Luis Vidart Schuch (1833-1897) | La filosofía española (1866) |
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En las páginas de este libro sólo se encontrará lo que su título ofrece: algunas indicaciones bibliográficas acerca de la filosofía española. Verdad es, que con frecuencia exponemos nuestra opinión sobre los sistemas filosóficos que citamos; pero estas observaciones críticas sólo se apoyan en nuestro individual criterio, y están muy distantes de guardar el enlace necesario para constituir un verdadero juicio histórico, en vista de los antecedentes y consiguientes de las doctrinas que examinamos.
Por otra parte, nosotros pensamos que hoy por hoy, es casi imposible escribir la historia general de la filosofía española. La bibliografía y las monografías de los escritores y de las escuelas filosóficas, son siempre los materiales de que se forma la historia [X] científica, y estos trabajos preliminares aún están muy atrasados entre nosotros. Sin embargo, no es difícil señalar tres períodos en que puede considerarse dividido el movimiento filosófico de nuestra patria; a saber: 1º Desde Séneca (Siglo I) hasta fines del siglo XVI; 2º Desde esta última época hasta el advenimiento al trono de Castilla de la dinastía de Borbón (Siglo XVIII); y 3º Desde principios del siglo XVIII hasta nuestros días. En el primer período la filosofía española influye poderosamente en la civilización europea por medio de los escritores hispano-romanos (Séneca, Columela, Higyno, &c.,) la escuela cristiana de Sevilla, las rabínicas de Córdoba, Toledo y Barcelona, el misticismo de Avempas y Tofail, el eclecticismo de Averroes, el sintético sistema de Raimundo Lulio, y los reformistas del renacimiento (Luis Vives, Gómez Pereira, Foxo Morcillo, Huarte, &c.). En el segundo periodo la filosofía española permanece estacionaria, rechazando toda doctrina nacida en tierra extranjera, y como necesaria consecuencia, es casi olvidada en el movimiento intelectual de la moderna Europa. Por último, al sentarse en el trono de San Fernando un nieto de Luis XIV, la filosofía francesa consiguió traspasar los Pirineos; y en pos de las doctrinas de Descartes y Gasendo, aparecieron en nuestra patria las de Bacon y Locke; y sucesivamente las de Voltaire, Condillac, De-Maistre, Cousin, Kant, Krause, Sanseverino y todos los pensadores que mayor séquito alcanzan en la presente edad histórica. Así, con relación a la cultura general del mundo, puede decirse, que la filosofía española es, en su primer periodo, [XI] influyente; en el segundo, ni influyente ni influida; y en el tercero, influida.
Vamos a concluir, pues tal vez traspasamos ya los límites de una advertencia preliminar. El propósito que nos guía al dar a la estampa este volumen, es presentar reunidos algunos datos que se encuentran esparcidos en muchas obras y revistas, creyendo que este trabajo no será de todo punto inútil, si contribuyese a llamar la pública atención sobre la historia científica de nuestra patria, y estimulase a otros escritores, no a seguir nuestras huellas; sino a corregir los errores, que ciertamente no faltarán en estos ligerísimos estudios.
El ilustrado crítico D. Juan Valera ha afirmado que «nuestra carencia de laboriosidad y nuestra falta de espíritu filosófico pasan ya por axiomas en boca de propios y extraños» y aun ha llegado a decir, que: «Quizás tengamos que esperar a que los alemanes se aficionen a nuestros sabios, como ya se aficionaron a nuestros poetas, para que nos convenzan de que nuestros sabios no son de despreciar. Quizás tendrá que venir a España algún docto alemán a defender, contra los españoles que hemos tenido filósofos eminentes. ¿Qué habría en esto de nuevo, cuando el Sr. Bohl de Faber{1} sostuvo, treinta o cuarenta años ha, una polémica con los literatos españoles de entonces, para demostrarles que Calderón era un buen poeta?»{2}. [XII]
Procurando evitar, hasta donde alcancen nuestras fuerzas intelectuales, que lleguen a realizarse los justos temores del escritor diplomático, el amor a la patria que revela esta empresa servirá de excusa a los vacíos que se encuentren en el modo y la forma en que por nosotros ha sido llevada a cabo.
Hemos coleccionado en un apéndice siete artículos críticos referentes a varias obras filosóficas, históricas, políticas y literarias, que pueden servir para dar alguna noticia acerca de las diversas tendencias que hoy dominan en el movimiento intelectual de nuestra patria, juzgando que esta colección no aparecerá inoportuna, si se tiene en cuenta la idea general que nos ha guiado en la publicación del presente libro. L. V.
Madrid, 6 de Agosto de 1866.
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{1} Erudito alemán, que vivió muchos años en España y cuyos trabajos sobre nuestra literatura no son tan conocidos cual de justicia merecen.
{2} Estudios críticos sobre literatura, política y costumbres de nuestros días, por D. Juan Valera, de la Real Academia Española. Tomo II, página 50.
{Transcripción de La filosofía española, Madrid 1866, páginas IX-XII.}