Filosofía en español 
Filosofía en español

Remigio Asensio

Compendio de la Historia de la Filosofía

1770

El nombre de Filosofo, aunque por su naturaleza sencillo, y modesto, pareció tan glorioso a los primeros Sabios de la Grecia, que lo prefirieron a los nombres más brillantes: el amor de la sabiduría, y el estudio de la virtud, de que hacían profesión, les conciliaba tanta autoridad sobre las gentes, que sus máximas se recibían del Público con la mayor veneración: las personas de más distinguido carácter solicitaban sus consejos: [8] las Ciudades se gobernaban por sus dictámenes, y hasta los Reyes se gloriaban de ser sus discípulos. La Filosofía elevó a Pitágoras a aquella integridad de costumbres, que fue la admiración de sus tiempos: por ella Demócrito se elevó tanto a la contemplación de las cosas naturales, que se privó de la vista para lograr con más tranquilidad de los placeres del alma: la misma dio firmeza a Sócrates para recibir una muerte injusta sin demonstraciones de debilidad: en fin, se puede decir que la Filosofía fue el principio de la virtud más pura del Paganismo.

Los primeros Filósofos del Mundo fueron los primeros hombres. Ellos discurrieron, meditaron, examinaron, y descubrieron varios secretos de la naturaleza, y del hombre, [9] en que consiste la verdadera Filosofía. Sin embargo, no se hizo profesión de esta Ciencia hasta el tiempo de los Egipcios. Estos fueron los primeros que discurrieron, y trabajaron científicamente sobre los apreciables conocimientos de la naturaleza, y del hombre. No se contentaron con esto. Supieron dar un aire tan misterioso a su Filosofía, que la hicieron pasar por una gran parte de su Religión; pero como la tradición era el único modo de aprenderla, y como al mismo tiempo se negaban estos Sabios a la comunicación de los Pueblos extranjeros, son muy equívocas las noticias que se tienen de su doctrina. A la verdad, todo lo que se dice de la Filosofía, que precedió a la de los Griegos, tiene tan poco fundamento, y todos los discursos [10] que se encuentran en los fragmentos de Erpimo, y otros Autores, de que habla Diógenes Laercio, son tan fabulosos, que no se puede tomar partido en materia tan obscura: solo diré, que el método, y principios de esta Filosofía de los Egipcios se distinguen muy poco de los de Pitágoras, según nos da a entender Plutarco en muchos lugares de sus Obras.

Los Griegos, que se ardían en deseos de examinar la verdad, se dieron tanto a la observación de la naturaleza, que desde Tales hasta Platón se descubrieron más verdades físicas que en todos los siglos posteriores. Por medio de un estudio largo, y constante se observó el movimiento del Cielo, y las revoluciones de los Astros más considerables: se formaron las ideas [11] primeras del sistema del Cielo: se descubrió la oblicuidad del Zodiaco; y en fin, se corrió el velo, debajo del que tenía reservados la Providencia tantos secretos, para dar a los hombres una materia de perpetua meditación, y estudio. Los que trabajaron, y se distinguieron más en el examen de estas verdades, fueron Tales, Anaximandro, Anaxágoras, Empédocles, y Arquelao; y aunque, según Plutarco, cayeron estos grandes hombres en varios errores, y muchas de sus opiniones estaban llenas de contradicciones, no dejaron de tener el mérito de haber dado los primeros pasos en materia tan obscura, y de haber descubierto a sus sucesores un camino hasta entonces ignorado.

Tales Milesio, y Pitágoras [12] fueron, propiamente hablando, los primeros fundadores de la Filosofía antigua: el primero en Grecia, y el segundo en Italia. En la Escuela de Pitágoras se enseñaba con más método, y fundamento que en la de Tales. Las cosas sensibles, y materiales las explicaba por Geometría, y las intelectuales por medio de la Música, y proporciones de los números. Este modo particular de usar de los números, tan fácil, y familiar a Pitágoras, es un secreto que hasta ahora no se ha podido descubrir bastantemente. Su Moral no es metódica; pero contiene buenas máximas. Su Física se distingue poco de la de los Platónicos. Admite dos causas universales: una para lo bueno, y otra para lo malo, que es la falsa doctrina de los Maniqueos. Sin embargo, tuvo Pitágoras un [13] genio tan singular para la Filosofía, que los demás Filósofos han tenido a mucho honor el poder imitarle. Sócrates, y Platón apenas tienen cosa digna que no sea de Pitágoras; y si se observa con cuidado, apenas se hallará sistema, que no tenga alguna cosa del ingenio de este Filósofo. Tales se dedicó principalmente al conocimiento de los Astros, sin que por esto dejase de cultivar la Física. Afirmaba que el principio de todas las cosas era el agua.

Sócrates fue el primero que redujo a método todas las ideas confusas de sus predecesores, y al mismo tiempo sus propias observaciones. Tenía un genio tan fecundo, que los varios respectos con que concebía las cosas le hacían irresoluble. Sus discursos mas se dirigían a [14] contrastar la verdad que a examinarla. Sin embargo, no se le puede quitar el mérito de haber hablado de la Deidad, de los vicios, y virtudes con el mayor juicio: de haber dado a la Filosofía la forma que después tuvo; y finalmente, de haber delineado el plan de la Dialéctica, y Moral, produciendo al mismo tiempo algunos principios de Física. Los Antiguos nos aseguran que nada dejó escrito; y que si tenemos alguna cosa de este Filósofo, la debemos a sus discípulos Jenofonte, y Esquines. Sus principales discípulos fueron fundadores de nuevas sectas. Aristipo de la Cirenaica, Fedo de la Eliaca, Euclides de la Megárica, Platón de la Académica, y Antístenes de la Cínica. En la secta Cirenaica se enseñaba la Filosofía más detestable que se puede pensar: [15] negaba, que los sentidos exteriores nos pudieran informar de las cosas, y solo daba esta facultad a los sentidos interiores del placer, y dolor. El principal fundamento de su Ética se reducía a poner la felicidad del hombre en el placer. De la seda Eliaca hay muy pocas noticias, y solo se sabe, que su principal doctrina se reducía a establecer, que no había otra cosa buena que la virtud. Los profesores de la secta Megárica se dedicaron principalmente a la Lógica: en las demás partes de la Filosofía no se sabe lo que establecieron. La seda Cínica no cultivaba otra parte de la Filosofía que la Moral. Defendía que la felicidad del hombre consistía en la independencia, o, según se explicaba, en la libertad. Tuvo entre otros célebres profesores a Diógenes Sinopense. [16]

Platón Ateniense, y Autor de la secta Académica, fue el Filósofo más florido de la antigüedad. Tenía ingenio, imaginación, y elegancia; pero poca solidez, y mal método. Usó del Diálogo para hablar con más libertad, y desembarazo: siguió a Heráclito en las cosas que están sujetas a los sentidos, y en la Moral a Sócrates: afirmó entre otros absurdos, que las almas existían desde la eternidad, y que purificadas con el tránsito de unos cuerpos a otros, iban a parar a Dios: defendía también, que nada se podía saber con certidumbre, porque no lo permitía la naturaleza de las cosas. Sin embargo, no dejó de enseñarnos, que la verdadera Filosofía mas consiste en la constancia, en la justicia, y en el cumplimiento de nuestras obligaciones, que en la basta [17] instrucción, y conocimiento de la naturaleza. Después de su muerte alteraron tanto sus discípulos su doctrina con la división de Academias, que apenas quedaron vestigios de su Filosofía.

Aristóteles Estagirita, Discípulo de Platón, y Maestro de Alejandro, tuvo un talento tan profundo, que pocos han llegado a conocerlo. Por un fondo de luces sin igual se elevó sobre los demás. El fue el primero que redujo a un cuerpo las diversas partes de la Filosofía, para hacer un sistema cumplido; y aunque es verdad que habla con bastante obscuridad en algunos pasajes de sus Obras, todavía se ignora si esto fue por disimular sus dudas, o por conciliarse veneración. Yo me persuado que esta obscuridad no nace tanto de su talento, como de las mismas [18] materias que trata, y de lo mucho que las profundiza; porque a la verdad no es fácil disipar las nubes mas obscuras de la naturaleza, penetrar abismos, no seguir la verdad sino por rumbos ignorados, y hacerse al mismo tiempo inteligible a todos. No contribuyó poco a obscurecer las Obras de este Filósofo la emulación que hubo entre los Reyes de Pérgamo, y Alejandría sobre juntar grandes Bibliotecas; porque movidas algunas gentes del precio a que se pagaban las Obras de Autores famosos, fingieron varios escritos de este Sabio. Solo de Analíticos parecieron cuarenta volúmenes, siendo así que no había escrito más que cuatro libros. También ayudó a esta confusión el pensamiento de haber querido renovar varios pasajes de sus Obras, que con el motivo [19] de haber estado sepultadas en un subterráneo más de ciento y treinta años, los había consumido el tiempo. La doctrina, y sistema de este Filósofo anda en manos de todos; por lo que no me detendré en hablar de ella: solo diré que su Lógica es juiciosa, aunque tiene algunas cosas superfluas: su Ética mediana: su Física ridícula: su Política, Poética, y Retórica dignas de la mayor alabanza.

Zenón Citiense fue Autor de la secta Estoica: ponía la felicidad del hombre en la virtud; y afirmaba que no había otra cosa buena en el mundo que lo honesto, ni otra cosa mala que el vicio.

Zenón Eleates, Demócrito Abderita, y Heráclito Efesio fueron profesores de la secta Eleática. Todos estos Filósofos siguieron el [20] sistema  corpuscular, que después extendió, y perfeccionó Epicuro. Instituyó este Filósofo su Escuela en un Huerto, que compró para este fin: se valió de los cuerpos, y del vacío (que defendía con el mayor empeño) para formar su sistema físico: lo restante de su Filosofía se reducía a establecer la felicidad del hombre en el placer, y éste en la indolencia, y tranquilidad; y con la práctica de esta doctrina vivió con frugalidad, y con una aparente serenidad de ánimo.

Hubo también entre los antiguos dos sectas dignas de hacerse mención de ellas: la una llamada de los Eclécticos; la otra de los Escépticos. Los Eclécticos eran unos Filósofos que no se sujetaban a ninguna secta, sino que, eligiendo de todas lo que les parecía mejor, [21] formaban su sistema. Los Escépticos (que también se llamaron Pirrónicos de su Jefe Pirrón) eran unos Filósofos, que de todo dudaban, defendiendo que nada se sabía con certidumbre. No se puede dar cosa mas ridícula que esta doctrina; por lo que fueron estos Filósofos la risa, y burla del Público.

La multitud de sectas que se levantaron después (que según Varrón llegaron a doscientas y ochenta) obscureció tanto la nobleza de aquella primitiva Filosofía, que apenas se hallaban vestigios de la pureza de su origen. La Escuela de Zenón estaba corrompida con falsas virtudes: la de Epicuro con vicios abominables; y la de Platón con las extravagancias de los Estoicos. No hubo vicio de cuantos es capaz el hombre a que no se abandonasen estos [22] Filósofos. Llegaron a ser injustos, celosos, inconstantes, temerarios, y apasionados. No contribuyeron poco a este desorden los diversos intereses de cada una de las sectas, que estaban mutuamente empeñadas en destruirse.

Sin embargo de tan fatal decadencia no dejaba de haber en Grecia algunos ingenios bastantemente aplicados a el estudio de la naturaleza; pero llamados de los Reyes de Alejandría, desampararon la Grecia. Reinó poco tiempo en Alejandría el estudio de la Filosofía, porque disgustado, o del capricho, o de la ocupación de los Filósofos uno de los Ptolomeos, los desterró de sus Dominios; y con este motivo acudió la mayor parte de ellos a Atenas, en donde se encendió segunda vez aquel amor antiguo al [23] estudio de la Filosofía.

A las voces de la fama de estos Sabios concurrió a Atenas la Juventud mas florida de Roma, y esta inspiró a los demás Romanos el amor a la Filosofía. Terencio Varrón fue un gran Filósofo. Virgilio se inclinó bastante al estudio de la naturaleza; pero ninguno manifestó tanto amor a la Filosofía como Cicerón. Escribió muchos Tratados de esta Ciencia: explicó la doctrina de Platón: escribió a Bruto la Moral de los Estoicos, y de los Epicúreos, y a Trebacio el Libro de los Tópicos, que es una especie de Dialéctica: en fin compuso un Discurso, del que hace mención San Agustín, en que persuade a Hortensio el amor a la Filosofía. Continuó entre los Romanos, aunque con alguna decadencia, el estudio, e inclinación a la [24] Filosofía, hasta que Nerón, y algunos otros Emperadores desterraron a los Filósofos de Roma, como perjudiciales al Estado; y en esta desgraciada constitución estuvieron los Romanos, hasta que Adriano, y sus sucesores, reprobando la providencia, procuraron resucitar el amor antiguo a tan digna Ciencia.

En este tiempo ya se hallaba bastantemente extendida por la doctrina, y vida ejemplar de los Cristianos aquella divina Filosofía que descendió del Cielo por el nacimiento de Cristo, y aquella purísima Moral del Evangelio, que tanto debilitaba el concepto de la Filosofía Pagana; y aunque los Filósofos Gentiles, movidos de su orgullo, y vanidad procuraron infamar tan santa doctrina, pudieron embarazar sus malignas ideas algunos Sabios, y [24] celosos Cristianos, como San Justino, San Clemente Alejandrino, Tertuliano, y Eusebio. Sin embargo, los Paganos recurrieron a la Magia para llevar adelante sus pensamientos, oponiendo sus falsos milagros a los verdaderos de Cristo; y con este motivo se introdujo esta abominable Filosofía, ayudándola no poco el estudio que de ella hizo el Emperador Juliano.

En este estado se hallaba la Filosofía, cuando apoderados de Italia los Hunos, Vándalos, y Godos, extinguieron del todo el gusto, e inclinación a esta Facultad, así como a las demás Ciencias. Esta desgraciada constitución duró hasta que extendiendo sus conquistas los Árabes, supieron introducir en España (después se extendió a toda Europa) aquella sutil, y metafísica Filosofía [26] de que tanto gustaban, porque tenía conformidad con su genio. Seguían muy literalmente el texto de Aristóteles, y discurrían de un modo muy sutil, y consiguientemente distante de la solidez de los Griegos, y Latinos. Avicena, y Averroes fueron los más famosos Filósofos de los Árabes. Sin embargo cayeron en notables errores. Luis Vives, hablando de la Metafísica de Avicena, y de la Filosofía de Averroes, dice que tienen un aire de los delirios del Alcorán. Santo Tomás asienta en sus Opúsculos, que Averroes no se valió de la doctrina de Aristóteles, sino para corromperla. Sin embargo, no se puede negar, que los Árabes por la condición de su genio, y por la buena ocasión que les ofreció la prosperidad de sus armas, se aplicaron [27] tanto al estudio de la Matemática, y Filosofía, que merecieron el nombre de Sabios.

La última secta de la Filosofía, que tuvo grande aceptación en el Mundo, fue la de los Escolásticos, los que revestidos de la sutileza de los Árabes, siguieron la doctrina de Aristóteles. Esta secta se puede decir que tuvo tres diferentes estados: el de Escolástica antigua, el de media, y moderna. La Escolástica antigua tuvo principio en tiempo de San Anselmo, Arzobispo de Cantorbery, o por mejor decir, en tiempo de Pedro Lombardo. Duró casi doscientos años, y espiró en tiempo de Alberto Magno.

La Escolástica media empezó en tiempo de Alberto Magno, Obispo de Ratisbona, y continuó hasta el tiempo de Durando; y en este espacio, [28] que fue como de cien años, se elevó la doctrina de Aristóteles al más alto grado de reputación por el crédito que le dieron Santo Tomás, y Juan Duns, llamado Escoto. Estos dos fueron los genios más propios para la Filosofía que se conocieron en los últimos siglos. Ninguno hasta ahora ha discurrido con más juicio, ni exactitud que Santo Tomás: la solidez fue su principal carácter, así como el de Escoto fue la sutileza. Se distinguieron tanto estos dos Filósofos, que fueron Jefes de dos célebres Escuelas.

La Escolástica moderna tuvo principio en el tiempo de Durando, el que agitado de su vanidad, se atrevió a oponerse a Santo Tomás, aunque con desgraciado suceso; y duró hasta que, empezando a sutilizar los ingenios, llevaron hasta el [29] último grado las precisiones, formalidades, y conceptos metafísicos. Los ingenios agotaban su fondo en cuestiones, y se encendían en disputas sobre unas simples abstracciones, y formalidades. En fin, no era la verdad el objeto de las disputas, sino los particulares intereses de cada partido.

Ya llegó el caso de no reinar mas que en Europa el amor a las Ciencias, y especialmente a la Filosofía, a cuyo estudio se aplicaban las Naciones Europeas, según la diversidad de inclinaciones, y genios. Los Españoles, que por su naturaleza son inclinados a reflexiones, y sutilezas, se dieron a las precisiones metafísicas, y a la Dialéctica. Los Italianos tomaron un rumbo más acomodado, y suave: se revistieron de las ideas de Platón, movidos de las [30] razones del Cardenal Besarion. Los Franceses, tal vez agitados del espíritu de novedad, procuraron copiar cuanto encontraron digno en las demás Naciones, y trasladarlo a su país con el deseo de enriquecer la patria. Los Ingleses por aquella profundidad de talento característica de su Nación siguieron los métodos más difíciles, y abstrusos, y se dedicaron con tesón a observar la naturaleza. Todas las demás Naciones Septentrionales se entregaron a la Alquimia, o alguna otra Filosofía mecánica, y laboriosa.

Esta constante aplicación de las Naciones Europeas ha facilitado la producción de algunos Obras Filosóficas, que nos han dado a entender, que no son inferiores los talentos, y tesón de sus Autores a los de los antiguos Griegos, y Romanos. [31] Galileo Italiano, Boyle, y Newton Ingleses, Descartes Francés, son entre los Filósofos modernos los que más se han distinguido. Galileo manifiesta un genio más feliz que los demás, y en mi juicio se puede llamar Autor de la Filosofía moderna. Boyle es exacto en sus observaciones. Ninguno hasta ahora ha enriquecido la Filosofía de tantas experiencias como él. Discurre bien sobre sus experimentos; pero por fundarse muchas veces sobre principios inciertos, no siempre son seguros sus discursos. Descartes tiene un entendimiento fecundo, y una profunda meditación. Su método es exacto según sus principios; y su sistema, aunque compuesto de antiguo, y moderno, no deja de estar bien ordenado. Verdad es que enseña mucho a dudar, y esto es peligroso [32] para genios cavilosos. Newton ha sabido hacernos patente con un nuevo, y profundo sistema cuánto pueden contribuir las Matemáticas aplicadas a diversas partes de la naturaleza para hacer nuevos descubrimientos en tan obscura región; y aunque es verdad que muchas veces no se dejan comprehender bien sus demonstraciones, sin embargo, los más hábiles en esta facultad las tienen por incontestables. De los demás Filósofos modernos se puede decir, que Bacon se ha distinguido en la sutileza, Gasendo en el juicio, Hobbes en la profundidad, y Vanhelmont en la naturalidad.

[ Remigio Asensio, Elementos de Lógica, y de Éthica, precedidos de un Compendio de la Historia de la Filosofía: escritos por Don Remigio Asensio, Presbytero, para instrucción de la Juventud, Por D. Joachin Ibarra, Impresor de Cámara de S. M., Madrid MDCCLXX, páginas 7-32. ]