Bernardo Clariana Pascual 1912-1962
Licenciado en Filosofía y Letras y en Derecho por Valencia en 1933, profesor en el Instituto de Irún, en 1935 esbozó «un intento de justificar filosóficamente, y no desde nuestro punto de vista marxista, la naturaleza del Estado socialista», publicado en el número 3 de Nueva Cultura: «Revalorización del Estado y naturaleza óntica del Estado socialista». Llama la atención, y tiene el mayor interés, la nota previa de la revista, casi tan larga como el texto propiamente dicho, escrita probablemente por José Renau.
Nacido en Carlet, provincia de Valencia, el 21 de julio de 1912, el joven profesor Bernardo Clariana volvió a colaborar otras cinco veces en la filocomunista Nueva Cultura, ya comenzada la Guerra Civil, en 1937; y también lo hizo en el periódico Ataque, y en Hora de España, &c. En el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Irún fue profesor de Latín y Literatura de 1933 a 1935; el curso 1935-36 fue lector de español en el Liceo masculino de Toulouse, y en 1936 se incorporó al Instituto-Escuela de Valencia, volviendo precisamente a su entorno en esos meses trascendentales.
Tras la derrota republicana, Francia le recibió en el campo de concentración de Saint Cyprien, aunque pudo embarcar, a fines de 1939, hacia la República Dominicana. A mediados de 1940 se estableció en La Habana, donde tradujo a Catulo y dio clases en la Universidad. Dos años después, en octubre de 1942, llegó a los Estados Unidos del Norte de América, contratado por el famoso Middlebury College de Vermont. Adviértase como, en la gacetilla publicada en el periódico de esa universidad, se afirma, para evitar líos, que el nuevo profesor había salido de España en 1935, antes de iniciarse la Guerra española:
«Sr. Bernardo Clariana to teach spanish this year. Most recent addition to the staff of the Spanish department at Middlebury is Sr. Bernardo Clariana, who arrived last week from Cuba. Sra. Marta Vergara de Chaumudes of Chile is also a new Spanish instructor. Born near Valencia in Spain, Sr. Clariana was a professor in the Instituto-Escuela of Valencia in Irun before leaving Spain in 1935. He lived in France until 1940, a lecturer in the city of Toulouse. Sr. Clariana has spent the last two years in Cuba, translating and writing, contributing to newspapers and magazines in the Dominican Republic as well as in Cuba. Last year he was at the University of Cuba. Known for his translations from foreign languages, Sr. Clariana has had many essays published. His most recent book, which was published in Cuba last year, is of Latin verse of Cattulus translated into Spanish. Advanced classes in Spanish novel, civilization and literature are under the direction of Sr. Clariana. He speaks French in addition to his native tongue.» (Middlebury Campus, Middlebury College, Middlebury, Vt., 21 octubre 1942, vol. XL, nº 7, pág. 1.)
Quedaron atrás especulaciones filosófico críticas marxistas, y el profesor de español exilado y traductor se ganó pronto fama como poeta. Su primer libro de versos, prologado por María Zambrano, apareció en La Habana en 1943. Su segundo libro de versos ya se publicó en España, con un poema inicial de Jorge Guillén, en el Madrid de 1952. Diez años después, en 1962, se ahogó en una playa de la Costa Azul francesa.
«¿Te has enterado que ha muerto Bernardo Clariana? Se fue de vacaciones a Europa, y murió por allá: no sé donde, ni de qué. Desde luego, no fue a causa de un accidente, sino de muerte natural, como se dice. Lo traté poco. El hacía una vida de Greenwich Village que no coincidía con la mía. Había, además, una considerable diferencia de edad. Pero me fue simpático y me parecía una excelente persona.» (Carta de Joaquín Maurín a Ramón J. Sender, 27 septiembre 1962, en Correspondencia…, Ediciones de la Torre, Madrid 1995, pág. 491.)
«Nuestra desoladora Guerra Civil está llena de nobles vencidos. Entre tantos, uno muy notable, ha pasado hasta hoy casi desapercibido: el valenciano Bernardo Clariana (1912-1962). Quizás –a qué no decirlo– por su temprana muerte. Antes de la guerra fue sólo un latinista que publicó poemas modernos y artículos –comparando a Tibulo con Garcilaso, por ejemplo– en diferentes periódicos y revistas. La guerra (con cuanto asimismo conllevó de múltiple tragedia personal) despertó su civismo republicano y su poesía. Amigo de Dieste y Gil-Albert en Hora de España. El exilio luego: para él arduo y en lucha. Un año en Francia, otro en Santo Domingo, dos más en Cuba (donde publicó en las principales revistas) y después –y casi hasta su muerte en Francia– en EEUU. No era ya comunista, pero tampoco franquista ni nada parecido. Al fallarle las insignias –no las ideas– volvió al humanismo. Llegó a publicar sólo dos libros de poemas y una plaquette. Baste decir que su primer poemario, Ardiente desnacer (1943) lleva un hermoso prólogo de María Zambrano. Y el segundo, Arco ciego (1952) –muestra de su profunda crisis existencial, en el Nueva York más pobre–, se abre con una décima (Río verde) que le hizo Jorge Guillén.» (Luis Antonio de Villena, «Un derrotado: Bernardo Clariana», El Mundo, Madrid, 31 de enero de 2007.)
«Bernardo Clariana nació en Carlet, Valencia, el 21 de julio de 1912 y falleció ahogado en una playa de la Costa Azul, en 1962. Se graduó en Filología Clásica. Fue catedrático de Letras en el Instituto de Enseñanza Media de Irún, lector de español en Toulouse, y, más tarde, colaborador del Centro de Estudios Históricos de Madrid. Colaboró en el periódico madrileño El Sol y fue secretario de la revista Nueva Cultura, órgano de los Intelectuales Antifascistas de Valencia. Al inicio de la guerra provocada por la rebelión militar del General Franco, fue redactor jefe del periódico de guerra Ataque y asiduo colaborador de la revista Hora de España, la revista de mayor calidad literaria de la guerra española. También fue colaborador de Aeronáutica, revista del Ministerio de Marina y Aire, y del Romancero general de la guerra de España (1937). Al finalizar la guerra estuvo internado en Saint Cyprien, campo de concentración francés. A fines de 1939 consiguió embarcarse con destino a la República Dominicana y a mediados de 1940 llega a Cuba. Publicó varios poemas, inspirados en la guerra española, en Nuestra España, revista del exilio español que dirigida por Álvaro de Albornoz, vio la luz en La Habana en la imprenta “La Verónica”, del poeta malagueño Manuel Altolaguirre. Fue redactor del diario Información y colaboró en Grafos, Nadie Parecía, Universidad de la Habana y en Mirador Literario y Crítica. A finales de 1942 se trasladó a Estados Unidos, donde fue profesor de español en el Middlebury College y comentarista de radio.
En 1942 Clariana publica en Cuba su primer libro de versos, Ardiente desnacer, con un prólogo de la malagueña María Zambrano. En Estados Unidos crea los poemas que recoge más tarde en Arco ciego, publicado en 1952, con un poema-prólogo de Jorge Guillén. Libro dividido en tres partes, que corresponden a tres distintas etapas. La parte última, con poemas creados en Nueva York entre los años 1944 y 1946, es bastante distinta de las otras dos. La temática es muy diversa: la nostalgia de la tierra, y el amor, son los temas claves en las dos primeras partes; la tercera tiene un tema casi único: observación y rechazo de la nueva vida: es decir, de la vida en Nueva York. Los mejores momentos se logran cuando el autor consigue transmitir la sensación de soledad, experimentada en la gran ciudad, ajena, enemiga, cruel…, de la que intenta evadirse por medio del recuerdo: “Pero no lograrán prefabricar / Los jazmines de tu patio…” Autor asimismo de las traducciones Epitalamios (1941), de Cátulo, La canción de Juan Sin Tierra (1941), de Iván Goll, junto a Manuel Altolaguirre, y Manual del periodista (1943), de Philip W. Porter, y de la antología Poesía popular española (1941). Y como dijo nuestro poeta: “Forzosamente el poeta, si lo es con plenitud, es un revolucionario”.» (Francisco Arias Solís, «Bernardo Clariana», en su blog de internet, 25 diciembre 2009.)
★ Bibliografía de Bernardo Clariana
1936 «Gabriel Miró. Sexta primavera de su muerte», El Sol, Madrid, miércoles 27 mayo 1936, pág. 2.
«El mentido mundo pastoril de las bucólicas», El Sol, Madrid, 10 junio 1936, pág. 2.
1941 Selección (con Manuel Altolaguirre), Poesía popular española. I. Los primitivos desde Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, hasta Gil Vicente, La Verónica, La Habana 1941, 53 págs.
Traducción en verso, prólogo y notas de Catulo, Los epitalamios, Publicaciones de la Revista de la Universidad, La Habana 1941, 98 págs.
1943 Ardiente desnacer. Testimonio poético, prólogo de María Zambrano, Ediciones Mirador (Colección verso y prosa), La Habana 1943, 143 págs.
1944 Ardentissima cura, a poem by Bernardo Clariana, translation by Dudley Fitts; Gemor Press, Nueva York 1944, 12 págs.
1946 Rendezvous with Spain, a poem by Bernardo Clariana, translated by Dudley Fitts; illustrated by Julio de Diego; Gemor Press, Nueva York 1946, 12 págs.
1952 Arco ciego, poema inicial de Jorge Guillén, Gráficas Versal, Madrid 1952, 76 págs.
1954 Traducción en verso, prólogo y notas de Catulo, Odio y amo. Los poemas a Lesbia y a Juvencio, Las Américas Pub. Co., Nueva York, 99 págs.
2005 Poesía completa, edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler y Victoria María Sueiro Rodríguez, Institución Alfonso el Magnánimo (Biblioteca de autores valencianos, 49), Valencia 2005, 318 págs.
★ Textos de Bernardo Clariana en el Proyecto Filosofía en español
1935 Revalorización del Estado y naturaleza óntica del Estado socialista
1937 Crónica general de la Guerra Civil