Mario Méndez Bejarano (1857-1931)
Historia de la filosofía en España hasta el siglo XX
<<<  índice  >>>

 

Capítulo XVII
El siglo de las luces

§ XV
La teosofía

Degeneración del espiritismo. –El ocultismo. –Métodos de una y otra escuela. –Doctrina teosófica. –Explicación de los fenómenos por el espiritismo y por la teosofía. –Idea de la teosofía y su procedimiento. –Difícil adaptación de los occidentales. –Ingreso de España en la Sociedad teosófica universal. –Montoliú. –Xifré. –Grupos españoles. –Trabajos. –D. Florencio Pol. –Roso de Luna. –Escasez de literatura original. –Difusión en Andalucía. –Los cuadros de Villegas.

La degeneración fanática del espiritismo, las ridiculas sesiones donde espíritus rezagados y traviesos se apoderan del médium y repiten una misma sonata hasta que los consejos del presidente del Centro les convence de que han desencarnado y les abre los ojos a la luz, retrajo a innumerables devotos y les impulsó hacia el ocultismo que, a fines del siglo, se presentó como una especie de hiperespiritismo con ciertos aires aristocráticos, pretendiendo llenar el vacio que dejaban las anteriores doctrinas y mirando con desdeñosa superioridad a los antiguos espiritistas.

Teosofía y espiritismo proceden por iguales métodos: la observación y la experiencia; punto en que el espiritismo se distingue, porque la observación alucina menos que la experiencia u observación provocada. En lo substancial se notan muchas y capitales coincidencias, sólo que la teosofía presenta un organismo más complicado. El hombre está compuesto, según el espiritismo, de tres elementos: espíritu, materia y perispíritu o mediador plástico. [535] La escuela ocultista da a estos elementos los nombres de cuerpo material, alma y cuerpo astral que, en el fondo, no es más que la imaginación. No hay para qué detenerse en subdivisiones del concepto de cuerpo, ni en particularidades de ramas. Los principios inferiores, según los teósofos, iluminados por el alma, forman un elemental y flotan alrededor del planeta en el mundo invisible. En cambio, los principios superiores evolucionan en plano más elevado. Los elementales no han estado encarnados y equivalen a los espíritus folâtres de los kardecianos. Para éstos, la comunicación favorece a los espíritus elevados dándoles ocasión de beneficiar a los inferiores, encarnados o libres; para los ocultistas, sólo es licita la evocación en ciertas ocasiones y hasta nos pone en peligro de perpetrar un crimen, haciendo perder al ser, bruscamente atraído a la tierra, el fruto de su progreso al alejarse de ella. Por eso los teósofos huyen de la experimentación y propagan sus doctrinas sin demostraciones prácticas, en tanto que los espiritistas aplican la frase: Nisi digna et prodigia videritis non creditis (S. Juan, IV, 48).

Unos y otros admiten la fenomenología misma, aun cuando difieran en la explicación. Si una mesa se levanta y suenan golpes en el interior, los espiritistas interpretan que un espíritu, por ministerio del fluido del médium, actúa sobre la mesa; y los ocultistas, que el cuerpo astral del médium sale inconscientemente y levanta el mueble, ya por sí, ya con ayuda de un elemental o del cuerpo astral de los presentes. Si la mesa responde de un modo inteligente a las cuestiones propuestas, los primeros creen que se manifiesta un espíritu; los segundos, que el cuerpo astral lee en el inconsciente del consultante o interpelante, el cual responde sin darse cuenta. Si la mesa se levanta sin contacto, opinan los primeros que el espíritu actuante aprovecha el fluido del médium, y los segundos, que el hecho se verifica por obra del cuerpo astral de los presentes, del médium y aun con la cooperación de los elementales. Si el médium se duerme, los primeros interpretan que [536] los espíritus se valen de su fluido para producir los fenómenos; los segundos, que en el estado cataléptico, el cuerpo astral sale más completamente del material. Si brillan luces en torno del médium, los primeros entienden que son fosforescencias producidas por el espíritu para manifestarse; los segundos, que la vida del médium se sale por los vacíos o plexos simpáticos y se hace visible. Si ocurre un fenómeno de aporte, según los espiritistas, los invisibles desmaterializan los objetos, los traen al través de las paredes y los rematerializan; según los ocultistas, el cuerpo astral del médium va al lugar en que están los objetos, los desmaterializa y los rematerializa súbitamente habiéndolos transportado con la ayuda de los elementales. Si se materializa un espíritu, lo ejecuta, en la doctrina kardeciana, con todo lo que constituye la vida del médium y de los asistentes, y en la ocultista, el cuerpo astral del médium se une a un elemental y a los astrales de los presentes; este conglomerado toma la forma de la idea que domina al médium y la sugestión mental determina la aparición, que gozará de todas las propiedades de los cuerpos materiales. Así pudiera continuarse comparando los fenómenos de una y otra escuela, que, como se ve, coinciden en lo esencial.

La teosofía es de por sí una filosofía crítica y ecléctica que busca en la comparación de los diversos mitos religiosos aquella unidad de sentido que da vida a todas las confesiones particulares. Su procedimiento es analítico y comparativo.

La teosofía no puede disimular su naturaleza oriental y carece de antecedentes en España, salvo en los pensadores de raza semítica o discípulos de maestros orientales. Martínez Pascual no vivió en España ni influyó para nada en su mentalidad. Los místicos únicamente presentan antecedente histórico, porque sus doctrinas proceden del neoplatonismo, mas apenas constituyeron un fenómeno pasajero, cual las sectas de alumbrados y demás concreciones del iluminismo. Siendo España la más occidental de las [537] naciones europeas, sólo podrá ser teósofa cuando se haya convertido todo el resto del mundo.

En 1889 ingresa España en la Sociedad Teosófica.

Uno de sus primeros, si no el primero de sus adeptos, fue D. Francisco Montoliú Togores, ingeniero catalán, abogado y profesor en el Instituto de Alfonso XII, de Barcelona, donde falleció en 1892. La lectura de la Revue-Théosophique le inició en las ideas ocultistas y, enamorado de ellas, aprendió el inglés en tres meses; se disgustó con su familia, que desaprobaba la nueva confesión y, con el pseudónimo «Nemo», tradujo varias obras teosóficas, publicando además la revista titulada Estudios teosóficos, en Barcelona (1892). Al lado de Montoliú surge otro teósofo, convertido casi en la misma época, pero que personalmente no conocía ni tenía la menor relación con el anterior. Era éste D. José Xifré y Hamer, español, nacido en París.

Había conocido en París y en Londres a Madame Blavatsky, mesías femenino del evangelio ocultista; se afilió a su doctrina, y trabó íntima amistad con ella. Esta señora le habló de Montoliú y le puso en relación con él. Juntos ambos, crearon el grupo español de la Sociedad Teosófica. El 10 de Mayo de 1892 falleció Montoliú, acompañado hasta sus últimos momentos por su amigo, el cual, para continuar su obra, fundó en Madrid la revista Sofía, cuya dirección confió a D. José Melián, comerciante, natural de Canarias, que la rigió hasta su emigración a Sud-América para asuntos particulares.

El Sr. Melián tradujo La doctrina secreta (París, 1895) y falleció poco ha en el Perú.

Al morir Montoliú se dividió el grupo español en dos ramas: la de Madrid y la de Barcelona, constituida en 1893.

Otra rama se formó en Alicante, mas desapareció en breve plazo y ha resucitado ya en nuestro siglo.

Por el mismo tiempo se constituyó la de Valencia, denominada Rama Kutumi, cuyo presidente, D. Bernardo [538] de Toledo, fue desterrado por sus ideas republicanas y marchó a los Estados Unidos. Se nombró presidente honorario a D. Manuel de Toledo y Muñoz; miembros honorarios, D. José Xifré y la señorita Constanza Arthur; secretario, D. Manuel García y García; tesorero, D. Manuel Morales Alcaide, y bibliotecario, D. Juan A. Campillo. Esta rama desapareció al poco tiempo.

La rama barcelonesa fue presidida por D. José Plana, médico militar que falleció hacia el 1914. En 1901 se reformó el reglamento y se constituyó la segunda directiva en esta forma: presidente, D. José Roviralta, médico; vicepresidente, D. José Plana y Dorca; administrador, D. José Granes; secretario, D. José Querol; vocal 1º, D. Ramón Maynadé, y vocal 2º, D. Jacinto Plana. Esta rama, acaso la más activa, publicó el periódico Antakarana y constituyó en la capital de Cataluña una Biblioteca Orientalista, bajo la dirección del Sr. Maynadé, que se convirtió en editor de obras teosóficas en España.

Además de los citados centros, se crearon pequeños núcleos en torno de algunos teósofos, distinguiéndose entre éstos D. Viriato Díaz Pérez, autor de varios trabajos publicados en Sofía; D. Rafael Monleón y Torres (1853-900), restaurador del Museo Naval; D. Tomás Dorestes, que dio conferencias privadas en el Ateneo de Madrid, exponiendo el organismo ideal de la teosofía, y D. Manuel Treviño. El crítico D. Eduardo Gómez Baquero, «Andrenio», explicó una conferencia titulada El nuevo budismo, impresa en 1889.

D. Florencio Pol, notario en Órdenes, donde labró un cementerio civil gratuito y se hizo célebre por sus maravillosas curas magnéticas, se dedicó al estudio de la Biblia, publicó un trabajo acerca de la inexistencia de la materia y falleció el 2 de Julio de 1902.

En el último año del siglo empezaron a dibujarse dos figuras interesantes: una, la del joven D. Rafael Urbano, fallecido en 1925, al cual se deben varias ingeniosas conferencias e interesantes artículos publicados en Sofía, y [539] otra, la de D. Mario Roso de Luna, vir peritus et bonus, que, ya en el siglo XX, ha editado la revista Hesperia y la Biblioteca de las Maravillas, de la que lleva publicados varios tomos debidos a su fácil pluma, y de amenísima e interesante lectura.

La literatura teosófica no ha sido prolífica en España durante la pasada centuria. Sus publicaciones se redujeron a versiones de obras extranjeras.

Señaláronse varios matices dentro de la teosofía española y aun algunos de sus adeptos, como D. Arturo Sardá y D. Antonio Ballesteros, se mantuvieron en completa independencia.

Por caso rarísimo, en Andalucía no se esparce esta doctrina hasta el siglo XX, pues sólo el 7 de Junio de 1911 se estableció en Sevilla la rama Fraternidad, que dirigió el anticuario D. José Fernández Pintado y, el 21 de Julio de 1918, la rama Zanoni, que presidía entonces el Dr. D. Manuel Brioude y que hoy dirige D. Enrique Mensaque. Morón tuvo su centro, llamado Blavatski, constituido por el Dr. Manuel Olmedo el 7 de Diciembre de 1923.

En Enero de 1917, Roso de Luna explicó una conferencia en el Ateneo y, otra, en el domicilio de Fernández y Pintado (Viriato, 5), ambas tan elegantes como todas las suyas.

En fin, en 1919, se instauró en la calle de las Sierpes un Centro de estudios teosóficos con carácter propagandista, desde cuya tribuna se dio un curso de diez conferencias.

La Revista Teosófica sevillana reanudó en Enero de 1922 su suspendida publicación.

No omitiré un hecho interesantísimo siquiera rebase mi frontera cronológica. El genial pintor D. José Villegas, teósofo convencido, llevó a Sevilla la colección de doce cuadros suyos ya admirados en Madrid y en París, titulada El Decálogo, y el 15 de Noviembre de 1916 los expuso en el salón alto del Ayuntamiento. La explicación de los asuntos parciales se repartió al público en un [540] impreso, redactado por el autor. Más que una explicación era un bellísimo poema. Hela aquí:

DECÁLOGO
Prólogo

El Supremo Hacedor crea a los peregrinos de la Vida y, uniéndolos con cadenas de rosas, les marca el sendero del bien en diez preceptos, diciéndoles:

I. Yo soy el Señor tu Dios; no antepongas a Mí otro dios. Todo lo por mí creado se transforma y desaparece, menos el alma inmortal. Muere la soberbia pretendiendo en vano sorprender en el libro abierto de la ciencia oculta el secreto de la eternidad; conviértese tu estéril vanidad en humo y tu desenfrenado amor a la pútrida materia, en bestia. Tu fiebre de riquezas te devora. Del barro te formé y a la tierra vas... ¡Eleva tu espíritu a Mí, que soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Postrero, el Principio y el Fin!

II. No pronuncies mi nombre en vano: pronúncialo para que te proteja como un escudo, para que con su sortilegio divino extienda sobre ti el luminoso arco del pacto; para que te salve de la lujuria que quiere encardenarte con sus flores deletéreas nacidas de la pereza (madre de todos los vicios), de la repugnante gula, de la desenfrenada avaricia, hermana de la híbrida y viscosa envidia, de la ignorante soberbia y violenta ira.

III. Acuérdate de santificar las fiestas: dedícame este día, elevando a Mí tu oración desde las místicas penumbras del santuario. Da reposo a tu cuerpo y haz descansar a todos los que de ti dependen; a cuantos te ayudan durante los seis días a labrar la tierra próvida, tan generosa para tus necesidades.

IV. Honra a tu padre y tu madre: haz con ellos lo que contigo hicieron hasta que fuiste hombre. Apártales de la rudeza de la lucha; condúcelos por el camino de luz que, al través de las lobregueces de la vida, lleva a la mansión de la felicidad.

V. No matarás: acata la Ley de amor que trajo a la tierra el divino Jesús. Ama a los buenos y a los malos, a los amigos y a los enemigos, pues Él por los unos y por los otros derramó sobre la tierra su sangre redentora, para apagar el fuego de la discordia y hacer que de las propias raíces de la cruz brotase el olivo, símbolo de la paz.

VI. No fornicarás: bajo el rosado árbol del amor cae la lujuria vencida, al pie del altar del himeneo, donde arde el fuego sagrado, que, convirtiendo su humo leve en velo de oro, cubre púdicamente a la compañera que elegiste para la vida. [541]

VII. No hurtarás: no abandones el trabajo, ley suprema y suprema nobleza del hombre. La luz que de él emana, alumbra la via que conduce a la fortuna, la recta vía del deber, la cual, libre de tropiezos, ha de llevarte al fin.

VIII. No levantes falso testimonio: ilumina siempre que puedas la mente de aquellos que con fallo erróneo pueden condenar la inocencia; sé el profesor desinteresado de todo derecho, el paladín resuelto de toda justicia.

IX. No desearás la mujer de tu prójimo: desecha ese embriagador pensamiento que contaminará tu conciencia y aparta de tu camino las flores del pecado que, acariciándote con su perfume sutil y enervante, pueden entorpecer tu marcha por la recta vía del deber.

X. No codiciarás los bienes ajenos. Si deseas vivir tranquilo, bendice, ni envidioso ni envidiado, el pan cotidiano que te da la madre tierra en pago de tu fatiga y descansarás satisfecho de ti mismo.

Epílogo
LA MUERTE

La muerte no existe. Las más lozanas flores crecen al lado de las tumbas. Cada cuerpo que se disgrega es una fuente de energía y de vida nueva; y allí donde los ojos humanos ya nada ven; allí donde la ciencia impotente abre su signo de interrogación; allí donde la duda exclama «¡quién sabe!», la Fe contempla a la celeste mariposa del alma, que inicia su vuelo inmortal.

La interpretación del tema pictórico motivó numerosos artículos y una reñida controversia entre los presbíteros Sres. Fraile y Serrano, sosteniendo la heterodoxia de los cuadros, y el Sr. Roldán, fiscal del arzobispado. El Sr. Fernández Pintado pronunció un discurso durante la sesión celebrada en honor de Villegas, el cual, al dar gracias, declaró que los sevillanos «habían sabido descifrar el simbolismo de sus cuadros, interpretándolos en el verdadero sentido que tienen, pues cada tono, cada figura, cada detalle o signo, que para el vulgo pasa inadvertido, simboliza una idea teosófica».

Los niños asistentes a las escuelas públicas, guiados por sus maestros, desfilaron ante la magnífica creación del inmortal artista hispalense. [542]

Málaga no conoció oficialmente la teosofía hasta el 8 de Mayo de 1925, en que se instituyó el grupo Matreya, por D. José Palma. En fin, Almería hasta el 28 de Marzo de 1926, en que se estableció el grupo Morya, por D. Miguel Gabín, no tuvo noticia de la nueva doctrina, para cuya difusión la dotaba de favorables condiciones su posición oriental y la tradición de sus frecuentes comunicaciones con África durante la Edad Media, dándose el caso curiosísimo de que su folk lore conserve tradiciones y costumbres orientales, tales cual la de pesar con oro los enfermos y otras varias, recogidas algunas por D. Federico de Castro.

Ya en el siglo actual, el movimiento ideológico teosófico ha logrado evidentes progresos y constituido buen golpe de sociedades y núcleos propagandistas, y así como el espiritismo compensa el descreimiento en las masas populares, la teosofía sirve de contrapeso en la mesocracia intelectual al acaso excesivo espíritu analítico de las ciencias positivas.

No puede estimarse la teosofía, al modo de ciertos tratadistas, un espiritismo refinado y científico. Ambos sistemas difieren esencialmente en la concepción ontológica. El espiritismo, de fondo cristiano, piensa, como todo sistema dualista, en un Dios personal, espiritual, intrínsecamente distinto de la creación, y sostiene la permanencia del elemento individual, punto en que coincide con Krause; no así la teosofía, de complexión panteística, que va despojando a los seres de su corteza individual, arrastrándolos por grados al eterno foco, de suerte que, cuando los seres llegaran a reingresar en su luz, dejarían de ser, y al no ser nada, lo serían todo. [543]


filosofia.org Proyecto Filosofía en español
filosofia.org
Historia de la filosofía en España
Madrid, páginas 534-542