Vicisitudes y Anhelos del Pueblo Español
Palabras previas
Ojeada de conjunto
Comunión espiritual.– La transformación actual del hogar.– Las bibliotecas circulantes en el extranjero.– La mente hispana sin elementos nutricios.– Factores positivos del avance colectivo.– El obrerismo como última fase social.– El periódico vehículo de cultura.– Objeto de este libro.
COMUNIÓN ESPIRITUAL.– La iniciativa de la Dirección de El Progreso, de Barcelona, me ofreció hace cuatro años la feliz coyuntura de volverme a poner en aquella relación de confraternidad que establece el trato continuado entre el escritor y el público. La comunicación espiritual, por su índole coalescente y a la postre efusiva, es, sin duda, el elemento primordial que constituye el nexo inherente a todo germen propulsor de la actividad psicológica individual, que para ser intensiva necesita de cierta reciprocidad del medio social.
Es, realmente, indudable que una de las causas determinantes del enorme atraso en que vegeta, más que vive, la inmensa mayoría del pueblo español, débese en gran parte al desconocimiento crasísimo, que por doquiera se advierte, de las nociones elementales de aquellos caracteres que constituyen nuestra psicología étnica.
LA TRANSFORMACIÓN ACTUAL DEL HOGAR.– La ignorancia se observa en cualesquiera de las manifestaciones de la actividad. Basta con dirigir la mirada en torno a lo que acontece en el orden privado, en la misma esfera de la familia, para convencerse de que aun en esta institución pocas veces el sentimiento afectivo predomina sobre el factor económico. El tráfago que lleva aparejada la lucha por la existencia en la época contemporánea, ha ido paulatinamente desarraigando de la conciencia, en todos los países, las antiguas concepciones acerca de la función asignada a la paternidad. El maquinismo acabará muy en breve por hacer tabula rasa de los principios considerados como normas inconcusas. El ajetreo a que impelen los imperativos orgánicos y la aspiración a procurarse un medio de vida en el cual hallen adecuada satisfacción los impulsos del corazón, han transformado por completo la estructura, el modo de ser íntimo de las colectividades. La experiencia muestra bien a las claras que, actualmente, nos hallamos en un período de transición, siendo, por lo tanto, notorio que a este incesante movimiento de transformación precisa acomodar una tónica, un nuevo principio rector, sin el cual sería de todo punto baldío y estéril el esfuerzo más enérgico y acometedor que pudiera intentarse.
LAS BIBLIOTECAS CIRCULANTES EN EL EXTRANJERO.– Pero para desvanecer las dudas y disipar los temores, que surgen siempre que nos proponemos llevar a cabo algún intento, es suficiente dirigir una mirada escrutadora a lo que ocurre en los demás pueblos de Europa. Con sólo hojear la Prensa francesa e italiana, se sabe lo bastante para adquirir la convicción de que no es obra propia de titanes el llegar a adquirir una mediana preparación para asomarse a los problemas del día, sin necesidad de poner en juego otros recursos que aquellos que están al alcance de cuantos quieran emplearlos. Para ello no hacen falta grandes dispendios, ni siquiera abandonar por un instante las comodidades de la propia casa. La creación de las Bibliotecas circulantes ha obviado todas las dificultades. Con sólo formular el pedido por escrito se prestan a domicilio los catálogos, las revistas, los libros y los periódicos extranjeros. Por el módico estipendio de una lira o un franco mensuales, se tiene el derecho de leer sesenta o cien obras recién publicadas y se puede seguir al día la copiosísima producción intelectual contemporánea, no sólo de la indígena, sino también de la europea en general y aun de la yanqui.
Es admirable el espíritu de acuciosidad que se revela en Italia. En ciudades de segundo orden como Bolonia y Padua, he visto funcionar varias de estas instituciones, la mayoría de las cuales son debidas a la iniciativa privada y gozan cada año de mayor prosperidad. En Francia, también en este último veintenio, se han fundado entidades obreras que no obedecen a otro móvil que el de difundir y popularizar la cultura social. Es enorme el influjo que realizan en la opinión del país el sinnúmero de asociaciones que tienen por fin único el hacer llegar los frutos bienhechores del saber a todas las inteligencias.
LA MENTE HISPANA SIN ELEMENTOS NUTRICIOS.– En España estamos todavía muy lejos de sentir el nobilísimo afán de trabajar la individualidad, haciéndola fuerte para que llegue a desplegar las energías latentes y se baste a sí misma. Aquí, por desgracia, apenas si las gentes se han percatado de la necesidad de adueñarse una vasta y sólida cultura. No hemos salido aún del período inicial. Por esto, tal vez, no hemos logrado despertar del letargo en que nos sumió la intransigencia religiosa, que por espacio de tantos siglos aherrojó las conciencias y fue la causa principal del encastillamiento de los espíritus.
FACTORES POSITIVOS DEL AVANCE COLECTIVO.– A medida que en España vaya elevándose el nivel medio de las clases sociales, sin excepción, cabe presumir que la acción cultural irá prendiendo y su ámbito se ensanchará proporcionalmente. Podría contribuir de un modo poderoso a esa tarea, si entre nosotros hiciese prosélitos y hallase imitadores, el ejemplo de los millonarios norteamericanos que, por vanidad, más que por amor a los desheredados, legan pingües sumas con destino a la creación de Institutos docentes.
Pero no hemos de confiar en la posible infuturación de los capitalistas de nuestro país. Es preferible que lo fiemos al esfuerzo conjugado y recíproco de los intelectuales y el pueblo. La iniciativa privada de los adinerados es incuestionable que tiene un gran poder; pero, comúnmente, aun siendo dadivosa, suele después caer en manos de personas adocenadas que, al administrar las fundaciones, ponen todo género de cortapisas a cuantos, movidos por un propósito investigador, buscan fuentes para su trabajo, sin propósito de someterse a ninguna limitación.
EL OBRERISMO COMO ÚLTIMA FASE SOCIAL.– Lo que significa la extraordinaria potencialidad latente en el proletariado, revélalo de modo inconcuso la agitación creciente que en todo el mundo civilizado se advierte. La aparición del obrerismo en el palenque de los aferes sociales alcanza suma transcendencia. Esta acción sistematizada, vigorosa y cada instante más consciente, cambiará la faz de la sociedad. ¿Quién es capaz de poner en tela de juicio la utilidad y el alto sentido ético que, merced a las campañas hábiles y audaces sostenidas en Alemania por el partido de la Sozial-Demokratie, se ha operado una profunda transmutación en los valores asignados a los distintos factores que contribuyen al funcionamiento de los organismos de aquel Imperio?
EL PERIÓDICO VEHÍCULO DE CULTURA.– En España, la revista técnica y el libro, de ordinario, transcienden poco. Aun cuando se lee algo más que hace tres lustros, es positivo que el libro y la revista no ejercen el influjo que en otras naciones. Rara vez un libro doctrinal merece los honores de la segunda edición, y cuando esto sucede, es después de haber transcurrido un largo lapso de tiempo, durante el cual la obra ha envejecido.
El periódico diario ha de ser aquí, mientras tanto, el vehículo de las ideas. Puesto al servicio de las aspiraciones de los espíritus anhelantes, puede contribuir eficazmente a la labor de expandir las conquistas de la Ciencia. La función sociológica de educar al gran público está reservada a la Prensa de gran circulación, la única que, dentro de la inestabilidad característica del momento histórico actual, está en condiciones de realizar la misión tutelar y directora que tan fecunda en resultados suele ser en los pueblos que han logrado escalar las cimas de la civilización.
OBJETO DE ESTE LIBRO.– El objetivo fundamental de estos esbozos descriptivos y críticos es analizar las distintas modalidades del psiquismo español, señalando, aunque someramente, las vicisitudes por que ha atravesado y los anhelos que hoy laten en la subconciencia nacional.
Al mismo tiempo que a dar cuenta de las múltiples fases que el espíritu europeo contemporáneo revela en el hacer social, me consagraré a exponer la intensísima y activa germinación de las disciplinas sociológicas y de las que le son afines, sin olvidar tampoco aquellos acontecimientos que, a pesar de su índole esencialmente científica y filosófica, no están exentos de interés para España, por sus posibles aplicaciones a la esfera de la concurrencia ideológica, en lo que ésta tiene de innegable importancia para el desenvolvimiento de la vida española.
Aspiro a que los sucesivos capítulos sirvan para acrecentar el deseo de adquirir nuevas nociones e inclinen al lector a encariñarse más cada vez con las incursiones en el campo de la producción intelectual. He de poner singular empeño en que estos apuntes aparezcan escritos en estilo fácil y llano, que los haga asequibles aun a los menos versados en la terminología peculiar de estas cuestiones. Pretendo contribuir modestamente, dentro de las condiciones de ligereza y agilidad a que ha de sujetarse toda tarea de difusión de ideas, a hacer sugeridores y amables los problemas, ciertamente complejos y arduos, que ha planteado la realidad histórica en nuestro país, desde que se acentuó la decadencia hasta que se iniciaron los primeros signos de resurgimiento.
Barcelona, Marzo de 1911