φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

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§ 104. Filosofía de Jacobi

Entre los filósofos que, tomando por punto de partida y adoptando ciertas conclusiones de la doctrina kantiana, la modificaron, sin embargo, profundamente hasta transformarla en un nuevo sistema filosófico, merece especial atención Jacobi (Federico Enrique), pensador profundo y original, que nació en Dusseldorf en el año 1743, y que falleció en Múnich en Marzo de 1819.

Convencido este filósofo por el criticismo de Kant de que la razón humana es impotente para conocer y demostrar la existencia objetiva de las cosas, y con especialidad la de las esencias puramente inteligibles o suprasensibles, dedujo de aquí que, aparte y fuera del conocimiento científico, fuera del pensamiento reflejo, debe existir alguna fuerza o facultad de conocimiento, por medio de la cual entre en posesión de la verdad metafísica y moral. De aquí su teoría psicológico-metafísica, que puede condensarse en los siguientes términos. [498]

La historia de la Filosofía y la experiencia demuestran que la razón humana, si se coloca en el terreno dogmático, viene a parar necesariamente en el panteísmo y fatalismo de Spinoza, al paso que si se coloca en el terreno crítico, su resultado es el escepticismo, es la negación del conocimiento objetivo y real del mundo, de Dios y del hombre. Y, sin embargo, la creencia en la realidad del mundo, de Dios y del hombre , existe en este como propiedad inalienable de su naturaleza, revélase en el hombre individual y colectivo como necesidad indeclinable. Luego es preciso que exista en el hombre una fuerza de conocimiento relacionada de una manera íntima y necesaria con semejante creencia, una facultad de conocer que entrañe la percepción inmediata de la verdad suprasensible, y una intuición directa de Dios y de las esencias inteligibles, a la manera que los sentidos entrañan la percepción inmediata de los objetos sensibles. En resumen: por medio de los sentidos, el hombre percibe el mundo material y los objetos sensibles; por medio de la fe, o sea por medio de la razón, como facultad de conocimiento distinta y superior al entendimiento puro y a la razón discursiva y refleja del criticismo kantiano, el hombre percibe y conoce con certeza los objetos del mundo inteligible, Dios, la libertad, la inmortalidad del alma, con otros análogos. Los sentidos externos nos dan el conocimiento de las cosas sensibles; la razón, como facultad de/e (no de fe positiva y externa, sino de fe interna y espontánea), o mejor como facultad de lo absoluto e incondicionado, nos da el conocimiento de Dios y de las esencias inteligibles; el pensamiento reflejo, lo que la Filosofía crítica llama entendimiento [499] puro, y razón, no hace más que coordinarlas representaciones y conceptos o nociones subjetivas.

Nuestra alma, el espíritu que determina y constituye la esencia del hombre, es un espíritu que viene directa e inmediatamente de Dios. Y el hombre, al percibir la presencia íntima de este espíritu en la conciencia y por la conciencia, percibe simultáneamente la existencia y presencia de Dios, autor y dador de nuestro espíritu, pudiendo decirse con verdad que la Divinidad está presente al hombre por el corazón, así como la naturaleza o el mundo sensible está presente al hombre por medio de los sentidos. El corazón es, pues, como el centro de la esfera cognoscitiva; es el foco de la luz con que vemos la verdad, principalmente en los objetos suprasensibles y del orden divino; y esto es tanta verdad, que esta luz, que es brillante y pura en el corazón, se obscurece y anubla cuando de éste pasa al entendimiento puro.

¿Qué debemos inferir de todo lo dicho? Que la Filosofía de Jacobi se resuelve y entraña en el fondo una especie de ontologismo tradicionalista y fideista, que coloca la idea de Dios y las principales verdades del orden moral bajo la salvaguardia de una percepción directa, de una fe instintiva y natural de la razón, considerada como órgano superior del pensamiento. En otros términos: según Jacobi, existe un verdadero conflicto entre el sentimiento y la razón, como facultad de reflexión y de ciencia; el conocimiento de la existencia de Dios y de las verdades morales es debido al sentimiento y no a la razón.

Así, no es extraño, sino muy natural y lógico, que el filósofo de Dusseldorf dijera de sí mismo que era [500] pagano por la razón y cristiano por el sentimiento: einem Heiden mit dem Verstande, einem Christen mit dem Gemüth.

Este sistema religioso y sentimentalista de Jacobi tuvo sus adeptos y partidarios más o menos fieles, tanto entre los teólogos como entre los filósofos. Distinguiéronse entre estos Käppen, amigo y discípulo de Jacobi, el consejero Ancillon; pero principalmente Salat, para quien la revelación interior de las cosas divinas debe tomarse como base de la Filosofía, y Wagner, profesor de Würtzburgo, quien propende también a fundar y apoyar la Filosofía sobre la idea religiosa.

El representante más genuino del espíritu y tendencias de la doctrina de Jacobi en el terreno filosófico es acaso el holandés Hemsterhuis, que reconoce en el hombre dos especies de convicción, derivada la una del uso de la razón, y procedente la otra de un sentimiento interno inherente a la naturaleza humana, añadiendo que esta convicción de sentimiento es la base única en que se apoya la primera y el camino para llegar a la verdad racional y científica. En conformidad con estas ideas, Hemsterhuis solía decir que un solo suspiro del alma hacia lo futuro o lo perfecto, constituye una demostración más que geométrica de la existencia de Dios: est une démonstration plus que géométrique de la nature de la Divinité.