y tipografía de El Independiente, Sevilla 1867, pág. 49.)

1868 «—Si hay algún espectáculo digno de la contemplación del pensador filósofo, es esa especie de rebelión de la creación entera contra el hombre; ¡el hombre! el ser más perfecto de los que respiran bajo el sol y el único que necesita trabajar para alimentarse.» (Manuel María Madiedo, Nuestro siglo XIX. Cuadros nacionales, Impenta de Nicolás Pontón, Bogotá 1868, pág. 403.)

1871 «Ha sido, pues, el Sr. Llanos poeta lírico, pensador filósofo, novelista, autor dramático, crítico literario, periodista político y escritor satírico.» (Luis Vidart, Letras y armas, 2ª ed., El Correo Militar, Madrid 1871, pág. 169.)

1871 «¡Qué lecciones puede sacar del estudio de entrambos personajes un pensador filósofo y cristiano!» (Fermín Caballero, Melchor Cano, 1871, pág. 344.)

1872 «Su cuerpo esbelto sin duda exigía mejores atavíos que los que generalmente usaba, y, si había en ella alguna vez una pequeña tentación o ráfaga, digámoslo así, de coquetería, era sin duda instinto puro, porque en su vida y en sus costumbres no había nada que estimulase aquella cualidad, que el hombre pensador y filósofo no se atreve, por más que se diga, a calificar de vicio.» (Benito Pérez Galdós, Rosalía, c 1872.)

1879 «¿Oís, ciudadanos –exclamó Lucas en un arrebato de entusiasmo, cómo hasta el instinto es libre-pensador?» (José María de Pereda, Don Gonzalo gonzález de la Gonzalera, 1879.)

1880 [Feijoo] «Peregrinó incansable por todos los campos de la humana mente, pasó sin esfuerzo de lo más encumbrado a lo más humilde y, firme en los principios fundamentales, especuló ingeniosa y vagamente de muchas cosas, divulgó verdades peregrinas, impugnó errores del vulgo y errores de los sabios, y fue, más que filósofo, pensador, más que pensador, escritor de revistas o de ensayos a la inglesa. No quiero hacerle la afrenta de llamarle periodista, aunque algo tiene de eso en sus peores momentos, sobre todo por el abandono del estilo y la copia de galicismos.» (Marcelino Menéndez Pelayo, historia de los heterodoxos españoles, Librería Católica de San José, Madrid 1880.)

1881 «—¡Cáspita! Luego Cervantes...
—Cervantes fue un libre-pensador; un demócrata que nos precedió cosa de tres siglos.
—Pero, hombre, aquellas declaraciones terminantes de neto y fervoroso católico, que a cada instante hace; aquel su único propósito, que jamás oculta, de escribir el Quijote para matar los libros de caballerías...» (José María de Pereda, El cervantismo, Imprenta de M. Tello, Madrid 1881.)

1882 «...sino un efecto parcial de otros más generales que anteriormente realizados, y, como dice un pensador filósofo (Leibnitz), lo pasado llevaba en su seno...» (Obras premiadas en el certamen literario abierto por el casino español de La Habana, para solemnizar el tercer centenario de Santa Teresa de Jesús, J. Pulido y cia., La Habana 1882, pág. 47.)

1887 «Teófilo D. Gil desde niño reveló ser una naturaleza en las que el fisiólogo y el pensador filósofo, augures y profetas de los modernos tiempos, pudieron fijar con interés la atención y contemplar el carácter y la altura moral de una alma entusiasta.» (Carlos A. Warren, Biografía del doctor Don Teófilo Daniel Gil, Imprenta Guttemberg, Concepción del Uruguay 1887, pág. 17.)

1890 «Hegel escribió su historia de la filosofía presuponiendo lo que jamás ha sostenido ningún pensador filósofo, a saber: que una cosa es tan verdadera y recta como su contraria; que hay un estadio necesario en el desarrollo de la "idea".» (Tilman Pesch, trad. por Eberardo Vogel y Juan Manuel Ortí y Lara, Los grandes arcanos del Universo: Filosofía de la naturaleza, San Francisco de Sales, Madrid 1890, pág. 78.)

1910 [Salmerón] «Y era un pensador filósofo: esto es, pensador orientado hacia "adentro", amante de la verdad, enamorado de ella con amor puro, desinteresado.» (Adolfo Posada, Para América desde España, Lib. Paul Ollendorf, París 1910, pág. 13.)

1947 «Tengo en mis manos los libros póstumos, los de tema más concretamente filosófico del más alto pensador filósofo de la España del siglo XX, el gran teólogo católico Amor Ruibal.» (Elías Tormo Monzó, Mis confesiones filosóficas, Espasa-Calpe, Madrid 1947, pág. 86.)

1963 «Y así tenemos al hombre-gaucho Hudson, de estirpe americana, y al Hudson europeo: escritor magistral, naturalista y pensador filósofo.» (Luis Horacio Velázquez, Guillermo Enrique Hudson: Vida, obras, ideas, magia, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires 1963.)

1985 «Con ellos pudo volver Netzahualcóyotl, pensador filósofo (con el perdón de la vértebra hegeliana del pensamiento en la cual se descarta la filosofía pre-cortesiana) y hombre de poder, al dominio de su Texcoco, ensamblándose una alianza permanente entre esta, Tenochtitlán y Tacuba.» (Libardo Orejuela Díaz, Los grandes señores de la noche, Bogotá 1985, pág. 17.)

2003 «Niggli apunta explícitamente esta transición de poder a través de los escritos del pensador filósofo y educador mexicano José Vasconcelos quien aserta que "el mestizo heredará a México".» (Josefina Niggli, trad. David Toscana, Apártate, hermano, Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León, Monterrey 2003, pág. 11.)

2005 «Basta "peinar" los numerosos canales de televisión que están disponibles en muchos países para comprobar que casi en cualquier momento del día o de la noche algún canal está ofreciendo un reportaje sobre una religión indígena americana, o sobre unos monjes de una religión oriental del sudeste asiático, o una entrevista seria y concienzuda con un pensador filósofo que defiende posturas agnósticas o ateas.» (José María Vigil CMF, Teología del pluralismo religioso. Curso sistemático de Teología popular, El Almendro, Córdoba 2005, págs. 23-24.)

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