Filosofía en español 
Filosofía en español


A los Delegados de Trabajo

(Madrid, 8 de abril de 1943.)

Circular número 1


Como premisa fundamental de cuantas orientaciones se ordenan seguir a continuación, es preciso advertir que entendemos las Delegaciones Provinciales de Trabajo como Organismos del Estado Nacional-Sindicalista, con todo lo que ello significa.

El Delegado de Trabajo, más allá de su misión de funcionario, informando cada actividad de esa misión, constituye un elemento activo del Movimiento Nacional-Sindicalista, obediente al sentido y al espíritu que en esta etapa preside el Ministerio. Como falangistas, estamos empeñados en la tarea de conquistar el Estado, es decir, de lograr que cada célula estatal lleve a cabo, en todos los órdenes, realidades nacional-sindicalistas.

Sirviendo, en primer lugar, las leyes nuevas con entusiasmo, y constituyendo eslabón de una organización jerárquica en la que, más allá de la disciplina normal estatuida en las leyes, haya un encuadramiento falangista. Las Delegaciones de Trabajo formarán unidades de lucha a la orden de las consignas del Movimiento, y deben aprovechar su emplazamiento en el campo de lo social para ayudar material y espiritualmente a la transformación necesaria. De transformación, provisional, es la etapa que vivimos, y hay que forzar los resortes de un Estado viejo para hacerles servir las necesidades de las horas nuevas. Este tipo de unidad ha de asentar su eficacia en dos bases: la camaradería, comunicación intensa y abierta entre el Ministro y los Delegados, y una disciplina de la que las sanciones del Estatuto de funcionarios, excepcionalmente utilizado, son la mejor garantía.

A continuación se siguen las primeras consignas:

Relación con los Organismos del Movimiento.

Los Organismos del Movimiento deben ser siempre quienes definan el espíritu de que hemos de informar nuestro servicio. En todo aquello que no se oponga a las órdenes concretas recibidas de los Departamentos centrales, se procurará seguir su criterio y adoptar su estilo.

Los Organismos sindicales del Movimiento cumplen, aparte de su específico servicio económico, una misión política en que se colaborará con intensidad, apoyando sus iniciativas desde nuestro sector y respaldando con la fuerza oficial de las Delegaciones de Trabajo cuantas decisiones la sirvan.

Toda desavenencia o disparidad de opinión entre las Delegaciones de Trabajo y Sindicales constituye axiomáticamente una imperfecta recepción, por una u otra parte, del sentido único falangista que informa arriba las resoluciones y los criterios. Para su corrección, de cuantos rozamientos surjan, se hará mensualmente un informe breve, pero razonado, dirigido al Subsecretario y al Director General de Trabajo. Cuando se trate de diferencias de criterio trascendentales, antes de la resolución, si la urgencia del caso lo permite, se consultará al Subsecretario, conducto reglamentario, dando cuenta al Director de Trabajo, exponiendo los motivos que inducen a adoptarla, y en todo caso, inmediatamente después, se dará conocimiento.

No implica el cumplimiento de estas consignas la menor merma en la autonomía y en la independencia necesarias para el desempeño del servicio. Constituye exclusivamente subordinación a un espíritu y a un sentido que informa el propio Ministerio, y que son comunes a las Delegaciones sindicales de la Falange.

Proselitismo.

El perfil de arbitraje que la función de los Delegados de Trabajo presenta en muchas de sus facetas, hace necesaria la más absoluta imparcialidad en la aplicación de la ley.

Y si es empresa primordial la incorporación de las masas trabajadoras a nuestra fe, a todos se alcanza que no puede ser la injusticia ni el trato de favor el vehículo de esa incorporación.

Las Delegaciones de Trabajo son entendidas como representaciones del Estado, como obedientes a sus directrices sociales, y es precisamente con el extremismo en la imparcialidad como se ha de llevar a todos a la convicción de que sólo el interés general determina nuestras decisiones.

Las luchas sociales han sido en el mundo del trabajo las que definieron el encuadramiento político de los hombres, y por este mal principio, formar en unas determinadas filas o pertenecer a una determinada clase social constituye para la gran mayoría de los trabajadores una presunción de antagonismo en lo social.

La vida de relación, por imperativos de analogías de educación y de esferas sociales, establece una aproximación más acentuada del Delegado de Trabajo con los elementos patronales que, si puede no afectar en absoluto a la imparcialidad de su gestión, constituye una apariencia perjudicial que es necesario compensar. Por ello es preciso buscar un acercamiento personal al trabajador obrero e imponerse una igualdad de trato por encima de las personales preferencias. Consignas esenciales son éstas: establecer contacto en las inspecciones de empresas no sólo con los jefes, sino con los trabajadores, especialmente con los que constituyen los Consejos de productores o Juntas de Jurados Sindicales. Inquirir sus necesidades o sus problemas urgentes y llevar un control del ambiente que las nuevas Instituciones o medidas van creando entre ellos. Y cuando se juzgue oportuno, exponerles el alcance de las disposiciones, sin desaprovechar ninguna ocasión de hacerles ver nuestras metas sociales revolucionarias, sirviendo siempre la consigna de unidad entre los hombres y entre las clases.

Periódicamente se enviarán cuestionarios inquiriendo ambientes, posibilidades reales de nuevos avances, &c., que deben ser evacuados con presteza y exactitud.

El problema económico-social es el verdadero caballo de batalla de las diferencias y de los rencores entre los españoles, cuya desaparición es uno de los mayores servicios que pueden prestarse a la Patria. La labor tenaz de proselitismo a nuestras concepciones de los trabajadores empresarios y obreros, llevada a cabo desde tan ventajosas posiciones como son las Delegaciones de Trabajo, emplazadas en el verdadero centro de la disensión, puede ser de una eficacia decisiva, y la entendemos como una necesidad urgente.

Iniciativas.

En una tarea tan personal como la apuntada, en que las normas no pueden alcanzar una concreción grande, la eficacia está condicionada al interés que cada individualidad despliegue. Por otra parte, la diversidad de circunstancias, de situaciones y de matices, haría peligrosa la consigna demasiado concreta sin un previo estudio de cada zona y de cada ambiente. Por ello es de extraordinaria importancia la exposición de iniciativas, de dificultades y de posibles soluciones que en cada núcleo productor se atisben. Se enviarán toda clase de estudios o de apreciaciones en este orden directamente al Subsecretario, dando cuenta al mismo tiempo al Director General de Trabajo. Inspectores especiales han de controlar el desempeño de estos nuevos servicios, y de sus informes, y de las carpetas en que se ha de reflejar la labor de cada provincia, haremos depender para nosotros en mucho la eficacia y la calidad de cada hombre.

Esta primera circular debe terminar con una afirmación resuelta: en esta empresa es absolutamente necesaria una colaboración íntima, una comprensión afectiva y abierta entre todos nosotros, por encima de todo el frío artificio de los formulismos oficiales. Por mi parte, la ofrezco lealmente como camarada, y por vuestra parte la exijo y la espero.

¡Viva Franco! ¡Arriba España!

 
(Madrid, 8 de abril de 1943.)