Emeterio Valverde Téllez (1864-1948) · Crítica filosófica o Estudio bibliográfico y crítico de las obras de Filosofía escritas, traducidas o publicadas en México desde el siglo XVI hasta nuestros días (1904)
Capítulo XXXI
Cuestión sobre el método
LGO es algo, y de ello nos felicitamos y felicitamos a la sociedad: de entre la carga cerrada del positivismo que cuenta con el decidido apoyo del gobierno, y del mismo campo contrario, se levanta una voz autorizada, sincera y enérgica que llama al orden a los educadores oficiales: autorizada, porque habla en nombre de la ciencia y de la moral; sincera y enérgica, porque se abre paso entre el ominoso servilismo que nos rodea y que tala en flor todo noble sentimiento. Es el caso que ha visto la luz pública un libro de polémica, cuya portada es: La nueva faz de evolución del método. | Su trascendental influencia en la educación nacional. | Juicio Crítico del Discurso pronunciado por el Sr. Lic. D. Justo Sierra, Subsecretario de Instrucción Pública, ante el Consejo Superior De Instrucción, | y Contestación que a los Sres. Dr. Manuel Flores y Profesor Enrique C. Rébsamen, | da Manuel R. Gutiérrez, Director de la Escuela Normal Primaria, de Veracruz. | México Imp. F. P. Hoeck y Cía., Primera Calle de San Francisco Núm. 12. | 1902.
El autor dedica su obra Al Gran Presidente, es decir, al Señor General Díaz.
El Sr. Gutiérrez fue en un tiempo spenceriano; pero con mejor acuerdo, con más graves estudios, y principalmente, al sentir sobre su conciencia la terrible responsabilidad de [484] un establecimiento normal, ha modificado sus opiniones religiosas y filosóficas, y ha concedido la razón a la pedagogía católica: sapientis est mutare consilium.
Como todo educador científico y consciente, el Sr. Gutiérrez, da suma importancia al método; difiere, empero, de los otros metodologistas mexicanos, en cuanto a que opina que el método es uno y subjetivo; pues todas las ciencias siguen el mismo procedimiento de invención, y el arte de enseñar, no es sino el modo de hacer que el niño siga oportunamente el mismo camino que el sabio recorrió con anterioridad: el objeto es esencial a la ciencia, no cabe duda, pero para ello tiene que subjetivarse.
Las ideas del Sr. Gutiérrez emitidas en El Orden, periódico de Jalapa, y más que todo, los ataques al Sr. Sierra, dieron margen a los Sres. Enrique C. Rébsamen{321} y Manuel Flores, para que escribiesen sendos artículos en contra.
Prescindiendo de las personalidades, el asunto es de vital importancia: la escuela del gobierno, no es rigurosamente científica en todo, tampoco es neutral; por lo que llevamos visto, es por mil títulos deficiente, y es hostil en la práctica al catolicismo.
Otro de los fines del libro es refutar el discurso que D. Justo Sierra pronunciara en la solemne inauguración del Consejo Superior de Instrucción, y de paso refútase aquella ridícula carta dirigida a D. Miguel F. Martínez Director de la Instrucción Primaria, con motivo de una Fiesta escolar celebrada en el Teatro Arbeu el 2 de Diciembre de 1902.
En el Discurso, el Sr. Sierra llama a la revolución francesa nuestra madre. Por su parte el Sr. Gutiérrez demuestra la falsedad del pensamiento y el peligro que entraña. [485]
Promete el orador la creación de una Escuela Normal de Altos Estudios cuyo modelo será la Universidad Francesa. ¡Decir esto precisamente en los momentos en que los grandes estadistas de Francia aseveran paladinamente, que su Universidad es un vergonzoso fracaso!
El Sr. Sierra y sus adláteres confunden la escuela atea con la escuela laica: pretenden dizque fundar su grosero ateísmo en suponer falsamente que la idea de Dios ni es del dominio de la ciencia, ni es conforme con nuestra Constitución. Lo decimos con franqueza, en este punto el triunfo del Sr. Gutiérrez es completo. Con esta ocasión se suscitó una polémica entre los periódicos El País (católico) y El Imparcial (nada). Los artículos de El País de 12, 25, 26 y 29 de Agosto, 1º y 7 de Septiembre de 1903, son modelo en su género por la fuerza de la argumentación. Los de El Imparcial de 20, 27 y 31 de Agosto dan risa: ¿qué sentiría D. Justo Sierra al verse tan torpemente defendido?
En suma, la idea de Dios es absolutamente necesaria en las escuelas, y es conforme a la Filosofía y a la Constitución política mexicana.
Para terminar su libro el Sr. Gutiérrez añade un folleto cuyo autor se ignora: Sabios y maestros. – Estudio sobre educación, – a propósito del Credo pedagógico de los Sres. Enrique C. Rébsamen Director de la Enseñanza Normal en el Distrito Federal, – y Dr. Manuel Flores Director de la Escuela N. Preparatoria. – México, Tip. y Lit. «La Europea», de J. Aguilar Vera y Comp. (S. en C.) Calle de Santa Clara núm. 15. – 1902. Está escrito en sentido rigurosamente positivista, y es en favor de la unidad y subjetividad del método.
El País de 12 de Abril de 1904, dio la noticia de la sentida muerte del Sr. Lic. D. Manuel Gutiérrez, Director de la Escuela Normal de Jalapa, aunque no fija la fecha del fallecimiento. Agrega en su elogio: «Fue el Sr. Lic. [486] Gutiérrez, a la par que pedagogo eminente, católico muy fervoroso y, sin creer como los jacobinos, que la Religión está reñida con la ciencia, formó durante su larga, laboriosa y fructífera carrera en el profesorado, discípulos que honrarán su memoria.» Sus enemigos no le perdonaron ni respetaron su nombre, antes bien propalaron que había muerto loco. El País le vindicó en el número de 20 de Abril, publicando los certificados de los médicos.
Como voz de protesta contra el ateísmo laico conviene mencionar el opúsculo siguiente:
La Instrucción laica. | Discurso leído en la solemne distribución de premios a las niñas de la Escuela de la Legión de la Santa Cruz de San Benito Abad, por el Comendador de la misma, Sr. D. Miguel de Tabera y Azcárate.
Ignoramos la fecha en que se pronunció este discurso y tampoco podemos precisar el lugar de la impresión: el orador, en armonioso estilo y con argumentos concluyentes demuestra, que «la enseñanza laica es mala y absurda en sí misma, y perjudicialísima y disolvente en sus efectos.»
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{321} En los primeros días de Abril de 1904 falleció en Jalapa este pedagogo extranjero, primer director de la Escuela Normal de Jalapa; obtuvo varias comisiones sobre asuntos de su profesión y llegó a ser Director de la Enseñanza Normal del Distrito Federal. El Sr. Ing. D. Miguel F. Martínez, Director General de Instrucción Primaria asistió al sepelio, leyendo una ampulosa carta del Sr. Sierra y un discurso chabacano de extremo decadentismo, en que hace sacrílega comparación entre Rébsamen y Jesucristo (¡!).